Usted está aquí: viernes 13 de junio de 2008 Sociedad y Justicia Promoverá la UNAM desarrollos científicos y tecnológicos en sectores público y privado

■ Será socio, pero sin participar en la comercialización de los productos o servicios: Martuscelli

Promoverá la UNAM desarrollos científicos y tecnológicos en sectores público y privado

■ Mediante la CID ayudará a investigadores a patentar sus descubrimientos “y obtener prestigio”

Laura Poy Solano

Ampliar la imagen Jaime Martuscelli Quintana, director de la Coordinación de Innovación y Desarrollo de la UNAM, durante la entrevista con La Jornada Jaime Martuscelli Quintana, director de la Coordinación de Innovación y Desarrollo de la UNAM, durante la entrevista con La Jornada Foto: Carlos Ramos Mamahua

En la transferencia de tecnología al sector productivo, privado, público y social, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) irá como “socio”, pero sin participar en la comercialización de productos o servicios, “porque la universidad pública tiene un compromiso social que vamos a seguir impulsando”, afirmó Jaime Martuscelli Quintana, director de la Coordinación de Innovación y Desarrollo (CID) de la máxima casa de estudios.

En entrevista con La Jornada, dijo que la universidad tiene una “actitud explícita y una política clara” para fortalecer los lazos con estos sectores, y reconoció que en la transferencia de “conocimientos y procesos innovadores” se aplicarán las reglas del mercado pero bajo un “código de ética estricto”.

Creada el pasado 19 de mayo, por resolución del rector José Narro Robles, en el marco de su plan de desarrollo institucional para el periodo 2007-2011, la CID tendrá como principal función “atender y promover todos los desarrollos científicos y tecnológicos que realice la universidad, y de los cuales tengamos conocimiento, entre los sectores productivos público, privado y social”, enfatizó el funcionario.

–¿Cómo se vinculará con el sector productivo?

–En la UNAM no podemos subestimar que hay una fortaleza importantísima. Tenemos 23 por ciento de la plantilla del Sistema Nacional de Investigadores; además, cerca de la mitad de los científicos ubicados en el máximo nivel trabajan en la institución, no sólo en Ciudad Universitaria, sino en todos los campus del país, por lo que debemos ofrecer el apoyo a todas las escuelas, facultades, institutos y centros de investigación. Una de las primeras tareas será detectar en la comunidad universitaria cuáles son los productos o servicios susceptibles de ser transferidos.

–¿Qué pueden esperar los universitarios de la CID ?

–Vamos a informarles con detalle que existe una estructura para apoyarlos en la transferencia de la tecnología, tarea extremadamente compleja, sobre todo por las distintas culturas, tanto del investigador universitario como del empresario, ya que el primero funciona en un contexto de enorme libertad, en el que trata de que todo lo que hace se sepa; para el empresario no es así.

“El científico no hace su trabajo con fines de lucro, aunque le puede redituar; no tenemos nada en contra de que tenga una participación en cualquier transferencia que se haga. En cambio, el empresario, lo primero que tiene que cuidar es ser exitoso, y estar seguro de que la tecnología que transferimos es seria y rigurosa.

“Una vez que el investigador cree que ha hecho un desarrollo científico o tecnológico, debe venir con nosotros para que lo auxiliemos e iniciar los primeros estudios de factibilidad. Se le asignará un gestor capacitado para hacer todas las investigaciones pertinentes sobre el producto o proceso innovador, y decidir si la UNAM va a ir adelante o no en la petición de una patente.”

–¿Se hará una investigación de cada proyecto de transferencia tecnológica?

–Sí. Hay que hacer una investigación de patentes. Contamos con los bancos de información del Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial. Si detectamos que ya está patentado, y no podemos darle la vuelta a la patente existente, sin entrar en piratería –a lo que nos oponemos de manera contundente–, entonces evaluamos; pero si no está patentado, iniciamos otra etapa para conocer qué mercado tiene, si es nacional, latinoamericano o mundial, porque los costos para conseguir una patente son elevados, y tardan en contestar un promedio de dos años.

“Hacemos una parte del trabajo muy importante, que es la solicitud de una patente que se otorga para una explotación monopólica, es decir, nadie más puede explotarla, y entonces el empresario puede acotar a sus competidores.

“Vamos a suscribir contratos, no convenios; es decir, estaremos ante tribunales y reglas del mercado, porque estamos hablando de dinero, confidencialidad, ética y responsabilidades. En el contrato, de ninguna manera hacemos participar al investigador, que no tiene por qué saber cómo negociarlo, todo lo hacemos nosotros, pero lo mantenemos informado.”

–¿Cuál será el peso que tendrán las demandas del mercado?

–Tenemos que garantizar que si una innovación tecnológica no tiene mercado, pero ofrece un beneficio a la población, tenga otras salidas, y si no es en el sector privado, ahí está el público.

–¿Van a establecer una frontera ante el mercado?

–Por supuesto, si hay una innovación de por medio que beneficie no sólo a México, sino a otras partes del mundo, como el antiveneno que desarrollamos para países africanos. No vamos a ganar nada, pero hay que hacerlo porque tenemos una solidaridad social que hay que promover.

–¿Pero la ganancia que pueden obtener en el mercado no es una tentación para el investigador?

–No necesariamente, porque, en general, no está a la expectativa del lucro; lo que sí es importante es darle el crédito académico por sus aportaciones.

–¿Qué gana el investigador si su producto llega al mercado?

–El prestigio y la publicación de sus investigaciones, aunque no tenga mercado. Cuando le decimos que lo vamos a patentar, tenemos que asesorarlo de cuándo y cómo publicarlo, por eso vamos a hacer una campaña de sensibilización de las comisiones dictaminadoras y de los consejos técnicos para crear una cultura de la evaluación del trabajo tecnológico.

“En cuanto a los beneficios, dentro de las negociaciones se establece la retribución para la UNAM, que puede ser de varias modalidades: pedir un pago único, cuando el mercado es pequeño, o pedir un pago único y una parte proporcional de las regalías por un número determinado de años cuando la inversión es mayor.”

–¿La patente será de la UNAM ?

–La patente es nuestra, pero queda registrado el inventor con fines de mérito. Por reglamento actual, 40 por ciento de los ingresos, ya sea por pago único o por regalías, son para el investigador, otro 40 por ciento para la escuela, facultad, centro o instituto de investigación donde se desarrollo el producto, y el 20 por ciento restante para la administración central, aunque hay una propuesta del rector de renunciar a este porcentaje para que se reparta entre el investigador y la institución donde se desarrolló el proyecto.

 
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