Usted está aquí: domingo 13 de abril de 2008 Sociedad y Justicia Violaciones laborales desmienten la retórica oficial: informe del Cereal

■ La reforma propuesta favorece a los patrones y mina derechos de los trabajadores, afirma

Violaciones laborales desmienten la retórica oficial: informe del Cereal

■ La organización documenta selección de personal femenino con base en criterios sexistas

Carolina Gómez Mena

Ampliar la imagen Trabajadores durante la marcha del primero de mayo Trabajadores durante la marcha del primero de mayo Foto: José Carlo González

Las constantes violaciones a los derechos de los trabajadores durante el año pasado confirman que la “supeditación de la política laboral a las variables e indicadores económicos del modelo hegemónico neoliberal no representan una mejoría en la calidad de vida de los trabajadores, y desmienten la retórica oficial respecto de que la reforma en la materia hará más productivas y benéficas las relaciones laborales”, asienta un informe emitido por el Centro de Acción y Reflexión Laboral (Cereal) denominado La mano dura de Calderón, tres reformas: arrebatar el país a los trabajadores.

En el análisis, de 120 páginas, el Cereal refiere que la “alianza no confesa del capital con la administración de Felipe Calderón” no sólo ha avalado, vía las autoridades laborales, “omitir hacer respetar la ley y tolerar cambios al ordenamiento o interpretaciones torcidas de la misma”, sino que por medio de ella se pretende aprobar una reforma laboral que “inclina la balanza del lado patronal, asegurándole mejores condiciones para explotar la mano de obra y aumentar su capacidad represiva ante cualquier intento de defensa de sus derechos”.

En el documento se abordan diversos casos y remarca que uno de los emblemáticos del contubernio entre gobierno y patrones es el del Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros Metalúrgicos y Similares de la República Mexicana y el consorcio Grupo México.

De acuerdo con el Cereal, la reforma laboral pretende “convertir en ley o facilitar las violaciones” laborales que en muchos espacios laborales ya se aplica.

También expone lo que sucede en grandes tiendas de autoservicio, como en el caso de Hooters, cadena de restaurantes estadunidenses con presencia en México, cuya política es el “uso de las trabajadoras como parte de la imagen y publicidad del restaurante, a las cuales llaman chicas Hooters”.

Para reclutar a personal, estos negocios no realizan una selección de empleados, sino un casting, donde las mujeres deben tener entre “18 y 28 años, ser delgadas, de excelente presentación, extrovertidas y con actitud positiva”, debido a que su uniforme de trabajo consiste en shorts y camisetas ceñidas.

Se les hace firmar tres cláusulas en las que se violentan derechos laborales, refiere el Cereal: “No encuentro que mis deberes, mi uniforme o ambiente de trabajo sean ofensivos o intimidantes”, “mi trabajo requiere que interactúe y divierta a los clientes” y “el concepto de Hooters está basado en el ‘atractivo sexual femenino’”.

El Cereal indica que “no se puede hablar de una reforma laboral justa y progresista si ésta no reconoce los derechos humanos laborales y garantiza que el gobierno los cumplirá”, entre otros.

De igual forma, indica que “la terciarización de la actividad productiva es la única que prospera” y advierte que lo hará en mayor medida si se legaliza el outsourcing, lo que será “darle carta de ciudadanía a la simulación laboral”.

 
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