Usted está aquí: martes 22 de abril de 2008 Economía Inflación acelerada

Economist Intelligence Unit

América Latina

Inflación acelerada

Ampliar la imagen Escena en el barrio de Bel Air, en Puerto Príncipe, capital de Haití, luego de las violentas protestas que se han registrado en la nación caribeña por el encarecimiento de los alimentos y los combustibles Escena en el barrio de Bel Air, en Puerto Príncipe, capital de Haití, luego de las violentas protestas que se han registrado en la nación caribeña por el encarecimiento de los alimentos y los combustibles Foto: Reurers

Al parecer, desde 2006 muchos países latinoamericanos han tenido bajo control la inflación, con índices anuales por abajo de 5%. Sin embargo, una crisis de oferta –altos precios de alimentos y energía– y, en muchos casos, presiones de parte de la demanda, han causado un aumento de la inflación desde mediados de 2007 que ha llegado a niveles incómodos. Esta tendencia, que probablemente persista en 2008, implica potenciales efectos secundarios, así como importantes complicaciones políticas.

Tras cierta disminución en el cuarto trimestre del año pasado respecto de anteriores impactos (cosechas pobres e inflación global en materias primas), tanto el índice de precios al consumidor (IPC) como el índice de precios al productor (IPP) se han acelerado de manera sorprendente en buen número de países a partir del periodo diciembre-noviembre.

Los impactos políticos ya se han dejado sentir; las protestas crecen en algunos países y están latentes en otros. En días recientes, al menos cinco personas han sido asesinadas por arma de fuego en Haití, durante manifestaciones causadas por un repentino aumento en los precios de alimentos y combustible.

¿Temporal? Quizá no

Los funcionarios han sugerido que las crisis de precios son temporales. Sin embargo, aunque la información es escasa, hay señales de que las presiones podrían afianzarse, en especial por la continuidad de los altos precios de materias primas.

Los gobiernos de la mayoría de las grandes países de la región mantienen una firme postura antinflacionaria. Sin embargo, la confianza en que los gobernantes latinoamericanos hayan aprendido las lecciones del pasado –cuando una altísima inflación era la característica de todas y cada una de las economías regionales– ha sido minada por los recientes acontecimientos. Éstos han demostrado que la inflación puede intensificarse con rapidez, y que la política fiscal puede agravar las presiones en muchos países y amenazar la mejoría de las finanzas públicas.

Hasta ahora la recuperación del tipo de cambio ha colaborado a controlar el problema de la inflación. Pero algunas de las economías más agobiadas –las pequeñas y sumamente dependientes de las importaciones del petróleo– son también las que tienen mayores riesgos cambiarios.

Economist Intelligence Unit (EIU) prevé elevar sus pronósticos de inflación este año para muchos países. Hará posibles revisiones ascendentes de las proyecciones de crecimiento, que se vinculan con la inflación. EIU piensa ahora que el crecimiento regional en 2008 podría ser mayor de lo previsto para muchas naciones, pues el impacto de la recesión estadunidense no será inmediato. Asimismo, la demanda doméstica y el comercio intrarregional son apoyos mucho más grandes para las economías domésticas de lo que fueron durante la última recesión estadunidense, en 2001.

Por otra parte, es probable que en 2009 la recuperación del crecimiento sea menos vigorosa, debido al impacto de la recesión en Estados Unidos (EU), a un comercio intrarregional más débil y a una demanda doméstica más tibia, derivada de una mayor inflación en ese año.

Riesgos a la puerta

EIU vigilará los efectos secundarios de un aumento inflacionario, en particular sobre demandas salariales y alimentos, desde el IPP hasta precios al consumidor. Será importante observar también la política fiscal, ya que muchos gobiernos procurarán mitigar el impacto a los consumidores con subsidios y otros apoyos.

Es más, aunque EIU supone que en esta ocasión América Latina será más resistente ante una recesión estadunidense, ello depende en gran parte de que se mantenga una fuerte demanda doméstica. Y ésta podría verse socavada por una inflación más alta, alimentada en parte por nuevas presiones alcistas sobre los precios de las materias primas.

En algunos países y zonas, las tendencias inflacionarias y sus principales causas son:

• Centroamérica. Aparte del precio de alimentos y petróleo, que han afectado a todos los países, el fuerte crecimiento del crédito (Honduras), el aumento de los salarios reales (Nicaragua y Honduras para el profesorado) y una política fiscal relajada (Honduras) han sido otras causas fundamentales del incremento de la inflación desde noviembre. El Salvador, país dolarizado y por tanto sin política monetaria flexible, no ha experimentado un gran auge crediticio y ha mantenido una postura fiscal estricta. Aun así, con 5.8% en el periodo anual de febrero a febrero, su tasa de inflación es mucho más alta de las que había registrado, lo que subraya la vulnerabilidad de las economías pequeñas, importadoras naturales de petróleo.

Guatemala ha efectuado el esfuerzo antinflacionario más coordinado de la región, al elevar de manera importante las tasas de interés durante el año pasado. En Panamá, otra economía dolarizada, el reciente aumento, después de años de baja inflación (2%), a más de 8% en febrero, incita protestas y eleva la perspectiva de que el partido en el poder pierda las elecciones en 2009. Costa Rica lucha contra una inflación anual de 11% y ha constreñido su política con ciertas medidas fiscales, pero las presiones continúan.

