Usted está aquí: viernes 11 de abril de 2008 Opinión Ciudad Perdida

Ciudad Perdida

Miguel Ángel Velázquez
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■ A salvo de la hoguera, la crónica citadina

■ Libro proscrito en escuelas de la SEP

Ya sabemos. Lo que les molesta es la historia, lo que no admiten es el proceso señalado de concientización de la gente, por eso tratan de evitarla, de cambiarla, de arrancar raíces, de elevar mentiras para enterrar supuestos mitos. Ya les caímos, nos quieren robar la memoria para hacernos sus esclavos.

Y si por ellos fuera mañana mismo encenderían la hoguera para quemar la herejía que suma los años de lucha y resistencia que se apilan en los libros. Allí mismo, en la Plaza Santo Domingo se alimentaría el fuego con las crónicas de las delegaciones de la ciudad de México, que esta vez nada más fueron impedidas de circular entre los estudiantes de escuelas primarias y secundarias que maneja la Secretaría de Educación Pública federal.

El lunes próximo, como resultado de la políticas restrictivas del gobierno federal, más puntualmente de la SEP, las autoridades dedicadas a la enseñanza en el Distrito Federal empezarán a repartir, gratuitamente, en buena parte de las estaciones del Metro, si no es que en todas, un libro que busca platicar a los capitalinos la historia ignorada de las delegaciones que conforman esta metrópoli.

Lo que no se contará en ese espléndido documento es la historia, la guerra que se desató desde el gobierno federal para tratar de impedir que el texto fuera entregado, como ya se dijo, en las escuelas de la ciudad de México, es decir, trataron de frenar la circulación prevista por el gobierno capitalino, y con ello estuvieron a punto de evitar que muchos niños y jóvenes conocieran más sobre el Distrito Federal.

Hay que decir que ese libro es un documento cuidado al extremo, donde el relato de los principales rasgos de la vida delegacional se apuntan con criterios históricos de necesario conocimiento para sus habitantes, pero además cuenta la transformación política de sus habitantes. Repasa el nacimiento de la ciudad, vuela entre los años de la protesta reprimida, de la destrucción del 85, de la organización autónoma de la gente, del desafuero y el fraude, pero principalmente, como dice Marcelo Ebrard en la presentación, invita a imaginar, ejercicio cada vez más prohibido para la ciudadanía.

El libro, en el que escriben los cronistas de la ciudad y su presidente, Guillermo Tovar y de Teresa, el secretario de Educación local, Axel Didriksson, Carlos Monsiváis y Jesús Ramírez, además del jefe de Gobierno de la ciudad, se escapó de la hoguera y su difusión masiva dará al traste con las intenciones de censura que se dictaron desde los aparatos del gobierno federal. Ni modo, otro que se les va vivo.

De pasadita

Ningún mejor momento que el actual, se dijo entre panistas y sus esclavos amarillos, para abordar la iniciativa que pretende prohibir las manifestaciones callejeras y que se trata de imponer a la Asamblea Legislativa, como ya les habíamos comentado en este espacio.

Se busca sacar la ley de marras de inmediato, para obligar a la policía de la ciudad de México a reprimir a sus ciudadanos. Era de esperarse, el desprecio de los perredistas ligados a Acción Nacional, con la complicidad priísta, hacia la gente se pretende poner por escrito en una ley que busca cercenar otro derecho. No estaría mal que las brigadas que defienden la permanencia del petróleo en manos de la nación se dieran una vuelta por la Asamblea Legislativa antes de que se les cercene otro derecho ciudadano. ¡Aguas!

 
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