Usted está aquí: miércoles 14 de mayo de 2008 Cultura Murió Robert Rauschenberg, revolucionario del arte

■ Suprimió las barreras conceptuales entre pintura y escultura, para no encasillarse

Murió Robert Rauschenberg, revolucionario del arte

■ Octavio Paz, su amigo, comparó la inspiración del artista estadunidense con el viento

■ En 1995 recibió el galardón del Consejo Mundial Cultural en el Palacio de Bellas Artes

Mónica Mateos-Vega y Dpa

Ampliar la imagen Robert Rauschenberg y Jasper Johns, ca. 1954, en imagen tomada del libro Lives of the great 20th century artists, de Edward Lucie-Smith Robert Rauschenberg y Jasper Johns, ca. 1954, en imagen tomada del libro Lives of the great 20th century artists, de Edward Lucie-Smith Foto: Rachel Rosenthal

El pintor estadunidense Robert Rauschenberg, cuya inspiración fue comparada por su amigo Octavio Paz con el viento, ése que “oye lo que dice el universo”, murió la noche del lunes, informaron medios de prensa.

Una neumonía cortó el aliento creativo de uno de los pintores más relevantes del siglo XX, quien a sus 82 años seguía activo también como fotógrafo, dibujante, coreógrafo y compositor.

Fue precisamente su inquietud por no encasillarse en una técnica lo que lo llevó a revolucionar el arte de los años 50, al eliminar las barreras conceptuales entre la pintura y la escultura para dar a luz sus famosos collages tridimensionales, elaborados con objetos de la vida cotidiana, como ruedas de bicicleta y muñecos de peluche.

En 1995, Rauschenberg visitó México para recibir el premio que le concedió el Consejo Cultural Mundial. En esa ocasión, Paz recordó que se conocieron 30 años atrás en Nueva Delhi, India, en una suerte de reunión de alquimistas: por un lado el coreógrafo Merce Cunningham, por otro el compositor John Cage, y Rauschenberg como parte de esa triada para conformar un espectáculo “extraordinario”, comentaría el Nobel mexicano.

Dueño de sus medios

Esos tres artistas, en el corazón de Asia, ante los ojos del Nobel de literatura y autor de Vislumbres de la India, “representaban la modernidad más moderna y valerosa desplegada con una suerte de naturalidad e insolencia en la antigüedad más antigua: la de la India, su música, su danza y sus artes visuales. La presencia de Rauschenberg y sus amigos en la India fue para mí una prueba más de que la oposición entre innovación y tradición se resuelve siempre en una síntesis, quiero decir, en una obra de arte. Lo nuevo es una metamorfosis de lo antiguo y lo antiguo es una forma olvidada de la modernidad.

“Robert se dio a conocer muy pronto y su obra de juventud –réplica brillante y osada al expresionismo abstracto en aquellos años dominante– fue reconocida con el Gran Premio de la Bienal de Venecia. Creo que ha sido la única vez, en la historia de esa institución, en que se ha premiado a un artista tan joven. Han pasado los años pero su obra no ha perdido nada de su violencia y frescura iniciales, aunque ahora tenga la plenitud que corresponde a un artista dueño de sus medios”, dijo Paz en una ceremonia realizada en el Palacio de Bellas Artes, hace 13 años.

En ese mismo encuentro, como una muestra de afecto y admiración al artista y al amigo, Paz leyó las últimas seis líneas de su poema Un viento llamado Bob Rauschenberg:El viento oye lo que dice el universo/ y nosotros oímos lo que dice el viento/ al mover los follajes submarinos del lenguaje/ y las vegetaciones secretas del subsuelo y el subcielo:/ los sueños de las cosas el hombre los sueña,/ los sueños de los hombres el tiempo los piensa”.

Símbolo de una transición

Rauschenberg falleció en su casa en Captiva Island, en Florida. La galería de su propiedad, PaceWildenstein, en Manhattan, confirmó la noticia luego que una amiga de años del artista, Jennifer Benton, dijo al diario regional Newspress que Robert había estado internado hace poco en un hospital a causa de una neumonía. Sin embargo, la semana pasada pidió que lo llevaran a su casa, pues “su deseo fue morir pacíficamente en su cama”.

El artista solía decir que muchas personas viven con la sensación de que les falta algo importante para ser felices, o que se pierden lo más importante en su vida. Sin embargo, él añadía: “el mundo es enormemente rico, sólo hay que recolectar esa riqueza”.

Nació el 22 de octubre de 1925 en el pueblo texano de Port Arthur, como hijo de un trabajador petrolero. Su abuelo era alemán y se había casado con una india cherokee.

Después de cumplir el servicio militar, Rauschenberg comenzó a estudiar en el Black Mountain College en Carolina del Norte con Josef Albers. En Nueva York presentó su primera exposición individual en la galería de Leo Castelli.

En los años 50 se convirtió en el símbolo de la transición entre el expresionismo abstracto estadunidense al pop art, entre el conceptualismo y el progress-art.

Una de sus obras tempranas, emblemática de su carácter innovador, es Erased De Kooning, en la que simplemente borraba un dibujo de su colega neoyorquino Willem de Kooning.

Formó parte del proyecto ROCI (Rauschenberg Overseas Culture Interchange) con el que viajó de 1984 a 1991 a una decena de países para trabajar lo específico de cada cultura en relación con los artistas.

“Roci comenzó con la decisión de hacer algo contra la crisis mundial en vez de entregarme a la crisis de la mediana edad”, decía en tono de broma.

Robert Rauschenberg fue el primer estadunidense en ganar el premio principal de la Bienal de Venecia en 1964. En 1998 el Museo Guggenheim de Nueva York le dedicó una amplia retrospectiva con la exhibición de unas 400 obras.

“No soy un artista con ideas. Odio las ideas. Y cuando a pesar de ello tengo alguna, entonces me voy a pasear para olvidarla”, fue su rúbrica de siempre.

 
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