Usted está aquí: viernes 21 de marzo de 2008 Sociedad y Justicia Depresivos y superficiales

Depresivos y superficiales

E. Olivares y R. Vargas

Su declarada bisexualidad, sus pantalones de tubo combinados con prendas dark y otras francamente kitsch y su perpetua depresión representan elementos que esgrimen quienes odian a los emo hasta llegar a la agresión física. En Internet existen numerosas páginas donde se les ridiculiza y se incita a la violencia en su contra: “Odio al puto emo”.

En esa gama de argumentos para la intolerancia se arguye que los emo carecen de identidad e ideología.

Los acusan de todo: superficiales, consumistas, depresivos, individualistas y de no representar un movimiento contracultural sino una moda.

“Me molesta que no tengan identidad propia; que roben lo de otras tribus”, dice Diego, alumno de la Prepa 5 y metalero confeso. Se queja de que su escuela está llena de emos. “Son un híbrido. Según ellos, odian a la sociedad pero siempre los veo felices y concientes de lo que hacen”.

Rechaza que se les agreda, pero simplemente no los soporta.

Lo mismo le ocurre a Tonatiuh. Estudiante del CCH Sur, tiene 16 años. Dice que no le encuentra sentido a su filosofía depresiva. “Compran, consumen y no se plantean salir de la depresión”.

Tampoco golpearía a un emo, pero justifica a quienes lo hacen porque, insiste, son falsos, hipócritas, superficiales; no tienen identidad y todos hacen lo mismo sin pensar.

Un lector de La Jornada escribe desde Querétaro: “no existe una ideología basada en la depresión, ésta es una enfermedad. No es sano cortarse por ser cool, ni grato arruinar verdaderos movimientos copiándolos… los verdaderos subterráneos dicen no al emo, pero no los atacarían”.

 
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