■ Compañeros de la víctima y autoridades difieren sobre los hechos
Mata policía a dirigente del Mocri
Tuxtla Gutiérrez, Chis., 17 de abril. Un agente de la policía estatal preventiva mató de un balazo a Natividad Jiménez Mendoza, dirigente del Movimiento Campesino Regional Independiente (Mocri), quien habitaba en un albergue del poblado Rómulo Calzada junto con el resto de los habitantes de la comunidad El Limoncito, uno de los 32 poblados inundados por el aumento del nivel del río Grijalva en noviembre pasado.
Según la versión oficial, el homicidio ocurrió cuando el policía y el dirigente consumían bebidas alcohólicas. “Discutieron, forcejearon con el arma y al uniformado se le fue el tiro”, informó Daniel Roque Figueroa, titular de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana.
El policía, cuyo nombre no precisó, ya fue detenido. “No vamos a tolerar estos actos. El uniformado va a ser juzgado. No había conflicto entre la policía y organizaciones campesinas en la zona. Se trata de un acto de irresponsabilidad y falta de ética del policía”, agregó el funcionario.
Sin embargo, Jesús Gutiérrez Valenzuela, vocero del Mocri, dijo que los policías del destacamento ubicado en Rómulo Calzada empezaron a ingerir bebidas alcohólicas cerca del albergue, por lo que Natividad Jiménez les pidió que se retiraran y fue entonces cuando uno de ellos lo agredió.
“Por la madrugada nos dijeron que Natividad había muerto porque estaba tomando con los policías y se hicieron de palabras. Nosotros creemos que le dispararon sin motivo”, sostuvo Gutiérrez Valenzuela.
Natividad Jiménez fue dirigente de la Organización Proletaria Emiliano Zapata.
Un reporte de la Subsecretaría de Protección Civil indica que el consumo de alcohol se ha incrementado entre las 800 personas que habitan el campamento Rómulo Calzada, donde ha habido conatos de violencia.
Policías asingandos a ese lugar han denunciado también que no les dan suficientes viáticos y tampoco los abastecen regularmente de alimentos, pese a que algunos llegaron allí desde diciembre pasado.
Al menos 3 mil 500 personas permanecen en albergues llamados “familiares”.