Usted está aquí: miércoles 23 de abril de 2008 Opinión Isocronías

Isocronías

Ricardo Yáñez

■ Inspiración

En Sobre exiliados, libro de ensayos de Tomás Segovia publicado el año pasado por El Colegio de México, con prólogo de José María Espinasa, encuentro esta anotación motivada por el poeta e impresor Manuel Altolaguirre: “El lenguaje del poeta también está en las nubes, sin haberse enterado de la dura realidad del lenguaje serio y responsable, objetivo, demostrativo, sometido a la prueba de la verdad o la mentira, capaz (o eso quisiera) de explicar el mundo y en lo posible dominarlo. También el poeta intenta restaurar subversivamente un lenguaje prelógico, preadulto, preutilitario, prematuro. La diferencia (fundamental) es que el mundo que el poeta intenta restaurar no es cierto mundo del trabajo, sino un mundo sin trabajo. El poeta no usa en absoluto su lenguaje con aplicación, sino por inspiración. Es un lenguaje subversivo pero nada polémico. Justamente lo más subversivo que tiene es esa ausencia de polémica…”

Reparé en ella no únicamente por su valor intrínseco, sino porque en algún taller alguien hablaba de lo subversivo en poesía relacionándolo con el carácter polémico, con de alguna manera el gusto por el escándalo. Dije “alguien”. En realidad fueron dos personas, en talleres distintos. En el otro un señor mayor que yo defendía, y a apoyarlo se acercó de inmediato una señora con dos libros, el uso según él “subversivo” de las que solemos llamar “malas palabras”. Baste recordar, pensé, el cabroñol de que ha hablado Carlos Monsiváis para medir la capacidad subversiva de un lenguaje así.

Pero pasemos a otra cita del mismo ensayo, que viene en mí a cuento debido a las dificultades que encuentro en convencer de la necesidad de la artesanía a los aspirantes a poetas que en los talleres topo: “La vanguardia, incluso en su fase surrealista, duró poco en esa generación, pero en los años en que dominó el panorama se ve a aquellos jóvenes poetas esforzándose por quedar bien, por ser buenos chicos obedientes a una doctrina enunciada previamente, o sea fuertemente ideologizados. De modo significativo, la artesanía poética está ausente de esos poemas; es el abandono del amor al oficio por amor al arte, ahora en el sentido plenamente moderno, o sea el de ‘creación’ ex nihilo, sin raíz, sin origen y sin nostalgia. Pero leyendo a estos poetas como grupo, se siente un ambiente de gran alivio cuando abandonan esa rígida militancia y vuelven a entregarse a una u otra forma de inspiración”.

 
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