Usted está aquí: viernes 7 de marzo de 2008 Cultura Sinaloa vive un auge literario y cada vez más surgen nuevos narradores

■ El devenir de la entidad y el narcotráfico permean sus obras

Sinaloa vive un auge literario y cada vez más surgen nuevos narradores

Fabiola Palapa Quijas (Enviada)

Culiacán, Sin., 6 de marzo. En los años recientes, la riqueza literaria de Sinaloa mantiene un auge gracias al movimiento Narradores que vienen del Norte, impulsado por el escritor Élmer Mendoza y otros autores, quienes se encargan de enseñar desde cómo contar en primera persona, corregir la novela hasta el diseño de personajes, la trama, la tensión narrativa y la puntuación.

Mediante cursos y un intenso programa de lecturas, han surgido nuevas voces que narran el devenir de la entidad y el problema del narcotráfico. La mayoría de autores editan su obra de manera independiente y sólo en algunas ocasiones cuentan con apoyo oficial.

Dentro de la narrativa del norte destaca la obra de Miguel Espinosa, César López Cuadras, José Ramón Ibarra y Juan José Rodríguez, quienes han publicado de manera constante.

Rodríguez (Mazatlán, 1970), poeta y narrador, señala que en Sinaloa existe un movimiento, pero “no sabemos si la necesidad real del país nos invita a contar nuestra realidad, porque estamos escribiendo cada vez más sobre experiencias de la región.

“Hay un lugar común que dice: ‘pinta tu ley y pintarás tu mundo’, así que hemos insistido mucho en mantener los temas sinaloenses, aunque en nuestro caso es, si pintas tu ley, pintas el tercer mundo, ya que la realidad inmediata nos acerca.”

Rodríguez asegura que le gusta la historia y hablar de su ciudad, sin embargo, no ha podido evadir el tema del narcotráfico. Considera que aún falta escribir la gran novela sobre ese problema, a pesar de que varios autores ya lo han abordado.

Rodríguez es autor de libros como Con sabor a limonero (Difocur, 1988), El náufrago del mar amarillo (Difocur, 1991), Asesinato en una lavandería china (Tierra Adentro, 1996), El gran invento del siglo XX (Joaquín Mortiz, 1997), Mi nombre es Casablanca (Mondadori, 2003) y La Casa de las Lobas (Plaza y Janés, 2005).

El autor, quien imparte un taller de creación literaria, explica que en el proyecto intervienen profesores, padres de familias e instituciones culturales, y en él se organizan círculos de lectura.

“En Culiacán tienen actividades con más de 200 niños que vienen de escuelas de la sierra para escuchar a los escritores. Creo que una de las causas de la violencia es la falta de educación. Lo inmerso que está el narco tiene que ver con la falta de referentes culturales y valores.”

Otro de los autores que comienzan una carrera literaria en Sinaloa es Álvaro Sandoval, quien obtuvo el Premio Binacional de Novela Joven Frontera de Palabras/Border of Words 2007 por la obra Lodo en tierra santa.

 
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