Usted está aquí: miércoles 28 de mayo de 2008 Cultura Ponen de relieve la grandeza del legado de Volodia Teitelboim

■ Rinden homenaje al fallecido escritor y luchador social chileno, “muchacho del siglo XX”

Ponen de relieve la grandeza del legado de Volodia Teitelboim

■ “La lectura fue para él la vida real”, expresó el periodista Carlos Payán Velver

■ Promovió el cambio socialista por la vía pacífica, sin someter el arte a la política, señaló Enrique Semo

Mónica Mateos-Vega

Ampliar la imagen Hugo Gutiérrez Vega, Carlos Payán y Enrique Semo, la noche del lunes, durante el foro con el cual se rindió homenaje al escritor y militante comunista Volodia Teitelboim Hugo Gutiérrez Vega, Carlos Payán y Enrique Semo, la noche del lunes, durante el foro con el cual se rindió homenaje al escritor y militante comunista Volodia Teitelboim Foto: Carlos Ramos Mamahua

La relevancia y la grandeza del legado del escritor chileno Volodia Teitelboim, fallecido el pasado 31 de enero, fueron puestas de relieve por Carlos Payán, el poeta Hugo Gutiérrez Vega y el historiador Enrique Semo durante el homenaje que rindieron al “muchacho del siglo XX” el lunes en Casa Lamm.

Ante un público numeroso, Payán, director fundador de La Jornada, recordó algunos pasajes de la vida del también luchador social, tomados de sus autobiografías, en los cuales destaca que “la lectura fue para él la vida real”, al grado que lo llamaban “el tragalibros”.

Volodia, agregó el periodista, nació el 17 de marzo de 1916 en Chillán, Chile. Entre los ocho y 10 años de edad ya había leído a Emilio Salgari, Dante, Victor Hugo y Julio Verne, entre muchos otros.

Al respecto, Teitelboim escribió: “de manera casi inconsciente, entendí que los libros más lejanos podían ser los más cercanos; me hablaban por todos, incluso por los últimos habitantes de la tierra”.

En sus memorias, el también biógrafo de Pablo Neruda “cuenta que ese niño que quería ser escritor prosiguió en un joven que vagó por muchos callejones sin salida, hasta finalmente transitar por dos pistas: la literatura y la política”, al iniciar su militancia, a los 16 años, en las Juventudes Comunistas.

Encuentro con gran empatía

Uno de los momentos que marcaron de manera definitiva a Volodia Teitelboim fue el golpe de Estado de 1973 contra el presidente Salvador Allende, hecho que “lo dejó a la deriva” en Europa, trasladándose de país en país para finalmente afincarse en Moscú durante 15 años.

Ahí realizó una destacada labor al frente del programa Escucha Chile, de Radio Moscú, donde junto a otros exiliados políticos informaba a los chilenos sobre la realidad que se vivía tanto en el territorio nacional como en el exterior.

Acerca de las biografías que realizó, Payán comentó que en la dedicada al escritor argentino Jorge Luis Borges “no le deja un diente sano” a éste, mientras que la de Gabriela Mistral “fue un acto de exculpación por los juicios que emitió sobre ella en su juventud”.

El también poeta chileno escribiría en una de sus cuatro autobiografías: “La caída del mundo socialista acabó con las utopías, con los deseos de soñar; sé que los comunistas empezamos a sufrir una orfandad y que no hemos podido elaborar del todo esa gran derrota”.

Para concluir su intervención Carlos Payán recordó que, no obstante haber coincidido con Teitelboim sólo dos o tres veces en la vida, “desde el primer encuentro hubo gran empatía, ésa que se da cuando dos comunistas se encuentran por el mundo”.

Las ideas del homenajeado acerca del comunismo, así como su labor al frente del Partido Comunista Chileno, fueron las que entusiasmaron a los asistentes, sobre todo cuando Hugo Gutiérrez Vega señaló que, cuando alguna vez el chileno visitó México, “país al que quería mucho”, para participar en la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara, desestimó las divisiones que padece la izquierda, pues, argumentaba, “son divisiones propias de la inteligencia”.

Razón y fuerza

A propósito del golpe de Estado contra el presidente chileno Salvador Allende, uno de los pocos dirigentes demócratas que ha habido en América Latina, en opinión de Gutiérrez Vega, “con muy buen humor decía Volodia que la derecha empresarial hizo lo que tenía que hacer, tumbar a Allende; en este caso, la coherencia de la izquierda y la derecha fueron impecables: la razón la tenía la izquierda; la fuerza, la derecha”.

El poeta consideró que el autor de Ulises llega en locomotora (2002) supo combinar la literatura con la política, pues “los escritores somos también ciudadanos, tenemos obligaciones políticas que nos llevan en determinados momentos a sacrificar parte de la escritura para cumplir esa obligación; él lo hizo en algunas ocasiones, no siempre, pues aun en los momentos más difíciles de su exilio nunca dejó de escribir”.

En su turno, Enrique Semo coincidió en que la vida literaria y política de Volodia –cuyo verdadero nombre era Valentín– “formaron un todo inseparable; fue un hombre de una vitalidad extraordinaria, a los 72 años de edad, en las postrimerías del régimen dictatorial de Pinochet retornó a Chile”.

También resaltó el hecho de que su colega fue promotor del cambio socialista por la vía pacífica: “hizo cada cosa en forma comprometida, poniéndole toda su fuerza creativa, sin separar cuerpo del espíritu, sin someter el arte a la política.

“Así, supo respetar la autonomía de los grandes campos que regían su vida: política, literatura e historia.”

 
Compartir la nota:

Puede compartir la nota con otros lectores usando los servicios de del.icio.us, Fresqui y menéame, o puede conocer si existe algún blog que esté haciendo referencia a la misma a través de Technorati.