Número 143 | Jueves 5 de junio de 2008
Director fundador: CARLOS PAYAN VELVER
Directora general: CARMEN LIRA SAADE
Director: Alejandro Brito Lemus
NotieSe


Cuando la diversidad ganó las calles
30 años de movilizaciones por la libertad sexual
En 1978 se hicieron visibles por primera vez. En manifestaciones en julio y en octubre de ese año hubo brevísimos contingentes de homosexuales. A propósito de la efeméride, la pionera del movimiento gay Claudia Hinojosa habla del clima represivo y de la decisión de organizarse al grito de No hay libertad política si no hay libertad sexual.

Por Antonio Medina

Claudia Hinojosa fue fundadora del grupo LAMBDA de liberación homosexual y una de las principales dirigentes del movimiento gay mexicano. En charla con Letra S, da su testimonio sobre la primera manifestación en la que participó un contingente homosexual.

“Antes de 1978 las lesbianas y homosexuales nos reuníamos de manera informal en departamentos. No existían espacios públicos de convivencia. Ni pensar en hablar de derechos, lo que importaba era contener la violencia que sufrían muchos homosexuales en las calles por parte de la policía. A mediados de ese año leímos que un grupo de homosexuales había salido a las calles a unirse a las conmemoraciones por la Revolución cubana. Eso nos motivó. En una reunión surgió la propuesta de sumarnos a la marcha del 2 de octubre, en protesta por los asesinatos de estudiantes de 1968.

“Nuestro principal referente eran las luchas de la izquierda que reivindicaba la justicia y la transformación social. Nos sentíamos parte de ese gran movimiento, aunque la izquierda, salvo la honrosa excepción del partido trotskista, se sentía bastante incómoda con nuestra presencia. Hubo quienes consideraron que sería una locura, pero otros pensamos que podía significar un momento importante para salir a las calles y decir que existíamos.

La visibilidad ganada tras años de movilizaciones: Marcha gay en 2004.

Foto: Ricardo Ramírez Arriola

“Nuestro pequeño contingente, inferior al medio centenar de personas, marchó adelante del Partido Comunista con una gran pancarta: No hay libertad política si no hay libertad sexual. Escuchamos todo tipo de bromas homofóbicas. Los compañeros evitaban acercarse a nuestro contingente, pues sentían que podrían contagiarse de algo. Fuimos burlados y agredidos durante todo el recorrido, aunque también recibimos apoyos, y nuestro contingente era más numeroso por los gente que se unió en el transcurso. La gran sorpresa para todos fue que cuando entramos a la plaza de Tlatelolco, mientras ellos recibieron rechiflas, nosotros fuimos recibidos con aplausos y un apoyo total de la gente.

“Después de esa experiencia quedamos súper entusiasmados para organizarnos y articular demandas en contra de las razzias, pues la policía actuaba con total impunidad. En 1979 volvimos a salir, ahora solos y con consignas más elaboradas, inspiradas por los grupos norteamericanos que diez años antes habían comenzado su lucha en el bar Stonewall de Nueva York. Organizamos la primera Marcha del Orgullo Homosexual el último sábado de junio de ese año y las autoridades del Departamento del Distrito Federal nos mandaron por unas calles muy estrechas de la delegación Cuauhtémoc, como queriendo disimular nuestra presencia pública. La experiencia fue maravillosa. Éramos sólo unos cuantos cientos de personas, pero fue una sensación de libertad muy especial”.



Los pioneros por las libertades sexuales. Segunda marcha gay, en junio de 1980
Foto: Rafael Manrique.

El homosexual en un mundo sexista…
Un grupo pequeño de homosexuales se atreve, en este país donde se espera que todos los hombres sean muy machos y las mujeres no tengamos derecho a ser nada, ni siquiera muy hembras, a apostarse frente a las oficinas de la Delegación Cuauhtémoc para protestar contra la persecución policiaca y el sexismo represor que les niega los derechos de que gozan los demás ciudadanos. (…) Los homosexuales piden respeto y es tiempo de que la sociedad heterosexual los escuche. No piden que todos seamos homosexuales, sino que se reconozca su derecho a la libre opción. Vinculan su lucha a la lucha de clases, pero sospecho que tendrán que esperar mucho tiempo antes de que los escuchen los integrantes de los partidos de izquierda, ya que los prejuicios de tipo sexual son los más difíciles de superar. (…)

Es difícil decidirse a apoyar o a luchar hombro con hombro con los homosexuales, por aquello de que ‘no vayan a creer que yo también’. Resabios de sexismo o sexismo puro. Moralismo del opresor, que comparte el oprimido. Como que ese es el secreto de la fuerza del sistema, el lograr convencer a quienes manipula de que lo que implanta es lo moralmente correcto para todos: que los hombres sean machos y autoritarios, las mujeres femeninas y sumisas, los niños buenos y obedientes, los ancianos resignados, los obreros trabajadores, los campesinos humildes, y ¿los homosexuales? ¡Por Dios! esos que no existan.
Esperanza Brito de Marti, Novedades, 4 de octubre de 1978.

Si nación entera se avergüenza…

Desde el tercer piso del edificio Chihuahua, el espectáculo es extraordinario. Van llegando los contingentes y la manifestación sigue siéndolo, no acaba de convertirse en el mitin. La plaza se llena y la izquierda unida jamás será vencida pero persisten discordias y hostilidades, así nadie se inmute cuando —patéticamente— el Frente Popular Revolucionario despliega su manta con las efigies del Santísimo Quinteto (Stalin incluido). Ovaciones y chiflidos: el rating de los partidos se va probando y —vaya que los tiempos cambian— el locutor anuncia a “los compañeros del FHAR” (Frente Homosexual de Acción Revolucionaria) y hay aplausos y siseos, y acto seguido al numeroso contingente del Partido Comunista lo saluda una numerosa rechifla.
Carlos Monsiváis, Proceso, 9 de octubre de 1978.


Con información recabada en el Archivo histórico del movimiento homosexual en México, 1978-1982. Proyecto de la Escuela Nacional de Antropología e Historia y Colectivo Sol, compilado por Marinella Miano Borruso, Juan Jacobo Hernández Chávez y Juan Javier Gutiérrez Marmolejo.