Usted está aquí: sábado 19 de abril de 2008 Mundo “El enemigo más grande es la corrupción”

Entrevista a Fernando Lugo, Candidato de la APC a la Presidencia de Paraguay

“El enemigo más grande es la corrupción”

La sombra de Alfredo Stroessner nunca se fue

Favorito en las encuestas, figura que aglutina diversas fuerzas políticas y sociales que podrían poner fin a la larga hegemonía del Partido Colorado, el ex obispo asegura que, de ganar los comicios de este domingo, hará un gobierno abierto al continente y al mundo

Stella Calloni (Corresponsal)

Ampliar la imagen Poco o nada ha sido tocado de lo que fue la dictadura, afirma el aspirante a la presidencia. En la imagen, durante un mitin el pasado jueves con simpatizantes de la Alianza para el Cambio en la ciudad de Asunción Poco o nada ha sido tocado de lo que fue la dictadura, afirma el aspirante a la presidencia. En la imagen, durante un mitin el pasado jueves con simpatizantes de la Alianza para el Cambio en la ciudad de Asunción Foto: Reuters

Buenos Aires, 18 de abril. A horas de que se celebren las elecciones en Paraguay, el ex obispo Fernando Lugo, de la Alianza Para el Cambio (APC), encabeza todos los pronósticos de un apretado triunfo sobre los dos representantes del gobernante Partido Colorado, que va dividido: la oficialista Blanca Ovelar y el ex general Lino Oviedo, de la Unión Nacional de Ciudadanos Éticos.

Para muchos de sus seguidores en Argentina y en su país, Lugo es “un milagro” en Paraguay, la única figura aglutinante para enfrentar la larga hegemonía del Partido Colorado, que gobierna desde hace 61 años y fue base de la cruenta y extensa dictadura del ya fallecido general Alfredo Stroessner (1954-1989).

Su familia fue víctima, como él, de la dictadura. Lugo fue expulsado de Paraguay (1983) por sus sermones como sacerdote, su relación con los pobres y su identificación con la teología de la liberación. Estudió ciencias sociales en Roma y luego fue enviado, ya como obispo, a uno de los lugares más lejanos y olvidados de Paraguay: la diócesis de San Pedro, donde estuvo de 1994 a 2005.

Durante esas tareas entendió que “debía ir mucho más lejos para pelear contra la injusticia”, y después de una fuerte experiencia al frente del movimiento social y luego político Tekojoja logró formar la APC, que aglutina nueve partidos políticos y más de 20 movimientos sociales, humanitarios, campesinos, sindicales, feministas y de barrios.

En encuentros con La Jornada, en dos visitas rápidas que hizo a Buenos Aires durante su campaña en semanas recientes, Lugo afirmó sobre la APC: “esta alianza es el resumen de todo lo que es Paraguay, porque también hay colorados en nuestras filas. Unimos diversidades en función del país y entre nosotros no hubo ni hay exclusiones ideológicas, religiosas ni étnicas. Lo hicimos pensando en los más olvidados y en los pobres. En primer lugar están los indígenas, los sin tierra, los sin techo, los que no tienen nada. Los que piden desesperados, desde hace mucho tiempo, un cambio verdadero. Nosotros queremos un nuevo Paraguay, para todos los que estamos aquí y para los que han tenido que irse con tanto dolor”.

Reconfortado “por la unidad, el apoyo popular, la decisión tan fuerte de cambio y la posibilidad de unificar fuerzas tan dispersas y diversas”, se asombra, sin embargo, por el nivel que han alcanzado los ataques del partido oficialista, “lo burdo de las mentiras” tejidas a su alrededor.

Es que la APC disputa la hegemonía al Partido Colorado, que aunque va dividido controla todos los estamentos de los poderes Ejecutivo y Judicial, así como de las fuerzas armadas, la justicia electoral y el poder económico, cimentado sobre la enorme corrupción de la dictadura de Stroessner, que nunca se fue del todo, a pesar del exilio y el fallecimiento de su inspirador, derrocado en febrero de 1989.

