Usted está aquí: domingo 8 de junio de 2008 Cultura Planea La Fura dels Baus nueva conquista de América, sin robarla

■ Proyectan viaje en su barco, Naumon, en busca de nuevos creadores; México, primera parada

Planea La Fura dels Baus nueva conquista de América, sin robarla

■ El próximo martes estrenan en España su versión de Sigfrido, ópera de Richard Wagner

■ En la tercera parte de la tetralogía El anillo de los nibelungos vuelve a colaborar Zubin Mehta

Armando G. Tejeda (Corresponsal)

Ampliar la imagen La Fura dels Baus pasó de un grupo de creadores marginales a convertirse  en una referencia de la vanguardia escénica en Europa y en el mundo. En la imagen, un ensayo de la ópera Sigfrido, de Richard Wagner, cuyo montaje es el octavo en su género realizado por la compañía catalana La Fura dels Baus pasó de un grupo de creadores marginales a convertirse en una referencia de la vanguardia escénica en Europa y en el mundo. En la imagen, un ensayo de la ópera Sigfrido, de Richard Wagner, cuyo montaje es el octavo en su género realizado por la compañía catalana Foto: Cortesía de Palau de les Arts

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Ampliar la imagen Tres aspectos de lo que será el trabajo de La Fura en Valencia, España Tres aspectos de lo que será el trabajo de La Fura en Valencia, España Foto: Cortesía de Palau de les Arts

Madrid, 7 de junio. La irreverente y heterodoxa compañía de artes escénicas catalana La Fura dels Baus se ha convertido en la dupla inseparable de un clásico vivo de la música, Zubin Metha, con el que ha compartido uno de los proyectos más ambiciosos de la ópera española: producir por primera vez la tetralogía de Richard Wagner, El anillo de los nibelungos. Carlos Padrissa, fundador y uno de las fuerzas creativas de La Fura dels Baus, compartió con La Jornada las claves de su incursión en el mundo de la ópera, donde llevan algo más de 11 años y han dirigido ocho obras. El próximo martes se estrenará Sigfrido, la tercera parte de la tetralogía, en el Palau de les Arts Reina Sofía de Valencia, en el marco del Festival del Mediterráneo.

La Fura dels Baus comenzó su camino en 1979, cuatro años después de la muerte del dictador Francisco Franco, y gracias al cónclave de nueve personas, además de “una furgoneta y una mula”: Pera Tantiña, Carlos Padrissa, Marcelí Antúnez, Pep Gatell, Jordi Arús, Alex Ollé, Jurgen Müller, Hansel Cereza y Miki Espuma. La compañía ha cambiado mucho desde entonces. Ahora sólo permanecen seis de los fundadores, y de creadores “marginales” pasaron a convertirse en una referencia de la vanguardia escénica en Europa y en el mundo.

Un teatro muy coral

–¿Qué novedades hay en Sigfrido en la creación operística de La Fura dels Baus?

–La primera novedad es que es la primera vez que hacemos esta ópera, pero con el mismo instrumento, que es nuestra manera de hacer arte total, que consiste en unir disciplinas. Con Sigfrido digamos que tenemos la ventaja de tener como base la música hecha por Wagner, que abrió la brecha de juntar fonemas sonoros apocalípticos con música apocalíptica. Sigfrido es tu amigo, vendría a ser el redentor del hombre. Sigfrido se puede pegar de hostias por ti y si eres del pueblo él te defiende. Y ese es Sigfrido, un ser ingenuo, un terreno muy fecundo porque es un personaje que se asemeja a un buen salvaje, a la vez que es un hombre muy idealista, que no conoce el miedo, es audaz, pero muy inocente. Es una persona muy interesante porque el mundo está lleno de Sigfridos, digamos que es un pensamiento colectivo.

“En resumen, seguimos aplicando nuestro concepto de arte total a una obra nueva, que tiene la ventaja de ser la obra de Wagner, un hombre que dedicó gran parte de su vida a estudiar la conjunción de las artes escénicas con el texto.”

–¿Cómo ha sido la experiencia de La Fura del Baus con la ópera?

–Empezamos a trabajar con ópera en 1996, es decir llevamos 11 años, en los que hemos hecho ocho óperas. Se puede decir que no tenemos mucha experiencia, pero sí que la tenemos en teatro, que al fin y al cabo no deja de ser arte escénico. Trabajamos un teatro muy coral y la ópera también lo es.

“La ópera es una obra de arte y lo que tiene de bueno y de grandeza es que parte de la música y es la música lo que hilvana al resto de las disciplinas. Y creo que son aún más intensas y vibrantes cuando son obras como las de Wagner, mitológicas y fantásticas, donde existen mitos como el dragón. Pues hay que recordar que prácticamente en todas las culturas, incluida la maya y la azteca, hay historias que hablan de un dragón o de una serpiente o de mitos eternos. Y eso te permite una libertad creativa impresionante. Es buen punto de partida para intentar entrar en todos los sentidos posibles.”

–El hecho de estar frente a una ópera, donde el movimiento de los actos, inclusive la espectacularidad de la escenografía, no tiene que opacar a la música y al canto, ¿no limita la creación de La Fura…?

