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Cómo forjar una sociedad abierta

De nuevo falla la estrategia editorial que promueve este libro diciendo primero: Más de un millón de ejemplares vendidos y después “la era más oscura ha llegado a las librerías”. Todo lo contrario a lo que presenta la nueva novela de Ken Follet: una época de descubrimientos, donde lo nuevo va abriéndose paso.

Un mundo sin fin se reseñó hace algunas semanas en estas páginas pero vale la pena presentarlo de nuevo, porque es un buen libro dentro del género de novela histórica (no fantasiosa, y el agregado es mío) en la que Follet, autor de bestsellers detectivescos, se dio a la tarea de reconstruir un periodo histórico.

Esa tarea comenzó con Los pilares de la tierra, que se convirtió en uno de los libros más vendidos y no gracias a la mercadotecnia sino al boca a boca: era completamente diferente a los que el escritor galés tenía acostumbrados a sus lectores. Aun así se echó el trompo a la uña y escribió la novela que quería escribir… casi pasó inadvertida, pero de pronto como en una espiral comenzó a ganar más y más fuerza.

Pasaron 10 años para que Follet entregara la segunda parte, donde los constructores de las catedrales son los verdaderos personajes –algo que se puede seguir en la novela La catedral del mar, de Ildefonso Falconés, salvando las diferencias–; en Un mundo sin fin los personajes centrales son descendientes de Tom Builder, quien inició la construcción de la catedral de Kingsbridge, sólo que ahora no habrá que edificar una iglesia sino una sociedad capaz de dar cabida a los avances en medicina, maquinaria y eliminar otros absurdos como que las mujeres no debían estudiar, sin dejar a un lado intrigas palaciegas, muertes, a las buenas familias que caen en la ruina, envidias, y en medio de todo una historia de amor que comienza cuando los protagonistas Merthin y Caris son niños.

Título: Un mundo sin fin

Autor: Ken Follet

Editorial: Plaza y Janés

Número de páginas: 1179

Precio de lista: 299 pesos