Usted está aquí: martes 10 de junio de 2008 Cultura Recupera cuadro de Rafael su esplendor; regresará al museo Uffizi, en Florencia

■ La restauración de Madonna del jilguero implicó 9 años para retirar una pátina marrón

Recupera cuadro de Rafael su esplendor; regresará al museo Uffizi, en Florencia

Ana Mónica Rodríguez

A nueve años de que se inició la restauración de la pintura Madonna del Jilguero, de Rafael, ésta recuperó su esplendor y regresará a las salas del museo de los Uffizi en Florencia.

El trabajo realizado por los especialistas, que fue largo y minucioso, develó la imagen plasmada por el artista, que estaba oculta por una pátina marrón la cual fue eliminada con todo cuidado.

La obra fue encargada por Lorenzo Nasi al artista a propósito de su matrimonio con Sandra di Matteo di Giovanni Canigiani, para decorar su magnífico palacio.

Ese edificio sufrió un importante desplome en 1547 y provocó fuertes daños en la tabla, los cuales fueron restaurados por Michele di Ridolfo del Ghirlandaio.

Durante los recientes trabajos se tomaron radiografías que demostraron la fragmentación del soporte en 17 trozos, y aparecieron cuatro añadidos.

En el análisis de esta composición los expertos descubrieron el estilo definitivo de Rafael durante su estancia florentina, donde destaca la blandura, la belleza y el humanismo de las figuras, además de su interpretación clara de la filosofía católica de la época.

La pintura Madonna del jilguero está inspirada en Leonardo al emplear una composición piramidal muy admirada por los artistas del Cinquecento, donde Rafael asimiló también el atractivo contraste de luces y sombras con el que crea una admirable sensación atmosférica.

Las figuras se ubican ante un amplio paisaje de aspecto umbro con el que se obtiene un prodigioso efecto de perspectiva; también las referencias a Fra Bartolomeo y Miguel Ángel se deducen, inspirándose en este último al colocar la figura del Niño entre las rodillas de su madre.

La relación existente entre los personajes debido al juego de miradas es magnífica y refuerza el humanismo de la escena.

Aprendizaje en Florencia

El artista Rafael Sanzio nació en Urbino, en 1483; fue hijo de un pintor llamado Giovanni de Santi, quien pese a no tener la calidad necesaria guió a su heredero al mundo del arte.

Durante la etapa inicial de formación de Rafael se aprecia la influencia del estilo peruginesco en su obra, la cual cambiará en Florencia, cuando conozca la obra de Leonardo y trabe amistad con diferentes artistas que también serán referentes en su pintura.

Hacia 1505, Rafael se instala en Florencia, ciudad donde realiza innumerables encargos, con los cuales resaltará las composiciones marianas que tanto prestigio le ha merecido: Madonna del Gran Duque (1504), la Madonna del jilguero (1506), la Madonna de Casa Colonna (1507), La bella jardinera (finalizada por Ghirlandaio) o la Madonna del Baldaquino (encargada alrededor de 1508 por los Dèi florentinos para el altar de la capilla que poseían en la iglesia del Espíritu Santo).

Otra importante restauración se realizó hace varias décadas, entre 1980 y 1984, cuando también fue remozada la Capilla Sixtina, lo cual también implicó el conocimiento del trabajo de Miguel Ángel y de la manera en que pintaba, y se comprobó que no usó cartones para la preparación de los frescos debido a que utilizaba directamente el pincel para hacer el contorno de las figuras en negro, las cuales después rellenaba de color.

En estos frescos, bajo la costra de suciedad y de colas añadidas en los siglos XVI y XVII existen colores auténticos y puros que demuestran las relaciones con Pontorno y con Rosso Fiorentino.

Los especialistas que trabajaron en la Capilla Sixtina dijeron que después de dicha restauración los colores “serían irreconocibles”.

Entre junio de 1980 y octubre de 1984 se trabajó en la primera fase de rehabilitación, que comprendía las luneras de Miguel Ángel. La bóveda se completó en diciembre de 1989 y para finalizar los especialistas otorgaron esplendor al Juicio final.

Dicha restauración se mostró al público el 8 de abril de 1994 y fue reinaugurada por el papa Juan Pablo II.

Mientras, la última parte de los trabajos efectuados fue sobre los frescos de las paredes, que empezaron en 1994 y se prolongaron hasta finales de 1999.

 
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