■ La autora reivindica a las mujeres del país en La Chulanga historias urbano-cachondas

México debe ser un país más cogelón, propone Nora Emilia

■ Recopila en un libro sensuales relatos sobre una madre divorciada, que en lugar de sentirse fracasada vive otra oportunidad

■ Ser una guía para calentar la atmósfera, otro de los propósitos de la publicación

■ Sólo está disponible en librerías Gandhi, donde se presentó en días recientes

Juan José Olivares

“Divorciada y con hijas, bailaba con dos hombres al mismo tiempo. Uno rozaba mis pechos y el otro, atrás, me tomaba de las caderas, y yo les permitía todo, mientras respiraba el aliento de uno junto a mi boca y sentía el del otro. Bailábamos los tres con las caderas bien pegadas. El de atrás apretó mis pechos y me pegó a su espalda, mientras el de enfrente comenzó a besarme hasta que sonó el despertador… era la cuarta vez en la semana que me despertaba con una sonrisa para levantar a mis hijas y llevarlas a la escuela.”

Este breve relato lo cuenta en un capítulo de su libro La Chulanga, representación de cierta mujer mexicana actual: “defeña, divorciada con dos hijas y luchona en todos los ámbitos; una guerrera que se entrega sin culpa. Es femenina mas no feminista. Vive su sexualidad con total intensidad”, asegura en entrevista Nora Emilia, creadora de este personaje “necesario” para la sociedad mexicana.

La Chulanga, historias urbano-cachondas ya se presentó en Gandhi, librería donde sólo se puede conseguir.

Ahora, estos sensuales relatos, que “podrían ser utilizados como guía para calentar la atmósfera (de la ciudad)” y erizar cada vello de la piel de mujeres y hombres, ya se encuentran en puestos de periódicos, donde cada semana aparecen en la revista Tiempo libre. De hecho, el libro es la recopilación de la columna que se publica en ese semanario.

La Chulanga es la efigie de esa mujer liberada y sin tapujos en cuanto al tema sexual, dice Nora Emilia. Es como “una reivindicación para el sexo femenino en México. No tiene rostro; de hecho, somos muchas mexicanas: diversas, guapas y cachondas”.

Nora Emilia abunda sobre su personaje: “Es como un cómic. Es la persona que en lugar de sentirse marcada o fracasada por su matrimonio se da cuenta de que tiene otra oportunidad. Se da a la aventura sin tener en mente si se casará otra vez y sin buscar un padre para sus hijas”.

–¿La Chulanga podría haber sido una joven de 20 años?

–No, porque sería muy inmadura para eso; pero me sorprende que muchas mujeres jóvenes se sientan muy identificadas con el personaje (de hecho muchas me escriben).

–¿Qué tan real puede llegar a ser el personaje?

–La Chulanga es madre. Hay que dejar claro que serlo no tiene nada que ver con besar a un tipo, con darle vuelo a la hilacha –lo que no te hace ser una mala madre–; claro, si cada día llevas un galán nuevo a la casa, puede ser desagradable para tus hijas, que saben que la mamá necesita eso (sexo) para ser una buena madre. De nada sirve ser una mamá enojona y pasarte diez horas con tus hijas. Pero si va con su vecino, se da un revolcón y regresa a casa de buenas, los hijos lo agradecen. Las mamás sacrificaditas acaban por pagar un factura impagable, acaban con una frustración muy grande a una edad que ya no hay vuelta para atrás. Como esos matrimonios que aseguran que por los hijos no se divorcian, la cual es una premisa muy tonta. Los hijos prefieren padres divorciados, pero contentos, a una pareja infeliz.

Nora Emilia asegura que cada vez hay más ese tipo de mujer como La Chulanga, “inclusive están las que ya no se quieren casar, que prefieren la unión libre. El matrimonio está perdiendo su encanto. Aunque es cierto que los hombres tienen una libertad sexual que las mujeres aún no poseen. La Chulanga es una reivindicación de las mujeres, aunque creo que algunas aún confunden la cama con el amor. Todavía hay una teoría entre las mexicanas: si a la primera le dicen que sí a un hombre, se les hace chiquita, entonces hay que decirles que no, para que se sientan cautivados”.

A Nora Emilia le escriben mujeres de diferentes edades, inclusive “chavitas, a quienes les gusta que llame a las cosas por su nombre, o señoras de 60 años que me dicen que fueron a algunos de los lugares que se mencionan en el libro, pero que nunca se atrevieron a hacerlo (a meterse con un hombre en un primer encuentro), u hombres que me dicen que quisieran ir a un hotel a abrazarme”.

La rutina también es rica

La intención de crear a La Chulanga, reitera Nora, fue para calentar la atmósfera, porque “a veces los hombres llegan a casa, cenan, se ponen su pijama, agarran chichi y ya. Y no... en la cena deben empezar a rozar… ese acercamiento antes de la chichi es muy importante, es un rito. Aunque te diré... la rutina sexual también es rica”.

La Chulanga, comenta la autora, es una mujer que está en una etapa “lúcida de su vida porque se busca en ella y no está al acecho de volver a tener a alguien. Muchas veces el matrimonio es eso, y las mexicanas lo tenemos que entender. Somos buenas madres, entonces te diviertes con tus hijos cuando estás contenta, y desde mi punto de vista el sexo puede llevarte a ese estado de alegría. Estar divorciada y con hijos ya no es el defecto, el lastre”.

Mucha gente conoce la columna de Nora Emilia, a la que consideran una especie de “guía”. Además del sexo, en los textos se tocan temas, como la homosexualidad y el aborto, entre otros. “Estamos llenos de programas gringos en los que no estamos reflejados. Es divertido entrarle a estos asuntos de manera libre. El chiste es tener una complicidad con lo que se está viviendo.”

Nora Emilia remata: “México debe ser un país más cogelón –es el país peor cogido. Muchas veces llegas con ganas y con cualquier cosa ya te alejas. Luego de una relación rica te duermes cansado, contento, y te despiertas con energía. Hacer el amor es algo sano. Y la propuesta es: México, cojamos.”

Los relatos de La Chulanga también están disponibles en podcast, en su página www.lachulanga.com, además de la edición en cedé.