Usted está aquí: domingo 30 de marzo de 2008 Cultura Mejores personas

Pablo Espinosa

Mejores personas

Cuando una exposición está tan bien montada, curada, presentada y tan bien lograda, resulta nítido el posible déficit.

Es el caso de la muestra titulada Buda Guanyín: tesoros de la compasión, que se muestra con éxito absoluto en el Museo Nacional de Historia del Castillo de Chapultepec.

El mismo título acusa la ausencia de información básica para el visitante, sea experto en el tema, diletante, curioso o sencillamente eso, un visitante. De manera que se da por hecho que el público conoce la información básica de lo que sí se informa, creando en consecuencia confusión. En las cédulas informativas se manejan a discreción términos fundamentales como compasión (el del título), sufrimiento, desapego y rencarnación, entre otros, cuya explicación enriquecería aún más el estado del alma con el cual el visitante abandona el recinto. (Recibe, por cierto, el regalo de un paisaje insólito en la ciudad de México, desde las alturas de Chapultepec).

El control sobre las personas mediante el miedo y la culpa, el proselitismo y la doble moral cristianos, nublan muchos entendimientos y pueblan de conceptos equivocados las mentes y los corazones.

Compasión en el mercado cristiano significa lástima, sufrimiento significa pérdida material, rencarnación: pecado.

En la cultura budista compasión es amor, sufrimiento es un mal del alma y rencarnación es una manera de entender el cosmos.

Si uno alquila la audioguía de la exposición que nos ocupa, escuchará al final de la visita que la tolerancia, el no proselitismo y otros valores sostienen la vigencia del budismo, que no es una religión, como equivocadamente repiten personas, aún las más enteradas y “cultas”.

La pulcra museología, el esplendor de las piezas mostradas, la vasta información que aporta la muestra Buda Guanyin proporcionan al público una noción iluminadora.

Abre así la ventana a la tolerancia, la paz interior, a las maneras diferentes de estar en el mundo. De modo que no necesita el visitante abjurar de su fe cristiana o protestante o musulmana o marciana o venusina. Simplemente tendrá un enriquecimiento humano, que es el papel que funge la cultura.

No se verá necesitado, como dictan muchos medios de comunicación, en ponerse del lado de “los buenos” contra “los malos”, simplemente será una persona más libre por mejor informada, construida. La idea central, como la de este texto, es proponer concordia, no alimentar el odio, que es una forma de sufrimiento: quien ejerce el mal, sufre.

En contrapartida, extraordinaria exposición tenemos hoy en México: Buda Guanyín: tesoros de la compasión.

 
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