Usted está aquí: jueves 29 de mayo de 2008 Cultura Compilan en un libro las aportaciones de Max Aub al periodismo cultural mexicano

■ De manera simultánea, se redescubre al escritor en España y aquí, dice Eugenia Meyer

Compilan en un libro las aportaciones de Max Aub al periodismo cultural mexicano

Ericka Montaño Garfias

Ampliar la imagen La historiadora Eugenia Meyer, ayer, durante la entrevista con La Jornada La historiadora Eugenia Meyer, ayer, durante la entrevista con La Jornada Foto: Carlos Cisneros

Al reunir la obra periodística del escritor, dramaturgo y ensayista Max Aub, “lo que estamos haciendo es, por justicia, rescatar un testimonio fundamental y su contribución al periodismo cultural mexicano”, señala la investigadora Eugenia Meyer, quien realizó la edición y el estudio preliminar del libro Los tiempos mexicanos de Max Aub: legado periodístico 1943-1972, cuya circulación en librerías coincide con el 105 aniversario del natalicio del autor.

El volumen, publicado por el Fondo de Cultura Económica, reúne 321 textos que Aub (París 1903-México 1972) escribió para varios periódicos, sobre todo críticas teatrales, cuya compilación fue una tarea detectivesca, debido a la amplia producción literaria de quien fue director de Radio UNAM. Con los textos dispersos “nos estábamos perdiendo el conocimiento de su obra, que junto con sus ensayos puede ofrecer una visión más completa de él, porque se le puede dar seguimiento a su forma de pensar y sus estados de ánimo”, subraya la historiadora.

Hombre de teatro

Max Aub, añade Meyer, “se inserta en una etapa muy importante del surgimiento de un periodismo cultural en México que no existía y, en efecto, buena parte de su obra son reseñas de teatro –porque en el fondo de su alma Max era por sobre todas las cosas un hombre de teatro–, pero también escribió ensayos, incursionó en el cine, hizo argumentos y adaptaciones, tuvo una vida muy intensa dentro del ámbito cultural de la universidad, dentro de Radio Universidad, pero a lo que contribuyó de manera significativa fue a abrir el espectro de la vida cultural a los lectores de los diferentes periódicos.

“Aub es uno de esos personajes que tenemos que redescubrir y creo que este proceso se está dando de manera simultánea en España y México”, destaca y explica: allá con la fundación que lleva su nombre, de la que está encargada su hija Elena Aub, quien tiene entre sus proyectos la publicación de su obra completa, mientras aquí se da con la puesta en circulación de libros como Los tiempos mexicanos...

“Para mí ha sido un descubrimiento y una sorpresa ver la emoción y el interés de la gente por conocer a Max Aub literariamente; hay muchas generaciones de los años 50 a los 60 o 70 que lo conocieron y que ahora han encontrado una fuente importantísima de reflexión sobre su trabajo.”

Observador minucioso y crítico

Lo prolífico de Max Aub –nacido en Francia, radicado en España y exiliado en México– es también una desventaja en el conocimiento de su legado.

Al respecto, Eugenia Meyer señala: “Tiene una obra muy grande de carácter periodístico, básicamente es un hombre de teatro, tiene ensayos espléndidos, pero creo que el hecho mismo de publicar tanto, en tantos periódicos, ha actuado en contra.

“Murió en los años 70 y desde entonces ha habido una especie de vorágine de actividades culturales. Lo que ha sucedido ahora con el libro es que es una especie como de foco rojo que dice ‘aquí está’.

“Es muy difícil que la gente vaya a los periódicos a consultar la obra y si bien la obra de teatro ha sido publicada, la idea de tener este legado de los tiempos mexicanos de Max Aub da la posibilidad de conocer la vida de este hombre y la del país, porque fue un observador minucioso y crítico de lo que le pasaba a México en función del mundo; tenía una visión mucho más universal de lo que pasaba, creo que desarrolló un amor muy grande por el país, un interés por su cultura, sin olvidar que finalmente ‘no era mexicano’, así, entre comillas, porque como he señalado la problemática de los exiliados de diferentes partes del mundo siempre es la misma, una cuestión es que me quiera sentir mexicano y otra que me dejen sentir mexicano.”

Durante el proceso de investigación y recuperación de los textos, Meyer descubrió no sólo la amplitud de la obra periodística, sino la confirmación “de esta entrega y pasión por la cultura mexicana y por contribuir de alguna manera. Esto sucede con muchos trasterrados españoles; descubro que Max Aub vive intensamente y confirmo la idea de que todo tarsterrado permanece con esta huella profunda y esta especie de herida abierta de ‘¿quién soy, dónde estoy?’, pero también contribuye a la cultura del país porque tiene un bagaje cultural muy amplio.

“Además descubrí algo que no sabía –nunca había leído tanto de él– y es que tenía un sentido del humor maravilloso, se burlaba de sí mismo. Vivió muy modestamente, tuvo que trabajar muy duro para mantener a sus cuatro mujeres (su esposa y sus tres hijas).”

 
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