Usted está aquí: lunes 3 de marzo de 2008 Mundo Dmitri Medvediev, virtual ganador de las elecciones presidenciales en Rusia

■ Con 85 por ciento de boletas escrutadas alcanza casi 70 por ciento de la votación

Dmitri Medvediev, virtual ganador de las elecciones presidenciales en Rusia

■ El sucesor de Putin tomará posesión en mayo

■ Rebasa 65 por ciento el índice de participación

■ Observadores extranjeros califican los comicios de “no justos”

■ Descalabro para la izquierda

Juan Pablo Duch (Corresponsal)

Ampliar la imagen Dmitri Medvediev en la rueda de prensa que ofreció este lunes en Moscú, luego de conocer los resultados preliminares de la elección presidencial que prácticamente le otorgan el triunfo con una amplia ventaja sobre su más cercano rival Dmitri Medvediev en la rueda de prensa que ofreció este lunes en Moscú, luego de conocer los resultados preliminares de la elección presidencial que prácticamente le otorgan el triunfo con una amplia ventaja sobre su más cercano rival Foto: Reuters

Moscú, lunes 3 de marzo. Dmitri Medvediev, el sucesor designado a dedo por Vladimir Putin, será el nuevo titular del Kremlin en los próximos cuatro años, de acuerdo con los resultados preliminares de los comicios presidenciales celebrados ayer domingo en Rusia.

Concluido el recuento de 85.4 por ciento de las boletas, poco antes de las cuatro de la mañana hora local, Medvediev obtuvo 69.8 por ciento de los votos, muy por delante del líder comunista Guennadi Ziuganov con 18.1 por ciento; el ultranacionalista Vladimir Zhirinovsky con 9.5 por ciento y el desconocido Andrei Bogdanov con 1.2 por ciento.

El candidato del Kremlin –al superar la mitad de los sufragios emitidos, requisito fijado por la legislación electoral– se convierte en nuevo presidente de Rusia, sin necesidad de ir a segunda vuelta.

Medvediev, a sus 42 años, será el más joven jefe de Estado ruso desde 1917, sólo después de Aleksandr Kerensky que asumió la presidencia del gobierno provisional surgido a la caída de los zares, cuando tenía 36 años.

El nivel de participación, asegurado por los caciques regionales que reportaron altísimos índices en sus feudos, alcanzó 67.7 por ciento del padrón, compuesto por casi 109 millones de rusos con derecho a votar, que es superior en cerca de seis puntos al registrado en las presidenciales de 2004.

En regiones apartadas de Moscú, Medvediev obtuvo resultados tan abultados que rayan lo inverosímil, como sucedió –por poner tres casos– en Chechenia, Bashkiria o Ingushetia donde, respectivamente, votaron por él 89, 94 y 98 por ciento de cuantos acudieron a las urnas, según las autoridades locales.

No hubo sorpresa alguna respecto del ganador más que presumible, ni al amplio margen que tendría sobre sus contendientes ni al elevado índice de participación.

Con la victoria de Medvediev, en estos comicios calificados de “no justos” por observadores extranjeros, Rusia se encuentra en la antesala de instrumentar una inédita fórmula de gobernar, un binomio Presidente-Primer ministro, en el cual el segundo, en teoría subordinado y al menos por ahora, tendrá mayor peso que el jefe de Estado nominal.

Porque, a juzgar por las cifras preliminares, todo indica que Medvediev estará muy cerca de igualar el respaldo de 71 por ciento en las urnas que Putin logró, hace cuatro años, aunque no conseguirá rebasarlo de manera contundente.

El significado de este dato podría parecer meramente simbólico, pero –al no llegar al 80 por ciento que auguraban los sondeos de intención de voto– sin duda servirá para contener las expectativas de protagonismo del nuevo jefe de Estado respecto del presidente saliente que, tras aceptar ser su primer ministro, lo llevó al triunfo.

Por encima del papel formal de Medvediev, la influencia de Putin en la toma de decisiones se mantendrá en la medida en que siga siendo factor de equilibrio entre los diferentes clanes de la elite gobernante que se conformó durante su gestión al frente de Rusia los ocho años recientes.

Estos grupos, con fuertes intereses en la economía rusa, promovían candidato propio al Kremlin y es de suponer que los perdedores no se sienten felices de ver a Medvediev en el Kremlin. Putin, hoy por hoy, es el único que puede mitigar, aunque no evitar del todo, la soterrada lucha de clanes por el poder.

El líder de la oposición de izquierda, Guennadi Ziuganov, representa la segunda fuerza política de este país, pero su porcentaje de votos más que avance representa un descalabro para su carrera como aspirante a la presidencia, comparado con el virtual empate técnico que tuvo con Boris Yeltsin (32.49 contra 35.79 por ciento) en la primera vuelta en 1996 y con el 30.51 que sacó frente a Putin en 2000.

Claro que es mejor que el 14 por ciento del candidato comunista en 2004, Nikolai Jaritonov, pero que ahora Ziuganov consiga 52 puntos porcentuales menos que Medvediev confirma que la oposición de izquierda requiere acometer una urgente renovación de su liderazgo y modernizar su discurso para poder volver a ser una alternativa de gobierno en Rusia.

Aunque la oposición de derecha no pudo postular ningún candidato, debido a que las autoridades electorales denegaron el registro al ex primer ministro, Mijail Kasianov, por considerar que 13 por ciento de sus firmas de respaldo eran falsas o imposibles de verificar, y alega que estos comicios fueron “una farsa”, los votos recibidos por los cuatro contendientes que sí participaron equivalen a la voluntad de dos terceras partes del padrón.

Medvediev tomará posesión el 7 de mayo siguiente.

 
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