Usted está aquí: sábado 7 de junio de 2008 Política Los problemas de la educación media superior

Enrique Calderón Alzati /II

Los problemas de la educación media superior

Unos cuantos meses atrás, un profesor de lenguaje del Colegio de Bachilleres de la Ciudad de México me comentó que cada año al iniciar su curso realiza el siguiente ejercicio: escribe un pequeño texto en el pizarrón, con cuatro líneas y unos 260 caracteres en total, tomado del periódico o de alguna otra lectura. Luego les pide a sus nuevos estudiantes que lo copien tal cual, renglón por renglón. Cuando observa que todos han terminado, borra el texto del pizarrón y les pide que cuenten las vocales y las consonantes que hay en cada renglón, y anoten los números en la parte derecha del renglón. Cuando lo han hecho con los cuatro renglones, les pide que sumen las columnas y pongan los totales de las vocales y las consonantes que hay en el texto.

Al terminar el ejercicio los estudiantes le entregan el texto para su análisis. El maestro sabe de antemano que nadie le va a entregar los resultados correctos, el ejercicio es más bien para que los alumnos se autoevalúen al ver las anotaciones que el profesor les hace. Generalmente, es deprimente analizar lo sucedido: en primer lugar, muy pocos o ninguno ha copiado bien el texto, bien sea por falta de atención, bien por errores de ortografía, o bien por faltas gramaticales, o de palabras incompletas; luego vienen los errores de conteo, y entonces muy serio me dice, un buen número de ellos no saben cuáles son vocales y cuáles consonantes, los números de cada renglón están mal y, finalmente, no importa qué números pusieron en cada renglón, las sumas están equivocadas. Desde luego hay casos, si bien no muchos, en que los estudiantes no escriben nada, pues porque no saben escribir.

El comentario no me pareció exagerado, ya antes una maestra de primaria me había contado que en su grupo de quinto año tenía siete niños que no sabían leer ni escribir de un total de 25. “Ni nos permiten regresarlos a primero, ni nos dan tiempo para darles una atención especial, para aminorar el problema”. Esto es parte de la realidad que hoy enfrenta el sistema de educación media superior en todo el país, al recibir en sus planteles estudiantes mal preparados.

Ante la necesidad de presentar informes estadísticos aceptables, las diferentes administraciones educativas han ignorado sistemáticamente la realidad; todos los niños deben tener acceso a la educación, no importa qué tipo de educación sea, con qué calidad se imparta y qué tanto aprendan y se desarrollen los estudiantes.

Unas décadas atrás, las meta que los gobiernos buscaban alcanzar consistían en que todos los niños terminaran la primaria, y de algún modo lo lograron, pero ello generó un nuevo problema: no había suficientes secundarias para todos esos niños. El problema era muy serio, porque resultaba mucho mas difícil abrir escuelas secundarias que primarias, pues en ellas se requerían maestros para cada materia, mientras que en la primaria generalmente un solo maestro enseña todas las asignaturas, e incluso en muchos casos los maestros atienden alumnos de varios grados; sin embargo, los gobernantes aceptaron el reto estableciendo como meta dar acceso a todos los niños a la educación secundaria, a costa de continuar sacrificando la calidad de la educación.

El esquema de un maestro para cada materia tiene desde luego su razón de ser: el nivel de conocimientos requeridos implica experiencia en cada tema, de manera que la exposición resulte de nivel adecuado. Antiguamente esto se lograba empleando médicos, contadores, ingenieros y abogados para impartir las clases en las secundarias; sin embargo, con el argumento de que se requerían también conocimientos de pedagogía, estos profesionistas fueron hechos a un lado, no obstante que el país no contase con suficientes maestros de secundaria.

Con el Sistema de Telesecundaria se pensó en que se podían abrir escuelas de ese nivel en todo el país, utilizando un esquema en el que un solo maestro se hiciera cargo de un grupo de estudiantes completo, con el apoyo de la tecnología. Las clases serían impartidas por televisión desde un sitio central, utilizando maestros de muy alto nivel y materiales de televisión de alta calidad. En la realidad, muy poco de esto se ha cumplido, la señal de televisión no llega a todas las escuelas y sus materiales distan de tener la calidad deseada. Las telesecundarias de todo el país trabajan con grandes deficiencias, y muchas en condiciones muy precarias; estos fueron los problemas por los cuales el Presidente regañó recientemente a la secretaria de Educación en Zacatecas.

En los últimos años la matrícula de secundaria ha crecido de manera enorme, a costa de la calidad. Ello tiene que ver con la pobreza de los resultados de las evaluaciones recientes, pero también con la problemática que de manera natural se ha venido gestando en el siguiente nivel, el de la educación media superior, con un crecimiento inédito en la demanda para él. Al problema de la secundaria se unen nuevas agravantes que vale la pena mencionar.

Los requerimientos de conocimientos son bastante mayores en el caso de los maestros de bachillerato que en los de secundaria. La mala formación previa de los estudiantes se acrecienta, respecto a los de secundaria. Existe una gran variedad de planes y programas de estudio de bachillerato, en virtud de los diferentes orígenes de estos sistemas, ligados en muchos casos con las instituciones de educación superior locales, lo cual dificulta el establecimiento de normas genéricas.

Todo ello se conjunta para conformar esta nueva problemática, que se presenta cuando los estudiantes atraviesan una edad singularmente crítica y definitoria para su vida adulta. Estos son los ingredientes del problema que enfrenta la educación media superior, que no pueden ser resueltos con paliativos. ¿Existen soluciones para él? ¿Habrá voluntad política para hacer hoy lo que no se ha hecho en el pasado?

 
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