Usted está aquí: jueves 17 de abril de 2008 Opinión Together (la comuna)

Olga Harmony

Together (la comuna)

Basada en la película del realizador sueco Lukas Moodysson, el director Gisli Örn Gardasson realizó la adaptación para el Vestuport Theatre Group ambientándola en Islandia y añadiendo dos personajes, el vascuence Salvador y Lena –para los cuales invitó a sumarse a su grupo al mexicano Gael García Bernal y a la española Elena Anaya. La obra transcurre en una comuna hippie de los años 70, con la gran variedad de personajes que tratan de convivir llevados de sus afanes libertarios y a contracorriente de lo establecido, como era común en este tipo de comunas y si el director afirma que deseó hacer una obra en que privara la esperanza, esto sólo se logra en la persona de Elizabet (Sara Dög Ásgeirsdóttir) y su abusivo marido Róbert (Rúnar Freyr Gislasson), además de su pequeña hija Eva.

En efecto, la historia corre por dos líneas que sí llegan a tocarse. Una, la llegada de Elizabet que huye del golpeador marido alcohólico y que encuentra entre los habitantes de la comuna No me olvides que fundó su hermano Georg (Ólafur Darri Gislason) una nueva manera de ver la vida, por lo que al reconciliarse con el abusador que ha dejado el alcohol, decide que ya no será la sumisa ama de casa y decide trabajar, además de no depilarse más las axilas; esto último puede parecer grotesco a las jóvenes que ignoran los movimientos feministas con cientos de mujeres quemando sus brassieres y rechazando toda posibilidad de ser símbolos sexuales, pero era una constante de la época en Estados Unidos y gran parte de Europa. La parte no tan esperanzadora es la que muestra la imposibilidad de vivir de acuerdo con normas ideales, como Georg, el líder del amor libre que no acepta que su amante Lena haya tenido el orgasmo de su vida con el comunista Eirikur (Atli Rafn Sigurdasson) y la echa de la comuna. La odiada televisión llevada por el exiliado del franquismo Salvador (Gael García Bernal) para que su hijo Tet (Aron Brink o Rafn Kumar Bonifacius) no se sienta menos que la recién llegada Eva, y que es disfrutada por todos, es otro elemento disgregador, que hace que Erikur –el más extremista de todos y paradójicamente hijo de una familia de empresarios– abandone la comuna para unirse a las Brigadas Rojas alemanas. El mismo Salvador, que bautizó a su hijo con el nombre de la ofensiva vietnamita, ha olvidado sus viejos ideales, se dedica a sembrar mariguana y ha perdido todo empuje cuestionador. Anna (Nina Dogg Filippusdóttir), la lesbiana ex esposa de Salvador, también parece olvidar su elección sexual y está a punto de la reconciliación con el ex marido. Quizás sólo el homosexual travestido Ragnar (Árni Pétur Gudjonsson) se conserve intacto en esa comuna a punto de desintegrarse, porque, además de las dos defecciones anteriores, a la muerte de Franco –que se celebra con alegría– es posible que Salvador y su hijo regresen a España. Ese mundo ideal buscado ya no existe y Together es exponente de ello, aunque aquí no se muestran los excesos de drogas y enviciamiento que condujo al final del utópico movimiento hippie sin mayores soportes ideológicos, más que la rebelión ante la sociedad de consumo.

En la escenografía de Börkur Jónsson, que muestra el frente de las habitaciones y tapanco, además de la terraza –y con el vestuario de Rikey Kristjánsdóttir y la música y sonido diseñados por Karl Olgeirsson– el director muestra escenas simultáneas sin distraer el foco de atención, lo que no es sencillo en este tipo de escenificaciones, con un trazo muy medido y excelente ritmo y con una muy buena dirección de actores. Se utilizan los idiomas islandés (70 por ciento) e inglés (30 por ciento), además de algunas frases en español dichas por García Bernal y Elena Anaya, con traducción muy deficiente en una pequeña pantallita que omitía muchos parlamentos. A pesar de esto, la excelente actuación del grupo fundado en 2001 y con algunos premios en su haber, a lo que se añade la presencia de los actores invitados, permitió seguir una trama dramatúrgicamente muy bien contada y excelentemente escenificada.

 
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