Usted está aquí: domingo 1 de junio de 2008 Estados El mezquite, una especie mal aprovechada

El mezquite, una especie mal aprovechada

Quitzé Fernández, especial para La Jornada, Con, información de Jesús Peña

Torreón, Coah., 31 de mayo. En la década de los 40 del siglo pasado, los ganaderos consideraban el mezquite una plaga, por lo que arrasaron grandes extensiones de esta especie, desde el sur de Estados Unidos hasta el norte de México. En su lugar sembraron pasto, que no prosperó, recuerda Rafael Carrillo Flores, ingeniero forestal especialista en recursos naturales de las zonas áridas.

Varios investigadores descubrieron que esta especie tiene usos medicinales, además de forraje, pero “aún así no se eliminó la tala”, y su explotación para hacer carbón es “muy destructiva”.

Carrillo Flores explicó que en muestreos que ha realizado en la zona de Jimulco, en la región de La Laguna, ha detectado daños genéticos “severos” en la especie. “Hay una degradación que no se ve a simple vista, sino que se va dando de generación en generación, que reducen la productividad del mezquite.

“En los poblados de la reserva de Jimulco he visto que los mezquites son más arbustivos y se desarrollan menos”.

Dice que la gente vende un árbol en 30 o 40 pesos, cuando puede usar una rama para hacer una artesanía y ganar hasta 400 pesos.

“Yo nunca he recomendado usar el mezquite para hacer carbón. Es un árbol con usos múltiples”: las hojas y la vaina contienen una gran cantidad de proteínas y azúcares: “Fue aprovechado por los indígenas para consumo humano: hacían atoles, miel, panes. Se usa para tratar enfermedades del riñón y del estómago”.

La goma del árbol puede sustituir la goma arábiga, que se usa como endulzante en refrescos, alimentos y conservas y se importa de Asia. “Algunas empresas refresqueras han empleado la goma del mezquite como sustituto”, aseguró.

La planta, concluyó, regula la temperatura ambiente, genera un microclima propicio para algunas especies y la raíz puede alcanzar 30 metros de diámetro y 15 de profundidad, lo que protege los suelos de la erosión.

 
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