Usted está aquí: lunes 12 de mayo de 2008 Opinión Centenaria

Centenaria

12 de mayo de 1908.

El Diario*

Nueva “Mignon”, la roban a su madre, la explotan, martirizan y deshonran

Bajo la acusación de ser las autoras de un monstruoso crimen, de esos que se registran pocos en los anales de la criminalidad, ingresaron ayer a la cárcel de Belén dos mujeres de la última capa social, dos hembras carentes de todo sentimiento de moralidad, prototipos de precocidad para la carrera del crimen, y que responden á los nombres de Irene Reyes y María Sánchez.

Los detalles de este horripilante delito bastarán por sí para pintar el carácter de las acusadas.

Robo de una niña

Irene y María pululaban entre otras de su ralea, por el barrio del Niño Perdido.

Una noche tropezaron con una pequeña niña de ocho años, Concepción Guillén, la detuvieron, y con mimos y con halagos lograron que las siguiera. Dueñas de aquella inocente, concibieron la perpetración de un crimen horrible: vender á la niña para que cualquiera hiciera de ella lo que le viniese en gana.

Irene, según declara la pequeñuela, fué la que tomó una parte inmediata y directa en la consumación del feroz atentado.

Vendida la niña por unos miserables centavos, al calor de unas cuantas copas de aguardiente, un tenorio trasnochado y cursi fué el raptor de la pequeñita.

El crimen quedó consumado en el mesón que existe en la calle Niño Perdido.

Después de esto, y á pesar del tristísimo estado en que se puso la niña, esta fue enviada por aquellas mujeres á pedir limosna. ¡Pobre niña cuando no llegaba a reunir más de un peso! Irene ó María, ó ambas, martirizaban atrozmente á la niñita, sin que bastaran á poner fin á tales tormentos las lágrimas que derramaba y el desfallecimiento que después de las golpizas ofrecía la niña.

Un hallazgo casual

Entre tanto, la madre de la víctima, María del Carmen Delgado, que tiene su humilde pocilga en el barrio de la Campana, Colonia Hidalgo, había dado parte á la autoridad de la desaparición de Concepción.

Varios agentes de la policía se pusieron en juego en busca de la niña perdida, pero no fué posible saber su paradero.

Anteayer, la Delgado acertó a pasar por frente al templo de San Miguel á las puertas del cual imploraba la caridad pública la niña martirizada.

La niña, que es muy precoz, refirió las penalidades á que la han tenido sujeta, los martirios de que ha sido víctima, el crimen espantoso consumado en ella, y á instancias de la madre, la llevó al sitio en que esperaban á la niña sus verdugos, á las cuales aprehendió la madre de la víctima, haciendo entrega de ellas a la policía.

CAL

*Se publicó de 1906 a 1917

 
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