Usted está aquí: jueves 20 de marzo de 2008 Sociedad y Justicia Agresión impune a migrantes en el sur

■ Denuncian ONG ante la CIDH grave situación en la zona

Agresión impune a migrantes en el sur

■ Centroamericanos son objeto de múltiples violaciones a sus derechos

Víctor Ballinas

El padre Heyman Vázquez, de la Casa del Migrante ubicada en Arriaga, Chiapas, denunció ante el presidente de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), Paolo Carozzo, que en México la frontera sur está olvidada. Ahí se registran cotidianamente violaciones a los derechos de los migrantes centroamericanos que cruzan el territorio nacional en su ruta hacia Estados Unidos: “son asaltados, golpeados, secuestrados, y son objeto de violaciones sexuales, por delincuentes y autoridades de los tres niveles de gobierno”.

Muchos de esos migrantes, subrayó el religioso, “son asesinados por delincuentes. Los migrantes son los más vulnerables de los vulnerables; no tienen acceso a la justicia, si denuncian se les amenaza con la deportación, y cuando lo hacen, queda en la impunidad la violación a sus derechos”.

El sacerdote, junto con la Federación Internacional de Derechos Humanos (FIDH), Sin Fronteras y la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos participaron en el 131 periodo de sesiones de la CIDH realizado en Washington, en donde se efectuó una audiencia sobre Los derechos humanos de los trabajadores migratorios en tránsito en México, y ahí, ante el titular de la CIDH y los comisionados escucharon severas denuncias contra las autoridades mexicanas por las constantes violaciones de que son objeto los migrantes.

Heyman Vázquez, puso como ejemplo un caso: “en enero de este año me visitaron el coordinador del Grupo Beta nacional y el de Tapachula. En ese momento dos hondureños llegaron al albergue. Me contaron que en Pipijiapan, los federales les robaron 650 pesos, y documentos. Los del Grupo Beta –que me pasaron a visitar– los invitaron a subir a su camioneta y regresaron a Pipijiapan. Identificaron a los federales que les habían quitado su dinero, y se los devolvieron. Los regresaron al albergue. Y no pasó nada con los funcionarios. Las autoridades que cometen violaciones no son sancionadas”.

Javier Mújica, de la FIDH, relató ante la CIDH que en el primer trimestre del año pasado realizaron un estudio sobre la situación de los migrantes indocumentados que ingresan a México por la frontera sur en su travesía a Estados Unidos, y “ahí constatamos que es muy difícil saber cuántos migrantes mueren en su viaje al norte. Muchos mueren en el camino a manos de los polleros, de los maras, o delincuentes.

“Algunos pierden la vida al caer o ser arrojados de los trenes. De esas muertes no se habla, pero existen. Algunos cadáveres de migrantes fueron recogidos durante nuestra visita. Otros migrantes nos relataron que fueron testigos de la ejecución de un compañero suyo, o nos dijeron que en el camino encontraron restos humanos”.

Mújica expuso en Washington que en entrevista con funcionarios del gobierno de Honduras, les señalaron que en 2006 tuvieron reportes de que 168 migrantes murieron en su paso por México, y en el primer trimestre del 2007 iban ya 91. En Guatemala “se nos dijo que en el primer trimestre de 2007 se tenía el registro de 10 cadáveres repatriados, sin especificar las causas de los decesos. “México estaría obligado a dar cuenta de esa situación a los consulados para organizar la repatriación”.

 
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