Usted está aquí: martes 11 de marzo de 2008 Política No soy entreguista, traidor ni colaboracionista

Entrevista a Jesús Ortega, líder de Nueva Izquierda, aspirante a dirigir el PRD

No soy entreguista, traidor ni colaboracionista

Conservadores del partido no quieren que las cosas cambien

El ex legislador federal se queja de que correligionarios lo agreden “por tener capacidad de diálogo, por querer hacer política”. Descarta que los comicios internos del próximo domingo estén en riesgo y ofrece “no expulsar o intentar excluir a los que piensan de manera diferente”

Alma E. Muñoz

Ampliar la imagen Jesús Ortega, durante el primer debate por la presidencia del sol azteca en febrero pasado Jesús Ortega, durante el primer debate por la presidencia del sol azteca en febrero pasado Foto: Francisco Olvera

Jesús Ortega Martínez se defiende: “no soy entreguista ni traidor, ni colaboracionista”. Titubea cuando se le pregunta si se considera víctima. “Soy agredido –dice– por compañeros de mi partido, el de la Revolución Democrática (PRD), con actitudes equivalentes a las de talibanes y estalinistas, en una campaña similar a la guerra sucia que enfrentó Andrés Manuel López Obrador en el proceso electoral de 2006.

“Dicen que soy dialoguista y, por tanto, soy traidor”, asegura en entrevista con este diario. Pero “me parece un verdadero absurdo que me señalen por tener capacidad de diálogo, por escuchar, por tratar de hacer política”. Y que no se entienda –subraya– que “se puede dialogar sin transar”.

El líder de Nueva Izquierda, la corriente mayoritaria en el PRD, también cuestiona que lo critiquen por no extralimitarse cuando asegura que ello significa tener sensatez. Es decir, subraya, “me acusan de moderado, de sensato, por tener capacidad de diálogo”.

Descarta que el enemigo a vencer en el proceso electoral interno sea López Obrador. “No. Yo estoy compitiendo con Alejandro Encinas, con Alfonso Ramírez Cuéllar y con Camilo Valenzuela, no contra Andrés, quien me parece un hombre de sentimientos nobles, muy consecuente con lo que piensa.”

Acusado, en la última fase de su campaña, por la presidencia nacional de su partido de haber negociado con fuerzas políticas ajenas al PRD –priístas, panistas y con Alberto Begné, presidente de Alternativa Socialdemócrata– para engrosar el padrón en su favor, el ex legislador federal sostiene que espera buenos resultados en la contienda del 16 de marzo, y rechaza que los comicios estén en riesgo. “Sólo veo nubarrones ficticios.”

Desde el inicio, Ortega cuestiona que compañeros de su partido “lo menos que me han dicho, y a mi corriente, es entreguista, traidor, colaboracionista, haciendo lo mismo que criticaron y que criticamos de la campaña contra Andrés Manuel, cuando decían que era un peligro para México. Con otras palabras están diciendo que soy un peligro para el PRD”.

Eso refleja, indica, que algunos compañeros “no han avanzado, sino retrocedido”, y “son incapaces de reconocer que alguien puede tener diferencias y no por eso se convierte en un traidor ni en un hereje al que hay que quemar en leña verde”.

–¿A qué atribuye las descalificaciones en su contra?

–Yo intento que la izquierda en México se modernice, pero hay un sector conservador que no quiere que las cosas cambien, y una parte está acostumbrada a visiones dogmáticas y doctrinales.

–¿Qué cambiaría de la izquierda?

–Que no fuera testimonial ni contestataria; que no se recreara en la oposición, sino que entendiera su papel de influencia para los cambios, pero hay un sector que cree cumplir su papel solamente haciendo la crítica, señalando los errores del otro, del gobierno, pero sin establecer competencia.

Además, “el PRD no puede dar la imagen de un partido conflictivo y violento. Estoy en contra de que se tome la Catedral Metropolitana y se afecten derechos de terceros con algunas manifestaciones inútiles”. Aunque sin duda –aclara– hay actos de protesta en los cuales “debemos ejercer nuestros derechos constitucionales, como la defensa del petróleo y contra el fraude electoral”.

–Pareciera que el liderazgo de López Obrador se ha convertido para algunos perredistas en factor de división o confrontación.

–El liderazgo de Andrés Manuel es indiscutible en el ascenso electoral del PRD. Sería necio, obtuso, que lo negara. Yo no voy a hacer eso de modo alguno. Pero quiero que entendamos que la lucha del PRD es por sustituir el poder unipersonal en la República, y si eso planteamos para el país, eso quiero para el PRD. No es contradictoria la presencia de liderazgos fuertes con una institución partidaria sólida, pero toda mi vida he creído en el partido y en la necesidad de una organización, más allá de los personajes.

–¿Está diciendo que el partido no debe regirse en torno a una figura, que el partido debe regirse por bases?

–Por estatutos, que sean los militantes quienes tomen las decisiones… No quiere decir que estoy contra los liderazgos; quiero que el partido sea una institución democrática que permita el equilibrio entre ésta y los liderazgos fuertes.

Ortega se pronuncia por una dirección colectiva. “Ya lo he dicho, si soy presidente voy a renunciar a la corriente, porque quiero hacer del PRD una dirección incluyente”, y mantendría la integración del Comité Ejecutivo Nacional por representación proporcional. De tal manera que, pese a estar en favor de la fiscalización de los grupos internos, está en contra de su desaparición, por ser el PRD un partido que en el origen está formado por ellos.

–¿Cómo le va a hacer Jesús Ortega para combatir las acusaciones en su contra?

–Acuérdate de lo que te digo: los fanáticos no cambian y acusan de traidor a todo el que cambia. Yo no voy a ser intolerante ni frente a los intolerantes; creo que el partido puede mantenerse vigente con su condición de pluralidad y de diversidad, y no voy a expulsar o intentar excluir a los que piensan de manera diferente.

–¿Así que seguirá desconociendo al gobierno de Felipe Calderón Hinojosa?

–Eso sí, sin duda. No está a discusión.

–Pero sí le apuesta al diálogo.

–Con las fuerzas políticas, no con el encargado del Ejecutivo federal –remarca la frase.

–¿Y con los secretarios de Estado?

–No, porque ahí están las cámaras (de Diputados y Senadores). Hay vida política más allá de Los Pinos, ¡por favor!

–¿Se considera víctima?

–No, sí soy… No me siento víctima, pero sí me siento agredido, porque quiero que el PRD sea diferente, por que su línea política cambie.

 
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