Usted está aquí: miércoles 7 de mayo de 2008 Espectáculos Luis Miguel: ya no hay respeto entre el periodista y el artista

■ El intérprete presentó a la prensa su nuevo álbum, Cómplices, que ya vendió 320 mil copias

Luis Miguel: ya no hay respeto entre el periodista y el artista

■ Hay programas de televisión que hacen daño a nuestra familia y allegados; ahora se trata de ofender, de insultar, opinó

■ Merecemos un escenario más digno, agregó el Sol

Juan José Olivares

Ampliar la imagen Cientos de seguidores se dieron cita afuera del Casino Español para ver el fugaz paso del Sol. Cientos de seguidores se dieron cita afuera del Casino Español para ver el fugaz paso del Sol. Foto: Francisco Olvera

Ampliar la imagen Durante la sesión fotográfica Durante la sesión fotográfica Foto: Francisco Olvera

Luis Miguel salió bravo con la prensa, pero con una defensa muy inteligente. Aseguró: “Ya no hay respeto entre el periodista y el artista. Hay programas que hacen daño a la familia y a los allegados al artista. Ahora se trata de ofender, insultar. Cuál es el propósito. A lo mejor es el rating. Estos programas de espectáculos, no todos, siempre especulan, por lo que nos estamos distanciando. Todos nos debemos al público. Tenemos que cambiar de mentalidad”.

Agregó: “Sé que soy una persona pública, pero lo soy porque soy cantante. No es una obligación mostrar aspectos de mi vida personal. No es una obligación compartir cosas íntimas. Claro que cuando la felicidad es tan grande, como el nacimiento de mi hijo, la decisión es mostrarlo al público. Por ejemplo, fue difícil decidir hacerlo, y creo que será lo último que querré se muestre de mi vida. Dicen que en la vida hay que plantar un árbol, escribir un libro y tener un hijo. Me faltan las dos primeras”.

Maquillaje facial perfecto

Ataviado con uno de sus habituales trajes, con maquillaje facial perfecto, su tradicional peinado de los años 80 y las uñas bien afiladas, Luis Miguel salió al estrado. Había alrededor de 300 periodistas nacionales e internacionales y muchas seguidoras incondicionales.

Anoche fue la presentación de la reciente producción del multipremiado cantante Luis Miguel, “con sangre española e italiana, pero bien mexicano”, en el Casino Español del Centro Histórico.

Miró al infinito de las luces que lo cegaban, se colocó en pose de foto y lanzó: “Muy bien, estoy listo, soy un tiro al plato (blanco)”. Momentos antes, recibió cuádruple disco de platino porque su álbum Cómplices –lo que nos convocó–, que cuenta con la producción de él mismo y Manuel Alejandro (contiene 12 temas inéditos), había vendido 320 mil copias en el primer día de salida, según reportó la disquera Warner.

No faltó la pregunta, antes de que el club de fans de Las Jarochas dejara de gritar y las seguidoras coladas aplaudieran cada guiño, cada movimiento o comentario del intérprete, sobre el desdén de Televisa (porque no quiso dar una exclusiva a cierto horario, como comentaron periodistas presentes) de no llevar a ningún reportero. El llamado Sol sólo dijo: “No tengo conocimiento ni comentario”.

Pero si comentó sobre el cambio de actitud que le ha dado el ser padre: “Es un amor diferente. Me ha hecho ver las cosas de forma distinta y eso se refleja en la madurez de mis interpretaciones. De verdad mejora las cosas y puede mejorar los problemas del mundo. Porque todo comienza en el espejo, cuando nos vemos a nosotros mismos. Hay que recordar que las cosas del pasado no eran todas malas, habría que retomar valores del pasado que valían la pena”, dijo luego de besar al historiador de música Jaime Almeida, “quien más sabe de la historia de la música”.

A modo de fanáticos

La conferencia seguía con las tradicionales preguntas a modo de periodistas fans, que, vestidas como si fueran a su graduación o a un coctel, hacían tedioso el encuentro, resguardado a las afueras por decenas de elementos de seguridad pública del Distrito Federal y por seguidores, quienes con cámaras y celulares, esperaron para ver al cantante salir del inmueble del Centro.

Le inquirieron sobre los comentarios de mucha gente que dice que Luis Miguel “ofrece siempre lo mismo desde hace muchos años”, y que es un cantante “que no arriesga”, por lo que su garra salió para asegurar: “¿Recuerdan 33?, era pop; el de Navidad era de big band. ¿En qué se parece uno al otro? El que diga que son iguales no tiene idea de lo que es la música y mucho menos de lo que hablo”.

El cantante –con toda la diplomacia del mundo mandó felicitaciones a las madres en su día: “para mi mamá también, donde quiera que esté”– aseguró que ya no se presenta en foros de televisión porque cree que el artista “merece un escenario digno”, y recordó que su carrera comenzó como “a los 17 o 18 años”, cuando empezó a tomar decisiones propias, y no las de su manejador cuando niño, su padre.

Los periodistas disfrazaban de serias sus preguntas para llegar a su vida personal. Le insistían en que si tenía al amor eterno, a lo que respondía: “El amor eterno está por verse. Más bien es el de mi hijo o de mis padres. Ahora estoy feliz, contento y satisfecho, y eso se ha reflejado en lo artístico. Este disco me ha dado más energía y fuerza que la que tenía hace cinco años. Claro que son historias adecuadas a mi edad, a la madurez que tengo. Estoy pleno, en un momento, como lo dije, de madurez, que es lo que ha impactado a la interpretación (de los 12 temas del disco). Las experiencias que he vivido me han servido de inspiración. Tengo que decir que cuando tenía como nueve años tuve el sueño de cantar, que ahora es una terapia y forma de vida, y lo seguiré haciendo hasta que la gente quiera que lo haga”.

Se fue como vino, en un instante y, según Las Jarochas, a “esperar otro disco pa’ verlo aunque sea media hora”.

 
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