TOROS

■ Reflejo de una feria taurina antojadiza, superficial y de espaldas a la afición

En Aguascalientes, epidemia de mansedumbre, denuncia el Centro Taurino México España

■ La empresa ignoró protestas y volvió a contratar hierros de reiterada sosería

Leonardo Páez

Muchos ganaderos de bravo no lo saben, pero con los extraviados criterios que aplican en la crianza del toro de lidia han obtenido por lo menos tres resultados: 1) hacer que el público salga defraudado; 2) exhibir la hoy desafortunada relación entre diestros famosos y ganaderías de supuesto prestigio, y 3) reforzar el antitaurinismo, por un lado, y la urgente necesidad de corridas incruentas, por otro. (Si no hay bravura, ¿para qué la puya?)

Ya podrá darse cita cuantas veces quiera la crema y nata del taurinismo nacional (?) que en la feria de Aguascalientes la realidad sigue siendo la de hace años: reiterado desfile de encierros mansos y “justos de presencia”, como califican los eufemistas al novillón que comprometidos jueces aprueban, para que luego algunos diestros que figuran consigan apoteosis de relumbrón y de pasada “bañen” a la mayoría de los nuestros.

En la primera de feria –inicia el escrito del prestigiado Centro Taurino México España, de Aguascalientes– se lidió un encierro parchado de Begoña (propiedad de don Alberto Bailleres, propietario también de las dos plazas de la ciudad), de la que saltaron a la arena cuatro toros más uno de regalo, además dos de Santa Teresa (también de Bailleres) en la lidia ordinaria y otro de los reservas, mostrando todos el defecto que los tiene en el bache del que no acaban de salir: su poca casta y bravura, tanto en la divisa anunciada como en la de parche, de la que dicen que “es lo mismo”, y esta vez lo fueron: igual de malas.

La corrida de Teófilo Gómez no mintió y salió como esperábamos, aunque no es como queremos que salga ninguna divisa. Mansos, descastados y deslucidos. En la corrida del domingo 27 de abril lidió un sobrero, cariavacado y de nula presencia, fuera de reglamento, igualmente descastado y sin emoción, manso al grado de que se le olvidaba que tenía un torero enfrente, sin embargo de los que “se dejan” y se prestan para que les hagan lo que quieran.

Ninguna logró salir de nuestra Lista de Ganaderías No Deseables en Aguascalientes. ¿Las premiarán nuevamente el próximo año, o en la de Las Calaveras? Aquí (la empresa) premia a las que fracasan repitiéndolas.

Arroyo Zarco fue rechazada por el juez de plaza al no tener el trapío o presencia suficiente para presentarse en la Monumental de Aguascalientes, cosa que con frecuencia hace esta ganadería, por lo que continuará en nuestra lista negra. De Reyes Huerta, que la sustituyó, esperábamos más, tanto en presencia como en bravura, casta y juego, que fueron también muy pobres, lo que nos deja ver que ya está padeciendo lo mismo que todas estas ganaderías “de prestigio”, preferidas de muchos toreros, en especial las figuras extranjeras, porque son de las que “los dejan estar”, tal si esto fuera, como dijo Victorino Martín, un juego de muñecas. Hasta aquí las apreciaciones de la mesurada agrupación taurina.

En la cuarta y quinta corridas, para no variar, se lidiaron encierros mansos y chicos de Vicky de la Mora y de José Garfias, ante los cuales triunfó y salió a hombros en forma consecutiva el diestro de Badajoz, Miguel Ángel Perera.

El colmo de la testarudez monopólica fue repetir este año un encierro de Bernaldo de Quirós para la despedida de Eloy Cavazos y la alternativa del joven extremeño Jairo Miguel en la sexta corrida. Anovillados, mansos y débiles, dieron al traste con las expectativas de todos. O si se prefiere: sobre aviso, más engaños.