■ Con miras a la presidencia, el conservador edil Baqer Qalibaf construirá tres parques más
Inauguran en Teherán El Paraíso de las Mujeres, zona de exclusión masculina
Teherán, 16 de junio. Una vez pasado el puesto de seguridad en la entrada del primer parque exclusivo para mujeres en Teherán, Nasrine y Kimia se quitan el velo y se desabrochan la túnica: imagen inhabitual en Irán, donde las mujeres deben ir cubiertas de pies a cabeza.
Madre e hija colocan sobre el césped sus provisiones para hacer un día de campo. Cerca, un grupo de mujeres pasa corriendo con pantalones cortos y camisetas.
En mayo, la alcaldía inauguró esta zona verde en el norte de la capital, llamada El Paraíso de las Mujeres y reservada al público femenino, excepto el viernes.
Su espesa vegetación está acotada por una valla metálica de cuatro metros de alto, que “protege” a las mujeres de las miradas curiosas del exterior. “Esto es lo mejor que puede esperarse de un país islámico”, afirma Nasrine, de 39 años, y agrega: “Es un buen lugar para respirar y vestirse como uno quiere”.
El estricto código de vestimenta iraní está diseñado para inhibir la excitación sexual masculina, contraria a la sharia, y para preservar la virtud femenina. Pero los lugares prohibidos a los hombres están exentos de su cumplimiento.
“Considerando las creencias religiosas en nuestra sociedad, debemos utilizar con sabiduría nuestras capacidades para tener en cuenta el bienestar de las mujeres”, declaró el conservador alcalde de Teherán, Mohammad Baqer Qalibaf, al inaugurar el parque.
Las 20 hectáreas ofrecen clases de aeróbicos, un carril para bicicletas, una sala de deportes y hasta cursos de tiro al arco. Para Nahid Foadi, de 50 años, quien acaba de llegar con raquetas de badminton, “habría que construir parques así en todas partes”.
Las usuarias habituales dicen sentirse más seguras en el interior de este parque, donde todos los jardineros y guardias son mujeres. Los agentes masculinos están apostados a la entrada. Contrariamente a otros sitios de acceso reservados periódicamente a las mujeres –como piscinas, gimnasios o salas de conciertos–, las visitantes no están obligadas a dejar en la entrada sus cámaras fotográficas o celulares con cámara.
El objetivo, en el que está implicado hasta la policía, es evitar la distribución pública de videos comprometedores de mujeres en Internet.
Pero en este caso, “juzgamos preferible confiar en que ellas evitarán tomar fotografías, por su propio bien”, explica un guardia de la entrada.
“Creo que Qalibaf ha decidido abrir este parque para obtener el voto de las mujeres” en las próximas elecciones presidenciales de 2009, en las que podría competir, aventura Nasrine. El alcalde ha anunciado la apertura de otras tres zonas verdes femeninas en los próximos meses.
Pero su gesto no las ha convencido a todas.
“Los hombres deberían ser educados de forma que supieran comportarse como ciudadanos responsables y respetar a las mujeres”, dice Sogol Zand, una universitaria especialista en relaciones entre ambos sexos.
Otros ven también en esta iniciativa un riesgo de agravar la segregación entre sexos, situación que ya existe en los transportes públicos o en los cafés de la universidad.