Usted está aquí: viernes 13 de junio de 2008 Estados Niños jornaleros, expuestos a peligros y abusos: ONG

Niños jornaleros, expuestos a peligros y abusos: ONG

Sergio Ocampo y Ernesto Martínez, corresponsales

De septiembre de 2007 a enero de 2008 emigraron junto con sus padres 4 mil 272 niños indígenas del estado de Guerrero, principalmente a los campos agrícolas de Sinaloa y Sonora. Mientras, en los 17 meses que concluyeron en mayo fallecieron cuatro menores de edad y otro perdió un brazo en accidentes ocurridos en esos centros de trabajo, denunció Isabel Margarita Nemesio, coordinadora del área de migrantes del Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan.

En el contexto del Día Mundial contra el Trabajo Infantil, que se conmemoró ayer, la activista mencionó que en los cuatro fallecimientos prevalecieron la impunidad y la demora en los trámites para el traslado de los cuerpos a sus lugares de origen, “debido a que las empresas se negaron a indemnizar a los padres”.

Basada en datos del Consejo de Jornaleros Agrícolas de la Región de la Montaña (con sede en Tlapa), dijo que de los 4 mil 272 niños indígenas que emigraron en el lapso mencionado, 561 tenían hasta un año de edad, mientras 3 mil 711 tenían entre dos y 15.

La muerte más reciente fue la de Estrella Santos Nava, de 11 meses de edad, quien pereció al incendiarse la galera donde se encontraba junto con otros 15 menores el 24 de mayo, mientras sus padres trabajaban en un campo agrícola de Hermosillo, Sonora.

Semanas antes, el 14 de abril de 2008, en el campo Isabelitas, del municipio de Villa Juárez, Sinaloa, falleció de diarrea el niño Marcial Solano González.

Dos días antes, Mario Félix Martínez, de nueve años, se ahogó en un estanque del campo agrícola Patole, municipio de San Ignacio, en la misma entidad.

El primer caso de este recuento ocurrió el 6 de enero de 2007, cuando David Salgado Aranda, de ocho años, murió aplastado por un tractor en un surco de los campos de cultivo de Santa Lucia, municipio de Culiacán, Sinaloa.

Margarita Nemesio resaltó que la Coordinación General de Educación Intercultural y Bilingüe documentó que unos 350 mil niños y niñas emigran con sus familias cada año.

Casi la mitad son indígenas y 42 por ciento padecen algún grado de desnutrición.

La Secretaría de Educación Pública, añadió, calcula que menos de 10 por ciento de esos menores acuden a la escuela debido al cambio de residencia y a que participan en las actividades laborales de sus padres.

La misma situación se observa en campos agrícolas de Michoacán. Sólo en los municipios de Tanhuato y Yurécuaro, aproximadamente 700 niños indígenas trabajan de jornaleros junto con sus padres y carecen de servicios educativos, afirmó Heriberto Lugo Contreras, presidente de la Comisión de Educación del Congreso local.

El legislador explicó que en la zona productora de melón en Huetamo, en los cultivos de fresa de Zamora y en los huertos de Nueva Italia, los hijos de los jornaleros, la mayoría provenientes del estado de Guerrero, no acuden a la escuela.

Lugo Contreras manifestó que niños y adolescentes de entre seis y 14 años no pueden tomar clases debido a su condición migratoria, pues trabajan en las zonas agrícolas durante las temporadas de pizca, que duran entre cuatro y seis meses.

Las familias de jornaleros, explicó, tienen que juntar los salarios de cada uno de sus integrantes para poder regresar a sus lugares de origen y sobrevivir otros seis meses, pues en la sierra de Guerrero no hay alternativas de subsistencia.

 
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