• El Caribe. La inflación oficial de casi 10% en Trinidad y Tobago es dañina, sobre todo porque su efecto en los precios de alimentos es superior a la nominal, y tiene gran impacto en la mayoría de los bolsillos. La probabilidad de precios más altos hace que la inflación aumente aún más. República Dominicana es el caso de una aventurada política fiscal diseñada para enfrentar la inflación. Ante elecciones generales en mayo, se han otorgado subsidios al pan y la harina, lo que ha favorecido un ligero reflujo de la inflación durante enero-febrero, pero todavía es de casi 9%. Los subsidios deberían retirarse de manera progresiva tras las elecciones, pero se ha convocado a una huelga general el 9 de junio, con objeto de exigir más subsidios para mantener bajos los precios.

En Jamaica, la inflación anual es de casi 20%. El precio del crudo ha tenido un impacto enorme e inmediato; no hay capacidad fiscal para otorgar subsidios, en consecuencia, los costos se pasan directamente al consumidor.

• Chile y Uruguay. Los dos han sufrido desde mediados de 2007 y ahora afrontan un dilema político: una fuerte revaluación del tipo de cambio (favorecida por el crecimiento de los ingresos por exportaciones) ha coincidido con un aumento repentino de la inflación. Hasta ahora la respuesta ha sido reducir las tasas de interés, pero esto ha ampliado el diferencial de tasas con EU y ha provocado una apreciación adicional. Los precios de combustible y alimentos han afectado a la industria y ya tienen efectos secundarios en otros, puesto que los productores transfieren el incremento de costos a los consumidores.

Chile está en una posición fiscal más sólida, así que tiene capacidad de reducir, por ejemplo, impuestos sobre combustibles. Pero Uruguay encara un gran problema, ante un fuerte cabildeo en favor de las exportaciones que exige una devaluación monetaria, y trabajadores que reclaman incrementos al salario real. Ambas medidas serían inflacionarias, y el impacto se sentiría mucho después de medio año, cuando se espera que el dólar estadunidense se recupere.

• Argentina y Venezuela. Éstos son los países más inquietantes en términos de inflación. Ambos gobiernos han decidido avivar la demanda doméstica en años recientes con estímulos, pero esto ha causado escasez y han aparecido mercados negros de algunas mercancías.

Con inflación anual superior a 20% en Venezuela, y quizás aún más escarpada en Argentina (donde las cifras oficiales son sumamente sospechosas), no está claro cómo responderán las autoridades. Podrían reducir los estímulos fiscales, pero eso conduciría a una reducción de la inversión y a un difícil aterrizaje tras las altas tasas de crecimiento económico, y sería políticamente inaceptable. O podrían imponer medidas un poco más ortodoxas, como controles de precios o, en el caso de Venezuela, más nacionalizaciones. Pero tales medidas tendrían efectos negativos a largo plazo para la inversión y la economía en su conjunto.

• Brasil. Los funcionarios han adoptado políticas bastante eficaces, y han mantenido tasas de interés en niveles altos. Aun así, y a pesar de un tipo de cambio muy firme, el índice de precios al productor ha tenido fuerte crecimiento desde agosto y se ha sostenido en dos dígitos desde principios del 2008. Esto se debe, en especial, al rápido aumento del costo de los alimentos básicos. Aunque ha habido pocos signos de impactos secundarios, el ritmo devastador del crecimiento de la demanda doméstica aumentará el riesgo de mayores presiones sobre los precios. En marzo, el índice anual (mes a mes) de precios al consumidor, 4.7%, estuvo por debajo de la meta, por tercer mes consecutivo.

• Paraguay/Bolivia. La inflación ha llegado a dos dígitos en ambos países. En Bolivia, el incremento de los gastos fiscales ha demostrado ser inflacionario. El gobierno parece eludir toda responsabilidad y, en cambio, culpa a los productores de Santa Cruz por elevar los precios. Sin embargo, una inflación más alta tendrá, en algún momento, efectos políticos negativos para el gobierno.

• Colombia. En cierta medida, Colombia ha tenido un destacado desempeño, y presume uno de los índices de inflación más bajos de la región. Sin embargo, en los meses pasados se ha percibido un aumento. El IPP sube, tras una tendencia a la baja durante gran parte de 2007. Sin embargo, el gobierno ha respondido con rapidez mediante su política monetaria.

• México. Como productor de petróleo, a México le ha sido fácil mantener subsidios en electricidad y precios domésticos de combustibles sin poner en peligro su estabilidad fiscal. Ha tenido suerte en sobrellevar los altos precios de los productos alimentarios internacionales, pues los precios de los alimentos domésticos descendieron en 2007. Sin embargo, en meses recientes el IPP ha crecido por arriba del IPC, y el ritmo ha sido veloz.

• Perú. Por más de seis meses la inflación ha estado por arriba de la meta, pero estaba previsto, y es atribuible casi por completo a los precios de productos alimentarios.

• Ecuador. Pese a su economía dolarizada, el índice inflacionario de Ecuador ha comenzado a subir también este año, y alcanzó 5.1% anual de febrero a febrero. Todo esto, resultado de aumentos en la oferta y un dólar débil.

Fuente: EIU

Traducción de texto: Jorge Anaya

 
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