Número 141 | Jueves 3 de abril de 2008
Director fundador: CARLOS PAYAN VELVER
Directora general: CARMEN LIRA SAADE
Director: Alejandro Brito Lemus

Por tercer año consecutivo, la Secretaría de Salud, a través del Censida, financiará proyectos de prevención del VIH de las organizaciones civiles y comunitarias. Este año se destinarán 35 millones de pesos para apoyar más de cien propuestas en todo el país.

Si bien es prematuro saber si la inversión realizada en los dos años anteriores ha tenido algún impacto en el control de la epidemia en nuestro país, en términos de infecciones evitadas o disminución de las tasas de incidencia del VIH en las poblaciones más afectadas, lo que si se puede conocer es la eficiencia de las intervenciones financiadas.

Los recursos son escasos, insuficientes para cubrir todos los servicios necesarios para hacer frente a una epidemia tan compleja. Por lo mismo, es necesario asegurarnos que su rendimiento sea el óptimo; que beneficie al mayor número de personas posible; y que las intervenciones financiadas respondan a estrategias de eficacia probada.

Los estudios realizados en el Instituto Nacional de Salud Pública alertan sobre altos niveles de ineficiencia de las intervenciones preventivas y señalan una brecha muy alta entre los recursos otorgados y las acciones realizadas.

Sin embargo, este déficit no es sólo responsabilidad de las organizaciones civiles. Las autoridades o financiadoras que otorgan los recursos deben también asumir la responsabilidad de capacitar a quienes ejecutarán los proyectos.

Es verdad que no basta la buena voluntad para realizar acciones preventivas eficaces, pero resulta que muchas organizaciones civiles sobreviven gracias precisamente al trabajo voluntario de sus afiliados. No se les puede exigir eficiencia si no se les capacita de antemano y si no se garantiza un apoyo técnico constante en la evaluación de sus proyectos. De lo contrario, organizaciones civiles y comunitarias que desde hace años vienen realizando grandes esfuerzos, serán desplazadas por otras más capacitadas, pero sin ninguna experiencia o involucramiento real en la solución del problema.