Usted está aquí: sábado 28 de junio de 2008 Cultura Se necesita recuperar a Moncayo en “el horizonte y la sala de conciertos”

■ Rindieron homenaje al compositor en su 50 aniversario luctuoso

Se necesita recuperar a Moncayo en “el horizonte y la sala de conciertos”

Merry MacMasters

José Pablo Moncayo (1912-1958) es mucho más que el autor del “tan oído Huapango”, coincidieron en señalar los participantes de la mesa redonda efectuada el pasado jueves, en el aula magna del Centro Nacional de las Artes, con motivo del 50 aniversario luctuoso del compositor nacido en Guadalajara, quien también escribió obras para piano y de cámara, así como la ópera La mulata de Córdoba (1948).

El poeta y narrador Roberto López Moreno, tras mencionar obras como Tierra de temporal, Cumbres, Sinfonieta y Tres piezas para orquesta: Feria, Canción y Danza, así como Homenaje a Cervantes, aseguró que “éste es el Moncayo artista que hemos estado perdiendo; que debemos rencontrar en los ángulos del tiempo y sacarlo de los caminos y que lo recuperemos en el horizonte, el viento y en la sala de conciertos”.

Se debe retomar “el Moncayo que queremos, volver de nuevo a la fiesta, al Huapango sempiterno, pero con el cuerpo entero de una música compuesta para cantar lo nuestro”.

Para Thusnelda Nieto, quien en diciembre presentará su tesis doctoral sobre el compositor en la Universidad Complutense de Madrid, Moncayo es uno de los músicos más sobresalientes en el México posrevolucionario y uno de los compositores más conocidos en el ámbito internacional por su Huapango, “obra de gran lucimiento para la orquesta, basada en los sones de huapangueros de Alvarado, Veracruz”.

Más aún, “la popularidad y difusión de esta obra ha hecho que la imagen de México se identifique” con ella, aunque la obra de Moncayo no se reduce al Huapango.

Nacionalismo heredado

Thusnelda Nieto consideró a Moncayo “un músico brillante y sólido, compositor de piezas de gran fuerza y lirismo, que se pueden contar entre las mejores obras de su momento histórico”.

El compositor pertenece a la “segunda generación de músicos nacionalistas mexicanos, continuadores de la labor de los integrantes de la generación anterior, entre los que se cuentan Manuel M. Ponce, José Rolón, Carlos Chávez y Silvestre Revueltas”, que emergió tras el movimiento revolucionario.

Con Moncayo y su generación, señaló Nieto, “se cierra un capítulo en la música mexicana respecto de un nacionalismo heredado de la generación anterior y, además, impuesto como una única manera de expresión por las directrices culturales y políticas mexicanas de la segunda y tercera décadas del siglo XX”.

Una plática “doméstica, casi familiar” entabló el coreógrafo Guillermo Arriaga, amigo desde la infancia de la esposa de Moncayo, quien utilizó Tierra de temporal para musicalizar su célebre obra Zapata –que cumplirá 55 años en agosto. Inclusive, se atrevió a editar “una repetición del tema” de la partitura original, que al ver un ensayo aprobó el autor.

El compositor Joaquín Gutiérrez Heras habló de cómo en sus principios compartió un segundo lugar con Moncayo en un concurso. Y, cómo el maestro accedió a dirigir el estreno de su Divertimento; inclusive, le hizo varias sugerencias “muy buenas”. Moderó la mesa Luis Jaime Cortez, titular del Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información Musical Carlos Chávez.

 
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