Usted está aquí: sábado 28 de junio de 2008 Opinión Los de Abajo

Los de Abajo

Gloria Muñoz Ramírez
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■ Defensa del derecho laboral de migrantes

Donaldo Zitalapa es uno de tantos jornaleros mexicanos que se gana la vida en Estados Unidos. Un día de mayo estaba apostado frente a la casa comercial Home Depot, en Colma, San Francisco, en espera de que algún contratista le diera trabajo por hora. Hasta los trabajadores migrantes llegó el asiático Danny Ho y contrató a Donaldo para laborar en una casa del distrito de Sunset, donde le encargó varias tareas prometiéndole un pago de 10 dólares por hora.

Cuando terminó la jornada, Ho le indicó que lo contrataría también al día siguiente y le pidió que llevara a dos trabajadores más. Donaldo llegó puntual junto a su hermano Horacio y un amigo, quienes trabajaron casi una semana sin recibir pago, hasta que, al sexto día, Ho les dio 120 dólares que dividieron entre los tres.

La tríada de jornaleros regresó a seguir prestando sus servicios a Ho cuatro días más, hasta que se dieron cuenta de que el patrón no tenía ninguna intención de pagarles ni un dólar más y renunciaron. El abuso del que fueron víctimas estos tres mexicanos hubiera parado ahí, como el de tantos otros, si no fuera porque decidieron acudir al Centro Legal La Raza, con sede en La Misión, San Francisco, para pedir ayuda. Ahí examinaron su caso (gratuitamente) y los asesoraron. Los hermanos Zitalapa decidieron demandar al contratista.

La estrategia de La Raza consistió primero en presionar a Danny Ho, no sólo por los casos mencionados, sino porque se encontró a otras nueve personas explotadas por él. A su casa llegaron activistas y trabajadores de origen latino y asiático, con pancartas y gritos lo persiguieron por cuatro cuadras, exigiéndole 4 mil dólares por horas de trabajo no pagadas, tiempo extra y multas por no cubrir los salarios de los dos jornaleros y del resto de los trabajadores.

Mientras Ho corría por las calles de North Beach, los manifestantes le gritaban: “¡Páguele a los trabajadores!” “¡Respeto para los jornaleros!”. Finalmente lo alcanzaron y visiblemente enojado, los increpó: “No pueden estarme siguiendo a todos lados”. La respuesta de los defensores fue: “Si usted no viene a hablar con nosotros, vamos a estar aquí todos los días”. El resultado fue que Ho se comprometió a hablar con los demandantes y a negociar una salida. Si no cumple, el grupo prometió regresar a su domicilio.

Danny Ho tendrá que responder. La explotación es una práctica común contra los trabajadores migrantes de origen latino y asiático, y en la mayor parte de los casos se queda en la impunidad.

 
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