Usted está aquí: miércoles 28 de mayo de 2008 Espectáculos Susana Harp conjura la tercera raíz y crea Fandangos de ébano

■ Terminan tres años de aridez discográfica con un concierto en el Teatro de la Ciudad

Susana Harp conjura la tercera raíz y crea Fandangos de ébano

■ “Quiero compartir mi versión de un país multicolor con todo el que quiera conocer su pulso”

■ Es indignante darnos cuenta de que hay pueblos afromestizos vivos y con muchas necesidades

Arturo Cruz Bárcenas

Ampliar la imagen En Oaxaca, la presencia de la tercera raíz es mayor que en Guerrero; son más las comunidades afromestizas. Al entrar a El Zapotalito parece que estás en África, dice Susana Harp En Oaxaca, la presencia de la tercera raíz es mayor que en Guerrero; son más las comunidades afromestizas. Al entrar a El Zapotalito parece que estás en África, dice Susana Harp Foto: Yazmín Ortega

En el nuevo disco de Susana Harp, Fandangos de ébano, sexto de su carrera, la oaxaqueña interpreta chilenas, gustos, sones de artesa y corridos, así como otros “conjuros” relacionados con la cultura afromexicana y vinculados con comunidades como Pinotepa, El Ciruelo, Collantes, Corralero, Zapotalito, Cuajiniculapan y Juchitán, así como de Guerrero.

Esta producción pone fin a tres años de aridez discográfica de Susana, quien hizo una investigación entre las citadas comunidades del Pacífico. A esa tradición musical sumó piezas de la inspiración de Joaquín Pardavé, con su Negra consentida; David Haro, con Ariles del campanario, y los conjuros hechos bolero de su paisano de Costa Chica, Álvaro Carrillo.

“Ha sido un placer adentrarme en este otro México en busca de su tradición musical. Ante mis ojos se abrieron ritmos y colores de almas viejas, de corazones alegres. Ahora quiero compartir mi versión con todo el que quiera conocer el pulso de un país multicolor”, dijo Susana Harp, quien presentará su cedé en un concierto en el Teatro de la Ciudad el sábado 31 de mayo, a las 20 horas. Además de música habrá danza, fotografía y poesía.

Swing afromestizo

En entrevista, Harp añadió que las canciones de Fandangos de ébano “están vivas, si es necesario lo recalcaré 3 mil veces: son comunidades vivas; es terriblemente indigno que no tengamos visibles a estas poblaciones; si los indígenas están relegados, los afromestizos están borrados.

“En Oaxaca, la presencia de la tercera raíz es mayor que en Guerrero; son más las comunidades afromestizas. Al entrar a El Zapotalito parece que estás en Africa, por la fisonomía y alegría de la gente. De todas maneras los costeños son alegres, pero los afromestizos tienen su swing muy especial.

“He leído los textos de Gonzalo Aguirre Beltrán, de Gabriel Moedano, de varios antropólogos y arqueólogos, y creo que hay muchos encuentros de los especialistas del tema, así como de separaciones entre mito y realidad. El primer africano llegó con el primer español.

“El proyecto que estamos haciendo con Xquenda –su fundación– es mucho más amplio. Mi disco es uno de los renglones. Ibamos a presentar un programa que se llama Santa negritud, la raíz olvidada, y después el disco, en Coyoacán, pero por las obras ya no se pudo. Mi disco ya estaba pactado con el Teatro de la Ciudad.

“León, Guanajuato, y Córdoba, Veracruz, son dos ciudades fundadas por cimarrones. Eso de la tercera raíz es importante y está ligada a la independencia, pero se ha quedado como un eslogan y no nos damos cuenta de que hay pueblos afromestizos vivos y con muchas necesidades.

En Oaxaca hubo esclavitud inclusive en zonas que no tienen nada que ver con la costa, donde hay ranchos ganaderos cuya actividad fue a la que estaba destinado el trabajo de los negros.

“Uno de los instrumentos que se utilizan es la artesa, una madera larga a la que le sacan relleno a lo largo; ahí es donde come el ganado. Lo voltean y es como un gran tazón, para comer o beber agua. Lo negros le hallaron cierta sonoridad y tocaban con ellas. Ahora las artesas son hechas para bailar. Como no traían nada tuvieron que inventar sus instrumentos.”

Álvaro Carrillo, añadió, tiene rasgos afromestizos. “Entre los negros está arraigado el corrido. El INAH tiene un disco muy bonito que se llama Corridos afromexicanos. Mi justificación es muy simple: yo tengo paisanos de un cierto color de piel, con una cultura y expresiones maravillosas que son desconocidas incluso en mi propio estado.

“Algo indignante es que algunas oaxaqueñas, a las que invité a un programa de radio, me pidieron que las acompañara porque policías las pueden detener por parecer centroamericanas. Ha habido deportaciones. No sólo es la pobreza, sino el trato indigno”.

La mayoría de las canciones de Fandangos de ébano son tradicionales. “Abordamos un arrullo que se llama Arriba del cielo; hay un réquiem, muy triste, obviamente, para cuando se mueren los niños. Es una pieza que sólo se canta en esa zona. Es impactante y triste. El resto de las historias son alegres. El afromestizo es alegre, jocoso, divertido”, finalizó Susana Harp.

 
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