Usted está aquí: martes 25 de marzo de 2008 Economía Fracaso mortal en tratamiento de diabetes

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Salud

Fracaso mortal en tratamiento de diabetes

Ampliar la imagen Antes de lograr descubrimientos médicos, algunos estudios con pacientes se convierten en tropiezos Antes de lograr descubrimientos médicos, algunos estudios con pacientes se convierten en tropiezos Foto: Archivo

Investigadores que intentaron reducir infartos entre diabéticos disminuyendo su glucosa encontraron que, al contrario de lo que pensaban, morían más pacientes. El hallazgo, anunciado a principios del mes, provocó que el gobierno detuviera un segmento de un gran estudio sobre diabetes y enfermedades cardiacas.

Los investigadores dijeron no saber lo que había causado el incremento de los decesos, pero afirmaron que no puede atribuirse al tratamiento con Avandia, que el año pasado se relacionó con un mayor riesgo de infartos, aun cuando algunos voluntarios tomaban ese fármaco.

“Es evidente que no esperábamos estos hallazgos”, señaló la doctora Elizabeth G. Nabel, directora del Instituto Nacional del Corazón, Pulmón y Sangre, en Estados Unidos, que lleva a cabo las pruebas clínicas.

Los perturbadores resultados ponen en duda la teoría popular de que reducir el azúcar en sangre de pacientes con diabetes tipo 2 puede prevenir infartos.

“Tenemos que ser cuidadosos, porque más no es siempre mejor”, expresó el doctor W. Douglas Weaver, presidente electo del Colegio Estadunidense de Cardiología y jefe de cardiología del Sistema de Salud Henry Ford, en Detroit. “La importancia de este estudio es: a veces lo inesperado sucede. En este caso, reducir el azúcar a niveles normales tuvo resultados poco efectivos.”

El estudio de Acción para el Control del Riesgo Cardiovascular en la Diabetes (ACCORD, por sus siglas en inglés) involucró a 10 mil 251 participantes en 77 lugares de EU y Canadá, entre ellos el Centro Médico para Veteranos de Baltimore.

De éstos, 257 del grupo de terapia intensiva fallecieron en el curso de cuatro años, en comparación con 203 del grupo de tratamiento estándar.

Recurriendo a una dieta modificada, ejercicio y medicinas para reducir la glucosa, la meta del grupo de tratamiento estándar era reducir sus niveles de azúcar en sangre a un punto seguro para diabéticos, aunque todavía más alto de lo normal.

En el grupo de tratamiento intensivo los doctores fueron más arriesgados e intentaron llevar los niveles de glucosa por debajo de los encontrados en no diabéticos. Veían más a menudo a esos pacientes, revisaban su glucosa con mayor frecuencia y les prescribían más medicinas, afirmaron los investigadores.

En general, el índice de mortalidad en ambos grupos estuvo por debajo de lo normal para diabéticos tipo 2; probablemente como resultado del cuidado y supervisión adicional que recibieron los pacientes de ACCORD.

El estudio encontró algunos efectos benéficos de la intensa reducción de glucosa. Por ejemplo, hubo 10 por ciento menos acontecimientos cardiovasculares no fatales –como infartos– en el grupo intensivo, a diferencia del grupo de tratamiento estándar.

Estudio a gran escala

“Sin embargo, si ocurría un infarto, era más probable que fuese fatal”, indicó el doctor Guillermo Friedewald, profesor de medicina en la Universidad de Columbia y presidente del comité de dirección del estudio. “Además, el grupo de tratamiento intensivo presentó muertes repentinas más inesperadas, aun sin infarto evidente.”

El doctor Bruce Hamilton, jefe de endocrinología en Baltimore, quien inscribió 180 pacientes en el estudio, señaló que los resultados lo tomaron un poco de sorpresa porque los índices de mortalidad en su hospital eran casi iguales entre los dos grupos de pacientes.

“Nunca nos dimos cuenta de nada”, dijo Hamilton, y resaltó que se requirió un estudio con miles de pacientes para revelar el peligro.

Hamilton especuló que algunos pacientes podrían haber tenido momentos en los que su glucosa bajó hasta niveles de peligro, condición denominada hipoglucemia. Cuando esto sucede, el sistema nervioso responde acelerando el pulso y constriñendo los vasos sanguíneos. Esto, a su vez, puede provocar un infarto o arritmia.

