Usted está aquí: domingo 22 de junio de 2008 Cultura Analizan Payán, Pettersson y De la Peña verdad y ética de la fotografía documental

■ Presentan el libro Ética, poética y prosaica, que reúne una docena de artículos sobre el tema

Analizan Payán, Pettersson y De la Peña verdad y ética de la fotografía documental

■ Para el fundador de La Jornada, las imágenes en un periódico siempre serán subjetivas

Ericka Montaño Garfias

Ampliar la imagen Aline Pettersson, Carlos Payán e Ireri de la Peña durante la presentación del libro Ética, poética y prosaica: ensayos sobre fotografía documental, que se realizó en el Museo Archivo de la Fotografía Aline Pettersson, Carlos Payán e Ireri de la Peña durante la presentación del libro Ética, poética y prosaica: ensayos sobre fotografía documental, que se realizó en el Museo Archivo de la Fotografía Foto: Yazmín Ortega

La verdad de la fotografía documental y la ética de la imagen periodística fueron los temas de reflexión que ocuparon los minutos durante la presentación del libro Etica, poética y prosaica: ensayos sobre fotografía documental, que se realizó este viernes en el Museo Archivo de la Fotografía con la participación de Carlos Payán, director fundador de La Jornada, la escritora Aline Pettersson, y la coordinadora del volumen, la fotógrafa y promotora cultural Ireri de la Peña.

El libro, publicado por Siglo XXI Editores, tuvo su origen en la polémica que se desató en la sexta Bienal de Fotografía, cuando el jurado premió el ensayo Mexicaltzingo, de Giorgio Viera. “Una de las fotografías de este ensayo recibió la acusación de ser falsa, por ser posada. Después se acusó al autor de plagio”, recordó De la Peña.

“Más allá de malas leches, el conflicto no tendría lugar si realmente existiera consenso sobre cuáles son las conductas éticas para un fotodocumentalista. Cosa compleja, sobre todo en estos tiempos en que las grandes agencias y los medios masivos abusan y manipulan a su antojo con la imagen, pero el creador es linchado cuando se hace evidente lo que algunos llaman ‘alteración de la realidad’”.

Así, en estos 12 artículos que conforman Etica, poética y prosaica se vuelcan a discutir sobre el sentido de la realidad y ética en la fotografía documental. Entre los autores convocados se encuentran Juan Pablo Aguilar, Alfredo Cid, Ángeles Eraña, Diego Lizarazo, Katya Mandoki, John Mraz, Juan Antonio Molina y José Antonio Rodríguez.

En los ensayos “encontré un material muy importante para entender o comprender la naturaleza de la fotografía periodística y el uso, bueno o malo, que de ella hacen los propios fotógrafos y editores de los medios en la que aquella se publica. En ese sentido su contenido es de una gran riqueza para el estudio y conceptualización de la fotografía”, señaló el ex legislador Carlos Payán.

En estos textos, dijo, se hace una referencia constante a la veracidad o verdad que deben estar implícitas en las imágenes. “Muchas veces en el periodismo prefiero hablar de objetividad, o de acercamiento a la objetividad, que de la verdad, pues al fin y al cabo, ¿qué es la verdad? ¿La verdad de qué?

“Y me estoy refiriendo a las imágenes no trucadas, no falsas ¿Una foto me está contando la verdad? ¿No me estará diciendo, si acaso, una parte de la verdad? ¿Una imagen es verdadera cuando no está trucada, ni salida de contexto, pero aún así, me está contando la verdad?”

Habló del fotógrafo, de la mirada que va más allá de la cámara, su trabajo como editor al seleccionar las imágenes. Quizá lo que el editor busca, agregó, “es en primer término, la fidelidad con la realidad, con los hechos que registran, a sabiendas que aún las que pretenden ser más objetivas, siempre estarán cargadas de subjetividad, de la subjetividad del fotógrafo, de tal manera que éstos siempre nos estarán mostrando ‘su’ interpretación de esa realidad” .

Para Aline Pettersson, el libro “pretende acercar un pensamiento razonado en torno a la fotografía, especialmente la documental contrapuesta a la artística o a la de la publicidad. Es decir, entre las tomas posadas y las que se disparan en el camino, sin arreglos en la escena”. También se preguntó sobre esa verdad de la imagen: “¿Qué tanto miente una foto pese a ser producto del lenguaje que construye la luz?”.

La pregunta va más allá: “¿tendría la fotografía que ser algo más de lo que son las palabras o compartiría el juicio editorial del periódico como los textos escritos? Aunque desde luego es claro que modificar la foto buscando mentirosamente una reacción es perfectamente incorrecto, tan incorrecto como ofrecer información panfletaria en un artículo”.

 
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