Usted está aquí: sábado 22 de marzo de 2008 Opinión En el Chopo

En el Chopo

Javier Hernández Chelico
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■ Reyertas juveniles, emos de ayer y hoy

Cierto, no es nada nuevo, pero sí sorprende que en pleno siglo XXI algunos chavos asuman una actitud retrógrada y apunten sus armas sobre personas de su misma edad y de sus mismas tendencias sociales y musicales. La neta, no deja de causar indignación que unos cuantos muchachones organicen un linchamiento contra sus congéneres al más puro estilo... ¿No les bastará a esos cuates la violencia encubierta de ciertos sectores de la sociedad contra ellos mismos?

Hace casi 50 años la rebeldía juvenil era nota de periódicos amarillistas, como registra el libro Guaraches de ante azul, de Federico Arana: “Jóvenes desorientados en un orden social desquiciado”, se lee en el encabezado de Últimas Noticias del martes primero de septiembre de 1959; el sumario añadía “sugestiones en el problema de los Rebeldes sin causa”. Parménides García Saldaña también da cuenta del antagonismo entre jóvenes en su cuento El rey criollo. Allí describe cómo la pandilla de la Narvarte agandalló a Los Gatunos. Era el tiempo del rocanrol y se peleaba por alguna chamacona o por defender el territorio. En esos años, también se dio una rivalidad entre chavos por los partidos de futbol americano entre Universidad y Politécnico (confrontaciones que se atenuaron a partir de1968).

Ahora, un grupito de adolescentes –y unos ya no tanto– hostilizan a cuanto emo encuentra y alardea con la idea de rompérsela, con el blandengue pretexto, de que el emo es un ente sin identidad propia, que dizque ha plagiado actitudes, costumbres y moda de otras tribus urbanas. Chale, ¿de quién es la patente de vestirse como punk y de pensar como dark, o viceversa? Y por mera asociación de ideas, rescatamos el recuadro de la colaboración de José Blanco, publicada el pasado martes 18 de marzo en estas mismas páginas: “En la prueba PISA que se aplicó a jóvenes de 15 años en los 30 países de la OCDE, sólo 93 mexicanos, de los 30 mil estudiantes que presentaron el examen, fueron capaces de usar el cerebro, pensar y resolver problemas, que no consistían en memorizar una fórmula o un procedimiento para darle solución”. ¿Tendrá algo que ver lo anterior con la actitud de estos severos guardianes de identidades tribales?

Quien dio a conocer su postura ante esta lamentable situación fue el comité del tianguis Cultural del Chopo. Por supuesto, asociados y representantes reprueban la actitud belicosa de los antiemos. En consecuencia, dicha animadversión no ha logrado trascender a terrenos chopenses. El sábado anterior unos cuantos –entre seis y siete– chavos sin características especiales, es decir, no parecían ni metaleros, ni punks, trataron de reunir personal para hostigar a chavos y chavas con aspecto emo. Como se esperaba, nadie les hizo caso; prevaleció el espíritu primigenio del Tianguis: espacio donde convergen Todas las Manifestaciones Juveniles. Léase, metaleros, hip hoperos, rastas, hipies trendy, punks, góticos, rocanroleros, róquers, forever youngs, darks, jazzceros, progres, sicodélicos, skaseros, rockbileros, grouncheros, surferos, patinetos, fresas, curiosos, emos, et al., conviven chido.

 
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