Usted está aquí: lunes 17 de marzo de 2008 Opinión Ciudad Perdida

Ciudad Perdida

Miguel Ángel Velázquez
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■ El del sol azteca, partido sin remedio

■ Fracaso, resultado de su proceso interno

Si como se dice en casi todos los ámbitos, el PRD ya no tiene remedio, entonces los resultados de la elección que ayer se efectuó no tienen la menor importancia.

Y es que no parece que en el ánimo de Alejandra Barrales, o de Jesús Zambrano, exista la intención de cambiar las reglas del juego en el organismo, y eso lo llevará a la muerte por asfixia, es decir, no hay forma de lograr un gobierno partidista acorde con las muy graves necesidades de su militancia, y de la capital.

La mejor prueba del fracaso fue la muy poca participación de la gente en la contienda. Esa situación demuestra claramente que los candidatos no despertaron el interés de los votantes, o peor, que han dejado de creer en el PRD, que ya no los representa.

Aunque se esperaba que la estructura de la Convención Nacional Democrática fuera un apoyo definitivo, se hizo evidente que quienes son miembros de la CND, se hallan fuera del PRD, y no quieren saber nada de ese partido, por más llamados que se hagan para que se conviertan en el soporte electoral perredista.

Después de dos décadas de existencia el PRD está vacío, y no son, por más que se diga, los pleitos internos los que han logrado el divorcio entre la gente y la organización partidista, sino el trabajo, principalmente de los legisladores en las diferentes cámaras, lo que ha decepcionado a los amarillos.

Ya no será necesario realizar otro diagnóstico para el Partido de la REvolución Democrática, la lección de ayer fue contundente. La Asamblea Legislativa del Distrito Federal ha sido la caja de resonancia de una fracción parlamentaria perredista dispuesta casi siempre a echar de lado los intereses de sus votantes para favorecer acuerdos con los enemigos políticos.

Ayer la gente sin tribu se cobró las ofensas, y sólo aquellos metidos en las formaciones tribales, los acarreados de siempre asistieron a las urnas, y a esto habrá que agregarle que tampoco se percibe algún aire que pudiera presagiar algún cambio que respondiera a los reclamos de todos aquellos que se han ido del sol azteca, al parecer para siempre.

Las primeras cifras que manejaron los perredistas hablaban de un abstencionismo cercano al 80 por ciento del padrón, que llegó al millón 300 mil personas, pero siempre se dijo que ese listado estaba inflado. No obstante, una votación por debajo de 50 por ciento sólo habla de fracaso.

Por cierto, la duda no era quién podría ganar en el DF, sino quién será capaz de reconstruir a ese PRD tan dañado. Si es verdad lo que ha dicho, una y otra vez, Alejandra Barrales, habrá limpia en el partido, pero no cambios. Ni modo.

De pasadita

La lección debe tomarse en cuenta. El viernes por la noche, Jesús Villareal Gallegos, funcionario de la Secretaría de Seguridad Pública local, que como ya sabemos aparece como representante de Pemex en los contratos que firmó Juan Camilo Mouriño, renunció a su cargo para ponerse a disposición de las autoridades responsables de las pesquisas. El caso es que eso no ha sucedido en el gobierno federal.

El funcionario de la Secretaría de Seguridad del DF fue despedido de la paraestatal petrolera porque después de firmar una enorme cantidad de contratos, decidió no hacerlo más, y eso significó su despido. Así se las gastan.

 
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