Desde el principio, los voluntarios del estudio de ACCORD eran una población de riesgo elevado: habían tenido diabetes tipo 2 durante un promedio de 10 años, niveles de glucosa por arriba de la media, enfermedades cardiacas y otros factores de riesgo como hipertensión o colesterol alto. Algunos eran obesos o fumadores.

El grupo de tratamiento intensivo seguirá siendo parte del estudio, que también busca reducir la presión arterial y el colesterol. Pero sus metas de glucosa se reducirán durante los 18 meses restantes, aseveraron los funcionarios.

Enfermedades cardiacas

Más de 20 millones de estadunidenses tienen diabetes tipo 2, y alrededor de 284 mil mueren a causa de ella cada año. Las enfermedades cardiacas y el infarto representan aproximadamente 65 por ciento de esos decesos. Los adultos con diabetes tipo 2 tienen de dos a cuatro veces más probabilidades de sufrir un ataque cardiaco o un infarto, o morir de enfermedad cardiaca, que los no diabéticos.

Un gran organismo de investigación ha demostrado que reducir los niveles de glucosa puede disminuir de manera importante el riesgo de algunas complicaciones derivadas de la diabetes, como enfermedades oculares, nerviosas y de riñón. Otro estudio ha revelado que los pacientes con inicio más reciente de diabetes que los inscritos en el estudio de ACCORD mostraron una tendencia a padecer menos infartos cuando redujeron sus niveles de glucosa.

Pero éste ha sido el primer gran ensayo clínico para estudiar si disminuir los niveles de glucosa de los diabéticos, a los que tienen las personas sanas, reduce el riesgo de enfermedad cardiaca. La respuesta, en este caso, fue no.

“Obviamente nadie habría esperado este resultado”, indicó el doctor Steven Nissen, cardiólogo en la Clínica Cleveland, quien dirigió el estudio sobre Avandia. “Éste es un llamado de alerta, y nos dice que los fármacos tienen efectos complejos.”

“Es lo correcto”

Nissen aseveró que los hallazgos tendrán impacto inmediato en su práctica. Antes, si un diabético con enfermedad cardiaca hubiese llegado a su oficina con un nivel de glucosa de 7.5 por ciento (comparado con menos de 6 por ciento en una persona normal), “yo le habría prescrito un fármaco adicional”, reconoció.

“Hoy tengo que preguntarme si es lo correcto”, afirmó Nissen. Antes habría estado satisfecho si uno de sus pacientes presentara un nivel de glucosa de 6.2 por ciento. Ahora, dijo, se preguntaría: “¿estoy haciendo daño o ayudo?”

Investigadores de ACCORD expresaron que ahora la meta del grupo de tratamiento estándar (en el que se incluyen los antiguos pacientes de tratamiento intensivo) es un nivel de glucosa entre 7 y 8 por ciento. Y aconsejan: no debe presionarse a diabéticos que tienen riesgo de contraer enfermedades cardiacas a reducir sus niveles más allá de eso.

“Estoy agradecido de saber cuál debe ser la meta de glucosa”, comentó la doctora Sheria Golden, endocrinóloga del hospital Johns Hopkins.

Golden afirmó que siempre ha estado consciente de que reducir demasiado el azúcar puede provocar un episodio de hipoglucemia. “Reduciré la glucosa hasta donde no se complique al paciente con riesgo hipoglucémico”, expresó.

Los especialistas tuvieron dificultades en hacer que los niveles de azúcar de los voluntarios se redujeran por debajo de los registrados en personas sanas; sólo alcanzaron un 6.4 por ciento, en vez de su objetivo de menos de 6.

Los doctores dijeron que resultados diversos a lo esperado son una de las razones por las que se llevan a cabo pruebas clínicas.

“En esencia, cuando algo parece ser una buena idea, necesitamos pruebas... para ver si funciona en la vida real”, señaló la doctora María M. Newman, internista en Lutherville. “Suena biológicamente plausible, pero eso no significa que funcione de esa manera.”

Fuente: EIU

Traducción de texto: Jorge Anaya

 
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