Lugo manifestó que “llegó la hora de pasar de la esperanza a los hechos y de hacer realidad los sueños”, en un país donde “la sombra de Stroessner nunca se fue”.

Nunca dudó que sería atacado duramente, “porque lo que estamos desafiando es muy fuerte, pero siento que la presencia del pueblo y su decisión para continuar apoyándonos está diciendo mucho al gobierno, el cual creía que era impensable que se pudiera lograr esto que hicimos en ocho meses. Esta alianza es algo muy novedoso y desafiante. Se teme al fraude electoral y también las campañas asustan, pero estamos viendo un país en crisis. Se llegó a un punto sin salida en la corrupción, el clientelismo y las luchas internas. Tampoco es fácil para ellos”.

No le preocupan las acusaciones ni las guerras sucias. “Nosotros estamos muy claros y nos sentimos rodeados ahora por gobiernos amigos, con proyectos de integración, y no podemos quedar aislados. Paraguay, como cada una de las naciones vecinas, tiene historia propia, características, cultura e identidad. Eso ha costado miles de vidas. Tenemos problemas comunes, y cada uno está haciendo su camino en unidad e integración, algo muy nuevo y enriquecedor. Juntos en un proyecto común.”

A finales de 2006, a solicitud de sectores sociales y políticos de su país, se reunieron 100 mil firmas para pedirle que ayudara a unir todas las fuerzas. Eso es lo que lo decidió a aceptar finalmente la candidatura presidencial.

“Lo hice como ciudadano de Paraguay, que desde muy joven aprendió a amar esta tierra, su vida, pueblo y cultura. Siempre tuve la misma sensibilidad y me golpearon fuerte la injusticia y tantos años de inequidad. Todo eso estaba ahí cuando sentí que había esperanza, y ese esfuerzo de tantos sectores distintos hizo que yo asumiera una respuesta. Decidimos enfrentar juntos el desafío, cuando poco o nada ha sido tocado de lo que fue la base de la dictadura”

Pero también lo impulsó el ejemplo de las diversas acciones y luchas populares después del derrocamiento de Stroessner.

“La ciudadanía fue cada vez más protagonista, así como la juventud, los campesinos y los organismos humanitarios. Todo fue importante en esos cambios que se fueron dando. Eso que llaman el sujeto del cambio somos muchos y decididos. Creemos en la participación activa, y por eso hicimos programas posibles. Sabemos que el enemigo más grande es la corrupción, sembrada hace tanto tiempo. Vencer la corrupción es básico, así como la pobreza, la ignorancia y el abandono. Nadie tiene idea de cómo es esto en Paraguay. Pero los movimientos populares en acción y la experiencia de los partidos hacen equilibrio y contrapeso en la alianza. Ese protagonismo de los que están en la unidad es nuestra fuerza y diferencia, y lo que nos lleva a pensar que podemos cambiar la historia.”

Los programas de gobierno han sido “trazados sobre ejes importantes”, que van de la reforma agraria, la reactivación económica, la independencia de la justicia y la recuperación de la institucionalidad, a otros como la recuperación de la soberanía y, especialmente, el tema energético. Esos ejes fueron recopilados a lo largo del país y trabajados juntos. Nada ha quedado libre, al azar. Si ganamos, haremos un gobierno abierto al continente y al mundo, marcando nuestra identidad y derechos. Dialogando. Tenemos mucho qué aprender de nuestros hermanos, de los países vecinos”.

El ex obispo Lugo espera serenamente. Sabe que está con sus compañeros “en el frente de la tormenta”, pero que “valen la pena esos vientos duros, ya que por vez primera hay en Paraguay olor a sueños y esperanzas, y sea lo que fuere, lo que ha crecido ahora tiene raíces muy hondas y protagonistas que se han ganado el derecho a caminar hacia la dignidad”.

 
Compartir la nota:

Puede compartir la nota con otros lectores usando los servicios de del.icio.us, Fresqui y menéame, o puede conocer si existe algún blog que esté haciendo referencia a la misma a través de Technorati.