Usted está aquí: viernes 18 de abril de 2008 Mundo Ratzinger, el estratega que “disciplinó” a los progresistas de la Iglesia católica

■ Religiosos le piden en una carta no reunirse con Bush en protesta por la guerra en Irak

Ratzinger, el estratega que “disciplinó” a los progresistas de la Iglesia católica

■ Como cardenal visitó EU 5 veces con la tarea de suprimir el legado de la teología de la liberación

■ El Papa celebra misa ante 46 mil fieles en Washington; hoy inicia actividades en Nueva York

David Brooks (Corresponsal)

Ampliar la imagen El papa Benedicto XVI bendice a un soldado estadunidense al terminar la misa que ofreció ayer en el estadio de beisbol de los Nacionales, en Washington. Más tarde se reunió con un grupo de víctimas de abuso sexual por sacerdotes, en un encuentro que duró entre 20 y 25 minutos en la nunciatura apostólica donde se hospeda El papa Benedicto XVI bendice a un soldado estadunidense al terminar la misa que ofreció ayer en el estadio de beisbol de los Nacionales, en Washington. Más tarde se reunió con un grupo de víctimas de abuso sexual por sacerdotes, en un encuentro que duró entre 20 y 25 minutos en la nunciatura apostólica donde se hospeda Foto: Reuters

Nueva York, 17 de abril. El máximo líder de la Iglesia católica no es desconocido entre la grey de este país, ya que antes Joseph Ratzinger visitaba Estados Unidos para disciplinar, si no expulsar, a disidentes izquierdistas de su religión.

Cuando estaba encargado de la Congregación de la Doctrina de la Fe –lo que antes era la oficina del Gran Inquisidor– durante 18 años hasta su elección como Papa, el entonces cardenal Ratzinger se ganó el apodo de el Rotweiller de Dios. Los sectores progresistas lo recuerdan como el arquitecto de la estrategia de Juan Pablo II para restaurar un modelo conservador y dogmático de la Iglesia que muchos esperaban había desaparecido con el Concilio Vaticano II. No dudó en emplear tácticas de intimidación y castigo contra pensadores disidentes, particularmente los inspirados por la teología de la liberación.

Vale recordar que Ratzinger fue quien obligó al brasileño Leonardo Boff, uno de los más prominentes teólogos de la liberación, a callar, y con ello enviar un mensaje a todo ese movimiento.

Ratzinger ha visitado en cinco ocasiones previas este país, casi todas en su calidad de policía de la fe ortodoxa, e igual que en América Latina, en Estados Unidos se sintió el efecto de su intento por suprimir el legado de la teología de la liberación y otras tendencias progresistas dentro de la Iglesia católica.

Aquí disciplinó a prominentes teólogos como el padre Charles Curran, quien abogaba por el derecho a la disidencia pública de las enseñanzas oficiales de la iglesia y cuya carrera académica en la Universidad Católica de Estados Unidos fue destruida por la intervención de Ratzinger a mediados de los 80. También está el caso del padre Matthew Fox, conocido por su trabajo sobre la espiritualidad de la creación y que abandonó la Iglesia católica. Igualmente amonestó a varios líderes católicos aquí, entre ellos al arzobispo de Seattle Raymond Hunthausen por tolerar la homosexualidad y por su participación en causas políticas progresistas, y hay muchos casos más que se guardan en secreto.

Ahora como Papa, Ratzinger ha mantenido su rechazo tajante al aborto, la participación igualitaria de las mujeres en la Iglesia, la homosexualidad y todo lo que considere “manchado” por el marxismo. La mayoría de los aproximadamente 65 millones de católicos en Estados Unidos dicen tener una opinión positiva de él, pero una mayoría casi tan amplia afirma que no comparte sus perspectivas, según encuestas.

Las corrientes progresistas aquí, como en varias partes del mundo, tienen una larga historia dentro de la Iglesia católica. De aquí surgieron el movimiento progresista de Católica Worker, y sus reconocidos representantes, los hermanos Philip y Daniel Berrigan que encabezaron algunas de las acciones más recordadas en contra de la guerra de Vietnam, y otras.

Unos tres mil líderes y trabajadores católicos y demás religiosos de esta y otras corrientes progresistas enviaron una carta abierta al Papa en la cual lo instaron a no reunirse con el presidente George W. Bush en protesta por la guerra en Irak. La carta dice que es hora de “un fin inmediato a esta guerra”, y añade: “si usted se arrodilla en señal de pesar e indignación ante la cruz del Cristo torturado, ¿puede ofrecer su bendición a un jefe de gobierno que justifica los abusos más terribles de mentes y cuerpos humanos como algo ‘legal’?”

Uno de los firmantes, el obispo Thomas Gumbleton, de Detroit, ha sido un líder progresista en varios asuntos, y con él varios obispos más, se han sumado a la lucha por la dignidad y la defensa de los inmigrantes, de los pobres, de los discriminados, de los encarcelados, con llamados por reformas a fondo, la justicia económica y social, por la igualdad, y por el fin de la pena de muerte.

En esta tradición también está el padre Roy Bourgeois, quien se ha dedicado incansablemente a la campaña para clausurar la Escuela de las Américas, donde se han capacitado algunos de los peores militares latinoamericanos responsables de golpes de Estado, tortura, y matanzas por toda la región, con la asesoría estadunidense.

Y hay gente menos conocida, como el padre Jerry, quien desde hace décadas busca formas de alimentar a los más pobres de Chicago; vestido de civil, el padre Jerry solía responder a quienes preguntaban dónde trabajaba, que era un burócrata de escritorio en la empresa multinacional más antigua del mundo: la Iglesia católica.

Esta iglesia está abajo, y el programa de Ratzinger, más allá de los actos masivos, no incluye reuniones con quienes no sean integrantes de la cúpula política o religiosa de este país. Hoy, el Papa celebró una misa ante 46 mil fieles en el estadio de beisbol de los Nacionales en Washington, con un mensaje sobre la necesidad de reforzar la fe católica en un mundo secular.

Mensaje en inglés y un poco de español

El mensaje fue ofrecido en inglés con un poco de español, en obvio respeto al hecho de que casi un tercio (29 por ciento) de los católicos aquí son latinos; de hecho, 50 por ciento de todos los católicos menores de 40 años son latinos, según sondeo del Pew Forum on Religión & Public Life. Un 46 por ciento de todos los inmigrantes en Estados Unidos son católicos; 82 por ciento de los inmigrantes de América Latina son católicos y 52 por ciento de éstos son de México, de acuerdo con el mismo sondeo.

El Papa también ofreció un discurso ante líderes de más de 200 universidades y escuelas católicas de las 195 diócesis de Estados Unidos, y concluyó el día con una reunión con representantes de varias religiones; el viernes iniciará tres días de actividades en Nueva York.

 
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