TOROS
La miel de su embrujo
Feria de San Marcos, feria de la vida que circunda el jardín florido con el picante de los jugadores, los galleros afamados y las figuras del toreo. La feria se va para arriba y la euforia del trance apostador se salpica de la sangre de los gallos y los torillos. Recinto de hondas emociones y escaparate de gracia de las mujeres hidrocálidas distintas de las turistas.
No en balde don Agustín Yáñez apuntaba que Aguascalientes había sido troqueladora del carácter nacional, al contribuir decisivamente a moldear la fisonomía del país en sus mejores rasgos y dar la nota exquisita y sutil. Continuaba al hablar de una corriente de vitalidad específica por su atmósfera, por su tradición, por su situación, por su hondura recatada, por su mesurada inquietud, por la reciedumbre de su vitalidad. Así para el esplendido escritor, lo mexicano era ante todo una especial manera de sentir que teñía todas las formas de la vida.
Riqueza emocional y fervor exquisito de los hidrocálidos expresados en la fiesta brava en la orfebrería del añorado Alfonso Ramírez Calesero que bebió la pureza del genuino criollismo, hecho estilo de vida. Desmadejamiento convaleciente en la fantasía de su capote de oro. Artista capaz de sublimar todas las otras formas de torear en la singularidad de sus lances de sello aguascalentense que llevaban el aire de su barrio, la luminosidad de ese cielo y la discreta gracia de sus mujeres.
Magia sutil con que procede Aguascalientes en la formación moldeadora de la sensibilidad que subrayaba Agustín Yánez. Esa magia sutil que llevaba el Calesero y desbordó por los ruedos del mundo. Esa magia sutil que no encuentra relevo en nuestros toreros: valientes, esforzados, poco toreados, competitivos pero... Esta semana Miguel Ángel Perera, la nueva figura de la torería española, acabó con el cuadro, a pesar de la voluntad y valor de El Zotoluco.
Mientras, en Madrid empezaron las corridas de la Comunidad previas a la feria de San Isidro, la cual este año promete sacar chispas.