Usted está aquí: sábado 8 de marzo de 2008 Cultura Propone artista imágenes de horizontes llenos de color a partir de la dicotomía entre luz y sombra

■ Carlos Torres presenta la exposición Cielo desplazado en la galería Óscar Román

Propone artista imágenes de horizontes llenos de color a partir de la dicotomía entre luz y sombra

Fernando Camacho Servín

Para disfrutar la luz, hace falta primero conocer la oscuridad. Una define y da sentido a la otra, y en esa interacción se genera la belleza de todos los matices posibles.

El tema de la dualidad y la reinterpretación de las obras plásticas al ponerlas en contextos diferentes es el punto central de la más reciente exposición del artista chihuahuense Carlos Torres (1949), Cielo desplazado, que se inauguró el miércoles pasado en la galería Óscar Román.

La muestra se compone de 11 dípticos realizados en técnica mixta sobre papel y madera, divididos en las series Cielo-tierra y Cielo-agua, que plasman imágenes de horizontes llenos de color.

Con tonos vivos en rojo, azul, amarillo y violeta, cada pieza incorpora en su centro un fragmento de otra: una ventana de mar o cielo en una superficie rugosa y oscura, y viceversa. El resultado visual puede ser lo mismo plácido que dramático o irreal.

Dípticos para estimular al público

Torres, quien vive y trabaja en París desde 1974 y obtuvo el año pasado el título de Caballero de las Artes y las Letras, que otorga el gobierno de Francia, señaló en entrevista con La Jornada que siempre le ha interesado combinar elementos pictóricos de naturaleza diferente, para estimular la imaginación de los espectadores.

“Desde hace años trabajo así. Primero pinto el cuadro y, una vez terminado, lo quemo, lo meto en cemento, lo fragmento”, explicó el creador, cuya obra se ha incorporado a espacios públicos como el Hospital Federico Gómez y el Centro Cultural Universitario de la Universidad Nacional Autónoma de México, o el Colegio Integral El Ávila, de Caracas, Venezuela.

En su concepción estética, “el espacio que no podemos ver es tan importante como el que sí está. Con una parte completamos la otra, y estos dípticos son así, un diálogo entre lo vacío y lo pintado. Cuando uno habla de luz, habla de sombra, por supuesto. Es como la dicotomía entre el bien y el mal”, abundó.

Esta exposición “representa un punto más tranquilo, porque durante años he trabajado con gamas cromáticas y formatos diferentes. En esta ocasión, en lugar de querer impactar, quiero sugerir cosas de manera más sutil”.

Respecto de la técnica, Carlos Torres decidió en esta ocasión experimentar con diversos colores y texturas, en particular el acrílico, el lápiz y el carbón, sobre superficies “primarias” como tierra y cemento.

Cielo desplazado puede verse en la galería Óscar Román (Julio Verne 14, Polanco). Informes sobre el recinto y el artista, en www.galeriaoscarroman.com.mx y carlostorres.free.fr

 
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