Usted está aquí: martes 4 de marzo de 2008 Espectáculos Andanzas

Andanzas

Colombia Moya

■ Llegaron los cisnes

■ Para Laura Urdapilleta

Como todos los años en esta temporada, la migración de cisnes blancos de la Compañía Nacional de Danza del Instituto Nacional de Bellas Artes arribó al lago del Bosque de Chapultepec, para ofrecernos la tradicional obra de Marius Petipá.

La hermosa parvada llegó, como desde hace ya algunos decenios, con toda la parafernalia de la corte del príncipe Sigfrido y el lujo de la época que, incluye en esta versión caballos, palafreneros y cortesanos sin faltar los personajes de una historia que data de 1895.

Como usted sabe, El lago de los cisnes, originado en Rusia y basado en una antigua leyenda popular, vivió diversas situaciones antes de lograr su estructura definitiva y de gran maestría en manos del coreógrafo francés, asentado en Rusia, Marius Petipa, con la obra del gran Piotr Ilich Chaikovski, cuya música imaginativa, poderosa y de inmejorable ritmo para la danza cuajó de forma imperecedera en el repertorio balletístico de todos los tiempos.

El lago de los cisnes es una obra que todos deben ver, y que todo aquel interesado en el ballet conoce, es de cajón. En ella se comprueba el nivel técnico artístico y emocional de la compañía y muy especialmente de las figuras protagónicas que encuentran en estos roles la culminación, dominio o claramente la madera de los grandes bailarines.

A pesar del increíble número de versiones que desde su estreno en el Teatro Marinsky de San Petesburgo, en 1895, se han hecho, la obra es tan perfecta que resiste todo. Realmente, ni queriendo la han podido perturbar. El desarrollo conjunto de cada elemento que la compone es justo y equilibrado en todos sus matices; desarrollo dramático y expresividad corporal; capacidad técnica e interpretativa; presencia y personalidad, que bien puede decirse que esta obra maestra es un compendio de lecciones del arte coreográfico, el uso de la creatividad sin límite y la traducción precisa de las emociones por medio de un código académico sólidamente fundamentado.

De ahí que la Compañía Nacional de Danza, a cargo del maestro Dariusz Blajer, continúe con la consecución y perfeccionamiento de las obras clásicas del repertorio del ballet en México, con la finalidad de poseer una especie de tesoro artístico que requiere de un enorme esfuerzo conservar y, sobre todo, desarrollar.

Por ese motivo la labor de personas como la maestra Clara Carranco, ex compañera mía del Ballet Contemporáneo de Bellas Artes, así como de la escuela de Danza de Cubanacán, en La Habana, y miembro del Ballet Nacional de Cuba hace ya una buena cantidad de años, recibió recientemente el reconocimiento, premio o medalla a su excelente trabajo pedagógico en esta Compañía Nacional de Danza, pues conoce al dedillo el andamiaje de una excelente mezcla de técnicas y repertorios que han llevado al Ballet Cubano al primer rango que desempeña, con Alicia Alonso al frente, en todo el globo terráqueo, sin exagerar.

Las funciones en la isleta del Lago de Chapultepec tienen en los papeles principales a Sandra Bárcenas y Raúl Fernández, Irma Morales y Erick Rodríguez Aurora Vázquez, Jaqueline López y Jiandi Martínez, con el villanazo Rothbar, a cargo de José Luis González.

Cabe mencionar que esta corta temporada, que cerrará el 12 de marzo con posible extensión si el tiempo lo permite, estará dedicada como un homenaje a la gran bailarina mexicana recientemente fallecida Laura Urdapilleta, cuya interpretación precisamente de Odette-Odile en El lago de los cisnes es inolvidable para quienes tuvimos el gusto de verla bailar.

Ojalá las nuevas generaciones de bailarines pudieran conocer el pasado de la danza mexicana, aunque intereses diversos, olvido o flojera no hayan destacado la verdadera labor, cada grano de arena en la construcción de una actividad, que es de todos ciento por ciento, y no de unos cuantos “buzos”, pues muchísima gente bailamos por años, regalando nuestro trabajo por el amor y pasión por la danza, La danza, fugaz mariposa de las artes.

Así, pues, acérquese al Bosque (los niños, bien abrigados) de miércoles a domingo a las 20 horas. Consulte cartelera, por favor.

 
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