Usted está aquí: viernes 21 de marzo de 2008 Política Astillero

Astillero

Julio Hernández López
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■ Anular

■ Cada vez peor, el proceso del PRD

■ Sostenerlo acrecienta costos

■ El colmo: recurrir al TEPJF

Ampliar la imagen Arribo al CEN del PRD de las boletas electorales de algunos estados donde se solicitó que se hiciera el conteo voto por voto Arribo al CEN del PRD de las boletas electorales de algunos estados donde se solicitó que se hiciera el conteo voto por voto Foto: Marco Peláez

Pasmados, sin reflejos políticos a la altura de su crisis, el PRD y los dos principales aspirantes a presidirlo se niegan a aceptar que el proceso electoral interno se derrumbó y que entre más se tarden en declarar la quiebra más costos institucionales y personales habrán de pagar. Incluso, en el colmo de la impericia política, y dado que los contendientes Encinas y Ortega se aferran a la posibilidad de ser beneficiados con un triunfo pírrico, y que el aparato institucional perredista parece incapaz de anular las mencionadas elecciones internas, se anuncia por parte de Nueva Izquierda, y del árbitro de origen salinista, Arturo Nugalde, la posibilidad de que sea el manliofílico tribunal electoral federal el ente que tome la decisión final sobre el cochinero del sol azteca que cada día añade impensados episodios de delincuencia organizada básica (asaltos a autobuses donde se transportaría papelería electoral; robo descontonero, al estilo de los raterillos en los mercados, de maletas o portafolios con documentos comprometedores; vehículos transportadores de valores electorales que son custodiados por escoltas en prevención de atracos…).

Así como Juan Carlos Mouriño es un muerto político que pretende dárselas de vivo, la elección perredista de dirigente nacional es un proceso de funeraria política aunque sus administradores pretendan aparentar que hay fases pendientes y desenlaces por llegar. Ni Encinas ni Ortega podrán ejercer la dirigencia formal del PRD en condiciones que les permitan desarrollar sus programas y convicciones. Sólo les quedaría, en un acto supremo de engaño colectivo, llegar a los tradicionales arreglos y repartos que están en la base de la mercantilización histórica del perredismo.

Por lo demás, el tal proceso electoral interno ha reportado las peores consecuencias para el PRD: el Tribunal del Santo Oficio Televisivo ha condenado a la hoguera a los perredistas peleoneros y transas (con dedicatoria posdatada a los cercos y bloqueos en defensa del petróleo) y se ha instalado con toda intención el argumento de convalidación del fraude electoral de 2006 al tachar a un partido sabidamente antidemocrático, e infiltrado por el calderonismo, de vicios y aberraciones que según eso descalificarían las acusaciones de fraude presidencial que, en realidad, han sido sostenidas no por el mencionado PRD sino por un movimiento social amplio, marcadamente ajeno a la vida interna del perredismo, que ha avanzado y se ha sostenido a pesar de ese partido y en contra de algunos de sus dirigentes, coordinadores o funcionarios cooptados. Lo vivido hasta ahora ha dado armas a los adversarios de la izquierda para ridiculizar su actual vía crucis electoral, al contrastarlo con las acusaciones estridentes de 2006. Ya se bendijeron las encuestas de opinión, los conteos rápidos, los resultados preliminares, las caídas del sistema, las negativas al voto por voto y, ahora, porque los candidatos no declinan ni el PRD anula el proceso, se legitimará la actuación del tribunal electoral que con otros integrantes, pero las mismas mañas y sumisión, acabará anulando el proceso electoral perredista o instalando una irónica presidencia partidista de 0.56 o porcentajes parecidos.

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Emma Maldonado dice que “algunas veces estoy de acuerdo contigo y en otras no, sobre todo cuando atacas a AMLO, y no tanto porque no tengas razón, que la mayor parte de las veces estás en lo cierto. Pero, dime, con tantos ‘columnistas pensantes’, ¿qué necesidad hay de que tú también lo ataques? (…) Pero en realidad te escribía para comentarte acerca de la carta de Avelar. ¿No sentiste que la piel se te enchinaba al leer sus comentarios? Acertados o no, es lo que nos ha pasado a lo largo del tiempo, ¿no? Las peores corruptelas exhibidas y luego… no pasa nada”… Álvaro Aldama y Luebbert propone leer “la correspondencia de los hermanos Serdán en los momentos que precedieron la Revolución que costó al país el cinco por ciento de su población, más el crecimiento. En una carta, Aquiles Serdán comentaba que muchos pensaban que los mexicanos no teníamos valor para cambiar las cosas (palabras más, palabras menos), y ya ve lo que ocurrió. Vamos a cambiar las cosas, y no necesariamente sacrificando nuevamente al cinco por ciento de nuestra población”… Saúl Díaz comenta, desde el sureste del país, que “el lamentable proceso que vive la izquierda hoy hace pensar que si los chuchos con sus porquerías se hacen del control del PRD, que espero que no, lo mejor para el presidente legítimo sería aconsejar a la facción perdedora formar otro partido de izquierda joven, y que se someta a un proceso más democrático, dejando al PRD en el lugar que quiere tomar, el de palero. Todavía hay tiempo para un nuevo partido, que probablemente uniría a la gente cansada y decepcionada del papel de alcahuetes del PRD”… Hugo Valencia, desde Coatzacoalcos, critica las posturas “de conformismo ante lo que sucede en México, de actitud ‘responsable’ para tener una vida social complaciente”, pues lo que se pretende así es aplicar la tesis de que “si no puedes con tu enemigo, no te desgastes en combatirlo, mejor únete a él y vive tranquilo, aunque sin dignidad, al cabo que ésta tiene valor pragmático y es perfectamente olvidable”… Francisco Lizárraga Ochoa señala, desde Mexicali, que “el movimiento que encabeza López Obrador debe atreverse a marchar separado y distante del aparato burocrático que ha rebasado todas las expectativas de descrédito con sus comicios internos. Si AMLO quiere mantener viva la llama de la esperanza, hasta concretar un nuevo partido que sea eje de las luchas sociales y electorales, tiene que distanciarse de quienes asumieron la misión de impedir el desarrollo político del perredismo. Éste, como está, no tiene remedio. Y padece una enfermedad contagiosa, porque acá, en Baja California, los famosos chuchos juegan a ‘cogobernar’ con el PAN, y en cada acción documentan cínicamente sus corruptelas”… Y, mientras se recuerda en estos momentos difíciles a don Benito Juárez y entra la primavera, con su carga de alegría y fuerza, incluso para el combate cívico, ¡feliz fin de semana!

 
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