Usted está aquí: domingo 6 de abril de 2008 Cultura Espontáneo homenaje popular a Carrington; cumple 91 años

■ La exposición de la artista en Paseo de la Reforma coincide con el acontecimiento

Espontáneo homenaje popular a Carrington; cumple 91 años

■ Seres increíbles conviven en lo cotidiano con la multitud que transita por esa arteria de la ciudad, donde eligió vivir la pintora y escultora de trascendencia universal

Ana Mónica Rodríguez

Ampliar la imagen Tres seres encapuchados custodian una parte del camellón de Paseo de la Reforma. La pieza forma parte de la exposición sobre la artista Tres seres encapuchados custodian una parte del camellón de Paseo de la Reforma. La pieza forma parte de la exposición sobre la artista Foto: María Luisa Severiano

Ampliar la imagen Cuando Leonora Carrington cumplió nueve décadas de vida, dijo entre en serio y en broma: "Me la estoy pasando muy triste al tener 90 años, preferiría tener 19" Cuando Leonora Carrington cumplió nueve décadas de vida, dijo entre en serio y en broma: “Me la estoy pasando muy triste al tener 90 años, preferiría tener 19” Foto: Marco Peláez

Ampliar la imagen Mediante estas imágenes, los transeúntes pueden conocer a la artista mientras realizaba sus pinturas Mediante estas imágenes, los transeúntes pueden conocer a la artista mientras realizaba sus pinturas Foto: María Luisa Severiano

Ampliar la imagen Una hilera interminable de esculturas, elaboradas en bronce y cera, dan un toque misterioso y multiforme al camellón central de Reforma Una hilera interminable de esculturas, elaboradas en bronce y cera, dan un toque misterioso y multiforme al camellón central de Reforma Foto: María Luisa Severiano

Seres increíbles conviven a diario, lo mismo a sol de plomo que luna de plata, con la multitud que deambula por el camellón que vincula las rejas de Chapultepec con el Museo de Antropología.

Hoy, esas criaturas de metal y óleo tienen un tono especial. Su autora, Leonora Carrington, cumple 91 años y lo festeja de manera sencilla a corta distancia de esas obras, en su casa de la colonia Roma.

La gente de a pie, literalmente porque se trata de una exposición ambulatoria y en plena calle, rinde, muchas veces sin saberlo, un homenaje inmejorable a la cumpleañera, una de las artistas más relevantes del mundo moderno.

Leonora Carrington eligió esta ciudad para vivir desde hace más de seis décadas.

La obra de la última de los grandes artistas surrealistas –movimiento que se inició en los años 30 del siglo pasado–, quien en 1968 abandonó el país en protesta por la represión del movimiento estudiantil y que ha enaltecido el rol de las mujeres a escala mundial, es recordada con su arte vivo en la exposición que se halla desde hace unas semanas instalada sobre Paseo de la Reforma.

Leonora Carrington en la ciudad de México es el nombre de la muestra urbana que se exhibe a lo largo del camellón central y de la acera que lleva a los caminantes desde las rejas de Chapultepec hasta la entrada al Museo Nacional de Antropología.

En esa museografía –que estuvo a cargo del promotor cultural Isaac Masri– se confrontan de manera paralela las genialidades de la artista plástica, su vida, los pasajes fundamentales de su trayectoria y las personalidades con las que estuvo estrechamente vinculada.

Reproducciones de sus pinturas con sus seres increíbles y de fotografías de la misma Leonora en su niñez, adolescencia y plenitud, así como de la mujer pintando en su estudio y de las gráficas en color sepia durante su boda con Emérico (Chiki) Weisz, así como de sus hijos Pablo y Gabriel, se contrastan con una hilera interminable de esculturas elaboradas en bronce y cera que dan un toque misterioso y multiforme al camellón central de Reforma.

Las 50 cajas de luz con un centenar de imágenes y las 17 magníficas esculturas con elementos característicos de Carrington –como los seres sin cara, cerdos, murciélagos, serpientes, aves o rostros y cuerpos que para muchos de los mortales denotan a los cinematográficos seres extraterrestres– atrapan a los espectadores que se hunden en el viaje fantasioso de la artista nacida en Clayton Green, Lancashire, Inglaterra, en 1917.

“Con estos dibujos no siento miedo, sino la ansiedad que sentía de niño, en las noches”, dijo un joven con mochila en la espalda que observaba atento la pintura titulada Emprendí mi viaje hacia abajo; mientras otro hombre, de mayor edad, se sumergía en la acera central de Reforma para captar con su cámara diversos ángulos de las grandes esculturas Música para sordos, Casa de los espíritus o Mariposa mantarraya.

Textos de Carlos Monsiváis, Elena Poniatowska, Isaac Masri y Pablo Weisz Carrington, entre otros, hacen referencia a la pintora y a sus creaciones. También fueron colocadas en letras blancas y en fondo negro reflexiones pasadas de la misma autora, quien se caracteriza por su sencillez; además, posee ingenio, buen humor y cordura para hablar con los medios de comunicación.

Zoología inverosímil, seres medievales, rabinos transfigurados y castillos que levitan son algunas de las palabras que dan forma al texto de Carlos Monsiváis, mientras que Elena Poniatowska la define como la dueña del inframundo y la última de los pintores surrealistas.

El texto del jefe del gobierno capitalino, Marcelo Ebrard, puntualiza que la muestra “festeja a los habitantes de la ciudad de México con la presentación en la vía pública de una de las artistas más relevantes y admiradas a nivel nacional e internacional. La exhibición es un ambicioso proyecto de arte urbano diseñado para compartir el disfrute de las obras y el conocimiento de una mítica mujer que todos los días pisa las calles de esta gran ciudad.”

En la cronología de la vida de Leonora Carrington, destaca su matrimonio con el diplomático mexicano –amigo de Pablo Picasso– Renato Leduc, de quien se divorció para años después contraer nupcias con el fotógrafo húngaro Emérico Weisz. También el sintético texto menciona la ocasión en que Leonora Carrington viajó a España, allá por 1940, y en el camino sufrió una crisis nerviosa, por lo que fue internada en un hospital para enfermos mentales en Santander; posteriormente André Breton le animó a escribir una narración sobre ese incidente llamado Memorias de abajo.

La magia de los mayas, mural que engrandece y celebra a la gente de Chiapas, le fue solicitado a Carrington para el Museo Nacional de Antropología, y una réplica de esa obra montada para esta exposición destaca, por el sello particular, ingenio y visión de una cultura bajo la mirada mística de la pintora.

El año pasado, a propósito de su cumpleaños, se anunció la escultura La reina del tequila, en la que la autora reflejó ese universo que oscila entre lo mágico, lo onírico y lo místico que la caracteriza, con imágenes que oscilan entre los ámbitos animal, vegetal y mitológico. También el Centro Cultural Indianilla le rindió un homenaje por su onomástico; ese día dijo, entre en serio y en broma: “Me la estoy pasando muy triste al tener 90 años, preferiría tener 19”.

Para su aniversario 91, seguramente Leonora Carrington lo festejará con un sencillo convite con sus familiares y amistades más cercanas.

En tanto, el tributo y homenaje a la artista se puede apreciar sin ningún problema en Paseo de la Reforma, donde el tráfico habitual no interfiere con el disfrute de la obra, pues el espectador se hunde en el viaje y en los personajes extraordinarios surgidos de la genialidad de Carrington.

 
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