–Al contrario. Creo que tienes mucho margen, pues ya tienes la música y lo único que hay que hacer es respetarla. Y, repito, siendo una obra mayor como la de Wagner es todavía más fácil.

“Pero también quiero decir que así como Wagner es un gran maestro, nuestra intención es empezar a hacer óperas nuevas. Para ello tenemos un centro cultural flotante, que se llama Naumon, que es un barco donde nosotros trabajamos y nos juntamos para estudiar Wagner y cualquier proyecto que tengamos, pero donde también ya empezamos a estudiar producciones nuevas en esta especie de matriz flotante.

“Es un lugar ideal para la creación y lo que queremos es compartirlo con nuevos creadores, ya que estamos convencidos de que hay un nuevo estatuto de creadores, que es muy operístico. Me explico: hoy en día un chaval, de 16 años o de menos, está muy acostumbrado a chatear o a escribir al mismo tiempo que escucha música, que compone y que al mismo tiempo graba en video. Con lo cual hay un nuevo estatuto del creador, que es un arte total, global y que tiene muchas cosas en común con la ópera. Por lo tanto creo que la ópera es un género cargado de futuro.”

–Entiendo que además aporta espectacularidad a la obra de Wagner.

–Sí, pues afortunadamente trabaja conmigo gente muy profesional y muy buena en lo que hace. Por ejemplo, en Sigfrido va a aparecer un dragón que está hecho con un sistema de turbo-motores, que nos lo hace una empresa puntera en tecnología para robots. Esto posiblemente no se ha usado nunca en un escenario y nosotros lo vamos a probar. Hay un equipo muy completo y cada quien investiga su propia disciplina, y ya con eso tenemos mucho trabajo. Así que menos mal que ya tenemos hecha la música y el texto.

–A Wagner se le considera un autor muy cerebral, ¿está de acuerdo?

–No lo creo. Al contrario, creo que para que Wagner te entre bien tienes que ser muy pasional y si eres demasiado cerebral te aburres. Y creo que Wagner, que ha sido muy manipulado y mal interpretado a través de la historia, es un maestro que cambió la música. Nosotros hemos estado hace poco haciendo una ópera de Stockhausen en Viena, que es un autor más contemporáneo, pero que sigue la misma pauta del camino que abrió Wagner. Aunque formalmente no tengan mucho que ver, sí hay una esencia wagneriana a nivel de sustancia. Y así hay muchos más autores.

–¿Zubin Metha les ha guiado en esta producción de la tetralogía?

–Con Sigfrido ya habremos hecho tres óperas de la tetralogía, así que nos quedaría el Ocaso de los dioses para cerrar El anillo de los nibelungos. Ha sido una experiencia apasionante, además de que ha sido la primera producción que se ha hecho en España. Y después tenemos encargado un Tannhausser, pero haremos la versión de París, que es un poco más larga que la que más se conoce, pero es más mágico y permite más creación. Al menos eso es lo que nos ha dicho Metha, que se encuentra tan cómodo trabajando con nosotros que ha llegado inclusive a poner como condición en algunos sitios que estemos nosotros en el proyecto, como ha sido este caso.”

Intercambiar, invitar, crear

–¿En qué consiste su proyecto de llevar el barco Naumon a México?

–Nuestra intención es viajar con el Naumon el año que viene a las costas de México. Queremos hacer algo totalmente diferente a lo que hicieron otros barcos españoles que fueron para allá hace 500 años y pico, que sólo fueron a robar. Nosotros queremos ir a intercambiar, a invitar, a crear algo nuevo. No podemos cambiar la historia, eso está claro, pero, por lo menos, sí que podemos pedir perdón. En el sentido de pueblos, de diálogo. Y si venimos en un barco en el que además se pueden crear cosas, mejor; pero como todos nuestros proyectos éste también está en proceso de construcción y abierto a la gente de allá. No queremos que sea algo de unos señores que vienen y montan su espectáculo. No, queremos que se haga con la colaboración de tantos creadores que hay en América Latina. Así que pido que si alguien tiene una idea o quiere contactar con nosotros para este proyecto me escriba (su correo es [email protected]).

“En todos los viajes que hemos hecho para América Latina, estoy más convencido que esta región debe ser una reserva espiritual y creativa para el futuro. Europa está más gastada, más explotada y, yo diría, que hasta más agotada. Y esta es una de las riquezas que tiene América Latina, su ebullición creativa, su incesante contacto espiritual y curiosidad.”

–¿Entrarían por Veracruz?

–Por supuesto, al menos eso sería la lógico: entrar por Veracruz, quedarse ahí varados, desembarcar y de ahí estamos abiertos, pero estaría bien trabajar con coros y con orquestas locales. Pero después podemos ir al Distrito Federal o a Guadalajara o a Monterrey por carretera, pero sí respetar la idea de llegar en el barco, en esa matriz flotante. Y después de México nuestra intención es ir bajando hasta cubrir todo el continente.

“Sería nuestra aportación a ese cúmulo de actos institucionales y solemnes para rememorar las independencias. Nosotros queremos montar un proyecto diferente y creemos que el barco es muy oportuno para recordar algo así. Pero repito, a diferencia de venir, robar y a expoliar, como hace 500 años, nosotros queremos dialogar, crear…”

 
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