Usted está aquí: jueves 20 de marzo de 2008 Cultura Funden artistas realidad e ironía contra la inequidad de género

■ Diecisiete creadores muestran fotografías y videos en el Museo de la Ciudad de México

Funden artistas realidad e ironía contra la inequidad de género

■ Invitan a reflexionar sobre el dominio masculino y la seducción de la televisión: Lourdes Almeida

■ La idea es sensibilizarnos ante el abandono de muchas personas, dice la curadora de la colectiva

Mónica Mateos-Vega

Ampliar la imagen La fotógrafa y curadora Lourdes Almeida, el pasado lunes, durante la entrevista con La Jornada La fotógrafa y curadora Lourdes Almeida, el pasado lunes, durante la entrevista con La Jornada Foto: Jesús Villaseca

Las mujeres de carne y hueso no se parecen a las que salen en la televisión.

En la vida real ellas “sudan, menstrúan, aman, odian, sueñan y mueren en la espera de un mundo equitativo, donde ser mujer no sea sinónimo de desventaja sino un tributo de vida, sabiduría y bienaventuranza”, señala la fotógrafa Lourdes Almeida, curadora de la exposición De corazón, que se presenta en el Museo de la Ciudad de México.

La muestra, organizada por el Consejo Ciudadano por la Equidad de Género en los Medios de Comunicación y el Derecho a la Información de las Mujeres, para celebrar el Día Internacional de la Mujer, presenta rostros femeninos “auténticos”, mediante la mirada de 17 artistas.

La obra invita a reflexionar en torno a la cultura del dominio de lo masculino que ocupa diariamente la atención de millones de personas, las cuales son seducidas por los medios electrónicos y el costo social de este fenómeno.

Retrato de un país en 15 minutos

La colectiva incluye “una mezcla de fotografía documental y construida, así como videos, para combinar realidad e ironía, porque hay una crítica fuerte hacia la inequidad de género”, explica Almeida en entrevista con La Jornada.

Las fotógrafas que participan son Adriana Calatayud, quien “cuestiona los ideales del cuerpo perfecto con un video que muestra escenas físicoculturistas en repetición”; Verónica Cardoso, cuya propuesta “va más allá de lo establecido, al reflexionar en voz alta sobre el género hegemónico y su opción alterna: el andrógino”; Yolanda Andrade, quien “abre la cruda realidad encontrando, sin embargo, luces desde lo cotidiano”.

También están presentes Cannon Bernáldez, quien introduce al espectador a la Casa de las Mercedes, “espacio que rescata y recupera niñas que han sido violadas y maltratadas cuando fueron obligadas mediante violencia a ser adultas o madres, cuando todavía jugaban a las muñecas”; así como la performancera Maris Bustamante (quien colaboró con Almeida en la curaduría de esta muestra) con El labio partido, “una acción que en 15 minutos muestra el retrato de un país”.

Ana Casas abre su álbum de recuerdos “para recalcar la diferencia entre experiencia y amor”, mediante un par de autorretratos en los que la acompaña su abuela; mientras que en un video, María José Cuevas “decide enfrentar los cuentos de príncipes y princesas, cuyas estructuras quedan introyectadas en las mujeres desde niñas para reproducir papeles inoperantes y sin vigencia histórica”.

Asimismo, Dani Edburg, como si fuera una directora de escena, reconstruye vivencias para criticar todo lo que refrenda la violencia contra la mujer.

De Maya Goded hay imágenes “que trabajan sobre el binomio real-cruel, para obligarnos a tomar una distancia que lleva irremediablemente a la inter e intra discusión”, al tiempo que Lucero González “no quita el dedo del renglón” y exhibe fotos de las cruces rosas por las mujeres asesinadas de Ciudad Juárez, “porque no podemos olvidarnos de nuestro entorno y hay que ir contra la repetición que propicia una costumbre o que permite viabilidad hacia la impunidad”.

Lourdes Grobet, “siempre de acuciosa mirada testimonial, expone la paradoja donde la feminidad que recibe golpes convive con la profesión que da golpes”: sus fotos de luchadoras, y la recién galardonada con el premio Hasselblad de fotografía, Graciela Iturbide, “magistralmente organiza, como siempre, metáforas icónicas sobre el permanente femenino-dolor”.

Favián Vergara “reconstruye situaciones terribles a partir de las que se narran en canciones que todos conocemos, con el humor, el sarcasmo y la plasticidad en perfecta intersección”.

Vida Yovanovich, quien ha dedicado gran parte de su obra a explorar la vida e identidad femeninas, “se concentra en la mujer en reclusión”, y Francisco Mata Rosas “de nuevo nos hace vivir la discriminación y su contradicción, al presentar una imagen de una pequeña mujer cargando un enorme costal, a manera de ofrenda a la patria o a la niña tzeltal junto a la consigna ‘cada mexicano debe engrandecer a la patria’, mientras escribe en un pizarrón”.

Amarillismo de la televisión

Lourdes Almeida también participa en la exposición con tres imágenes que representan tres generaciones, “para criticar de manera ácida y humorística los papeles de hija-madre-abuela, mediante una morfología hacia el kitsch”.

La fotógrafa detalla que el objetivo de la colectiva De corazón es “que todos nos demos cuenta de que, como ciudadanos, tenemos la culpa del abandono en el que se encuentran tantas personas.

“También por no exigir otras condiciones de vida ni ser capaces de apagar la televisión, porque la educación, la moral, la ética se están viviendo a través de ella y no son las reales. Te pasan lo que ellos quieren, con su filtro de burbuja, o te da el amarillismo, que tampoco es muy conveniente, porque te acostumbras.

“O lo que es peor, la televisión nos quita nuestra capacidad de ver. Por eso, cuando un fotógrafo capta todo lo que sucede en la calle y lo muestra en un museo, donde el público pone mucha atención, es muy impactante. Las personas se preguntan: ‘¿de verdad esto sucede allá afuera?, ¡qué barbaridad!’

“La fotografía hace reflexionar, el amarillismo de la televisión no, es grotesco, molesta. Quisiera que quienes miren De corazón se pregunten qué están haciendo para cambiar algunas de las situaciones aquí plasmadas, porque sólo si hacemos algo tenemos derecho de exigir. Si nos juntamos muchos podemos exigir una mejor comunicación”, concluye Almeida.

De corazón se presenta en el Museo de la Ciudad de México (Pino Suárez 30, Centro) y concluye el 22 de marzo. Luego se mostrará en la Universidad Autónoma Metropolitana, unidad Azcapotzalco (en cuanto concluya la huelga en esa casa de estudios).

 
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