Usted está aquí: miércoles 23 de abril de 2008 Cultura Mundar

Mundar

Juan Gelman

Amistades

El poema que estaba en la cabeza
del corazón se fue. Esto habla
de la certidumbre de la incertidumbre
que nadie puede medir.

Tu brazo nada
en el temblor del sucedido.

¿Qué caballos
te recaballan la nación
de las ausencias que buscás
en la ausencia de vos? Es la amistad
del todo con la nada, la
del pecho mismo con
su perdón, sus espejos,
no dormir.

Alas

Ala.

A la herida.

Alar ido
al espanto
que separa a la voz del corazón.

El alano que alarga su altivez.

Alondra aquí metida por caprichos de la gallina con el gallo.

Alazán que el alba ocupás,
¡alargame el amor y su signo
que se alcohola en mis entrañas!

¡Ella, con sus alfabetos no leídos,
alumbramé lo que resiste al pairo!

En el alféizar de los huérfanos
pregunta qué pasó
y alza la noche.

Pasados

Pasado que pajara
su vida y muerte lo
lleva al otro de sí, a la creación
del animal angélico.

Se mueven alas del destino, son
cuerpos tocados por
zodíacos del barrio donde
la luz camina en el café.

Creció el horizonte de las
fugacidades que llevaba a pulso
algún sol interior.

Está maldito, pero
no lo echa a pique la maldad.

Tanto decir que se enmaraña mientras
la gran serpiente de alredor
quema universos.

Distribuciones

Si el dolor es físico y de alma
el sufrimiento, díganme
cómo se distribuye la pasión
del cuerpalma, sus bestias
volátiles, distintas
de la eternidad. ¿Se separan
cuando los números profundos
dijeron basta y lo
que calentaba el corazón se fue?

En la mitad del ser un incendio
aterido y sin luz
saca un pañuelo y limpia
pueblos de la conciencia.

 
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