Usted está aquí: miércoles 19 de marzo de 2008 Cultura Con fotografías y un libro documentan 165 años de una herencia cultural

Pasión en Iztapalapa propone un análisis del fenómeno social y religioso de la Semana Santa

Con fotografías y un libro documentan 165 años de una herencia cultural

■ La exposición incluye 130 imágenes y se inauguró ayer en las rejas del Bosque de Chapultepec

De la Redacción

El libro y la muestra fotográfica titulados Pasión en Iztapalapa documentan este fenómeno social y religioso con más de 130 imágenes de la autoría de ocho fotógrafos, captadas en 2007.

La idea es presentar el testimonio de una de las herencias culturales más significativas en el contexto del 165 aniversario de esa representación.

Jesús barbado y con túnica blanca, María doliente, Herodes ejecutor, los romanos de rostro duro, penitentes vestidos de satén morado con una gran cruz sobre el hombro, un perro dominado por un soldado, camisetas y cromos con la imagen de Cristo, las calles de un pueblo, espectadores acalorados y policías enfrentados, son sólo algunos de los personajes que aparecen en el mosaico de 280 páginas publicado por Océano y Trilce.

El prólogo del volumen es de Juan Villoro, el epílogo de Carlos Monsiváis, los textos y la edición de Laura Emilia Pacheco. Las fotografías son de Jorge Pablo Aguinaco, Carlos Contreras, Karel del Ángel, Ricardo Espinoza, Jesús López, Ricardo Maldonado, Guillermo Soto y Enrique Villaseñor.

La muestra fotográfica incluye una selección de imágenes tomadas del libro, impresas en gran formato, que son una crónica visual de ese ritual.

Las rejas del Bosque de Chapultepec servirán para mostrar la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo; la exposición se inauguró ayer y concluirá el 11 de abril.

Pablo Ortiz Monasterio, responsable de la selección de fotografías para el libro y curador de la muestra, explicó que había necesidad de dar cuenta de un fenómeno muy complejo, como la Semana Santa, en dos formatos muy distintos, ya que el libro permitía textos largos, explicaciones y referencias, situación inviable en la exposición.

Además, apuntó que la muestra es muy particular, por presentarse en la calle, ya que tiene dos tipos de espectadores: los transeúntes que son los más fieles y disponen de tiempo para observar a detalle. Y por otra parte, al instalarse sobre avenida Reforma, una de las más transitadas en la ciudad, automovilistas y usuarios de microbuses observan las láminas mientras lidian con el tráfico.

Narración elocuente

Otra peculiaridad, explicó Ortiz Monasterio, es el orden en que se colocaron las fotografías, pues si bien es cronológico –comienzan con el Domingo de Ramos y finalizan en el Domingo de Resurrección–, se dispuso en el mismo sentido de la vialidad, lo cual rompe con la lógica tradicional para leer, es decir, va de derecha a izquierda.

Por esa razón, hay dos principios y dos finales, cada uno con su respectiva introducción y créditos. “Hubo que hacer una adaptación de un libro que se lee de izquierda a derecha, o una exposición que se lee de derecha a izquierda”.

Finalmente, destacó que fue importante la búsqueda de una narración elocuente, pues “la exposición no sólo abarca 130 fotos sueltas, sino que hay un discurso en el que se van relacionando unas con otras para dar cuenta de un fenómeno que es prodigioso, vital, y que refleja la profunda religiosidad de México, de Iztapalapa y de la tradición mexicana”.

Con información de Alondra Flores

 
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