■ Ricardo La Volpe complica la situación del equipo de su alumno Miguel Piojo Herrera

Tiburones, en terapia intensiva en su batalla por no descender

■ Veracruz regresó a la realidad sufriendo la goleada del torneo, en la cual destacó Suazo, con cuatro tantos, y Borgetti, con dos

■ Los escualos cometieron muchos errores, sobre todo defensivos

Agencias

Monterrey, 5 de abril. Monterrey masacró sin clemencia a un errático Veracruz, que cayó con escandaloso marcador de 7-2 en su visita al estadio Tecnológico en la fecha 13 del torneo local. El alumno no pudo superar al maestro, pues en el regreso de Miguel Herrera a su antigua casa no tuvo argumentos para frenar la experiencia de Ricardo La Volpe.

El Chupete Suazo fue el héroe de la tarde al anotar cuatro goles que devolvieron la alegría y los sueños de clasificar a la afición rayada, que fue testigo del oficio de Jared Borgetti, quien colocó dos dianas con su característico juego aéreo, mientras el mediocampista Egidio Arévalo también hizo de las suyas con un gol.

Suazo abrió marcador al minuto ocho, repitió al 36, al 66 y sentenció de manera inobjetable al 74; Borgetti dobleteó al 28 y al 53, y Egidio Arévalo contribuyó al 41. Por el conjunto veracruzano anotó Aldo de Nigris, al minuto 25, y se sumó un autogol del rayado Egidio Arévalo en los estertores del encuentro. Así, Rayados logra la mayor goleada en lo que va del torneo.

Con este resultado, Monterrey no sólo recuperó el camino, pues sólo tenía una victoria en los pasados seis partidos, sino además consiguió ubicarse en el subliderato de su grupo, y de paso colocar en una situación crítica, casi de muerte, al tiburón.

Monterrey alcanzó así 17 puntos en el sector dos, un puesto arriba de su escolta Atlas, y a tres tantos del líder, Santos Laguna. Por su parte, en el mismo grupo, Veracruz se mantiene en el cuarto sitio, pero su verdadero calvario es su posición en el sótano de la tabla por el no descenso, donde estos siete goles saben a verdadera cicuta.

Apenas arrancó el encuentro, Suazo empezó a amagar a la defensa del cuadro escualo, que tenía ánimos de confirmar que la goleada 4-0 al América en la jornada anterior no habían sido obra de la casualidad.

Sin embargo, esta vez, Tiburones fue un cuadro repleto de errores en todas sus líneas, pero sobre todo en la defensa, donde cometió un rosario de torpezas que los de casa no desaprovecharon.

Aunque los locales abrieron el marcador, no había indicios de que terminaría en un verdadero baile para el conjunto del puerto, que incluso consiguió en el minuto 25 igualar los cartones, cuando Cesáreo Victorino sirvió un centro a Claudio Graf, pero Aldo de Nigris aprovechó para mandar al ángulo izquierdo del marco regio.

Tras el empate, las acciones parecían equilibradas; sin embargo, fue Suazo, una y otra vez, quien se encargo de doblegar las líneas y los ánimos de los Tiburones, que gradualmente fueron perdiendo control de las acciones y terminaron replegados en su cancha.

La Volpe empezó con el semblante duro que lo caracteriza, pero en la medida que avanzaron los minutos y los goles, fue relajando el gesto, satisfecho del desarrollo de su equipo, y con la confianza que le dieron sus cartas fuertes, pues también destacó Jesús Arellano, artífice en dos de las anotaciones, y el imponente juego del brasileño Robert de Pinho.

Mientras tanto, El Piojo Herrera se fue serio, ante un resultado que no imaginó ni en sus peores pesadillas, y con la incertidumbre en el horizonte del cuadro jarocho. Aunque si algo puede rescatar es que ante su ex afición, los regios demostraron que son agradecidos y no olvidaron los gratos momentos que les regaló el otrora técnico de carácter.