Usted está aquí: miércoles 2 de julio de 2008 Cultura Muestran fragmentos del inmenso autorretrato construido por Galán

■ Recorrido de La Jornada la víspera de la inauguración de su retrospectiva en San Ildefonso

Muestran fragmentos del inmenso autorretrato construido por Galán

■ Incluye más de 120 obras, entre óleos, collages, pasteles, cerámica y fotografías, así como videos personales

■ Algunas personas, antes de concluir la visita, “se quiebran llorando”, dice el curador

Mónica Mateos-Vega

Ampliar la imagen Una de las obras de Julio Galán, que se exhiben en el Antiguo Colegio de San Ildefonso Una de las obras de Julio Galán, que se exhiben en el Antiguo Colegio de San Ildefonso Foto: María Luisa Severiano

Un gran mariachi con lágrimas de plata, en cuya frente hay un cuarzo que, a manera de tercer ojo, observa la curiosidad de los espectadores, da la bienvenida a la exposición Julio Galán: pensando en ti, que este miércoles se inaugura en el Antiguo Colegio de San Ildefonso.

Se trata de la primera gran retrospectiva del artista coahuilense en la ciudad de México, la cual incluye más de 120 óleos, collages, pasteles, cerámicas, fotografía, así como objetos y videos personales que conmueven al público “hasta el llanto”, señaló el curador de la muestra, Guillermo Sepúlveda.

Durante el recorrido que ofreció ayer a la prensa, quien fue el primer galerista de Galán dijo que son los jóvenes quienes establecen un contacto inmediato y muy directo con la obra del pintor; “sin tener tantas interrogantes, comprenden su lenguaje. La obra tiene una carga emocional muy fuerte, hay personas que antes de concluir la visita se quiebran llorando”.

Las piezas son fragmentos del inmenso autorretrato que durante toda su vida trató de construir el artista, e incluyen cigüeñas negras, lienzos rotos, vistosos atavíos, momias acuchilladas, mensajes secretos, esferas de Navidad, motas de algodón, plumas, moños y, principalmente, su rostro, pálido, repetido innumerables veces, casi siempre como un muñeco expectante.

La impotencia de la creación

“¿Mi perfume favorito? El aire”, escribe el pintor Julio Galán. Sus palabras se muestran en un video donde se aprecia su forma de andar por la vida: con sombrero de copa o con penacho de indio americano. Para unos era el disfraz de cada día, para él su propia piel, “así soy, simplemente yo”, les respondía.

De la curiosidad, el público pasa a la sorpresa, a la admiración, a la ternura, a tratar de comprender el origen de ese torrente de creatividad, a veces triste, desgarradora: “Pintar para mí era una posibilidad de poder respirar. Me estaba muriendo”, prosiguen las palabras de Galán.

En un recorrido que se torna cada vez más íntimo, aparecen sus obsesiones, la belleza y la muerte entrelazadas, lo kitsch y lo clásico: mariposas fumando, sangre, sudor, semen, correas de cuero, estampitas de Superman, de las Chicas Superpoderosas o reproducciones de grabados de Goya, junto a Aurelia, la muñeca que, igual que él, cambiaba de vestuario cada 20 minutos.

“Me gusta maquillarme para provocar y provocarme. Con ello no me oculto de mí mismo; son todos los demás quienes se inquietan y se esconden de mí. Su inseguridad les impide entenderme, no quepo en su esquema”, afirmaba Galán.

En otro video se ve al artista haciendo ejercicio acompañado por un guardaespaldas que contrató para que “lo disciplinara”, porque, decía, ya estaba harto de ser “anormal”. Pero sólo duró dos o tres meses con ese ritmo de vida, “y volvió a su historia”, añade Sepúlveda.

Agrega que Julio Galán “era muy alegre, muy espontáneo, con una inteligencia brillantísima. Cuando se estaba con él se apagaba el mundo, él era como una droga. Desaparecía y todo se aplanaba, porque las relaciones que establecía nunca estaban basadas en argumentos lógicos, no había respuestas predecibles o acostumbradas. Galán nos enseñó a ver, a descubrir la vida”.

Cada vez que el artista terminaba de pintar un cuadro rompía en llanto al saber que ni aunque viviera cien años podría expresar todo lo que habitaba su alma. Era “la impotencia de la creación”, se apresura a explicar el curador, quien recuerda haber visto la misma actitud en Rufino Tamayo.

Maltrato de los críticos

Cuando Julio Galán murió, el 4 de agosto de 2008 a causa de un derrame cerebral mientras viajaba de Zacatecas a Monterrey, los diarios dijeron que había fallecido “tempranamente”, pero Guillermo Sepúlveda considera que no, que el pintor, con la intensidad con la que vivió, “estuvo entre nosotros como 300 años, y aún hay mucho por descubrir de él”.

El curador resalta que la muestra descubrirá al público que el pintor no tiene nada que ver con Frida Kahlo, contrario a quienes han querido emparentarlos, debido al dolor que ambos expresan en el lienzo: “Galán sorprendió al principio, pero después los críticos lo maltrataron mucho por su comportamiento y forma de vida, no vieron bien su obra, la calificaron como falta de técnica.

“En Monterrey, donde la exposición rompió récord de entrada, muchas personas acudieron como a pedirle perdón por haber hecho juicios tan ligeros. Ahora verán que se juzgó a Julio con muy pocos elementos. Es un buen momento para reconstruirlo y dimensionarlo de otra manera. Se verá que, si bien Galán amaba a Frida por la persona que ella fue, en su obra no se relaciona con ella por ningún ángulo. Por ejemplo, él explora la identidad de una manera más amplia.

“Estamos hartos de que el mundo nos vea sólo a través de Frida y de Diego Rivera; sin quitarle su importancia a ellos, hay otro México, hay realidad, otro futuro y esperanza”, concluyó.

La muestra Julio Galán: pensando en ti se inaugura hoy a las 20 horas en el Antiguo Colegio de San Ildefonso (Justo Sierra 16, Centro Histórico). Permanecerá abierta del 3 de julio al 26 de octubre.

 
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