Usted está aquí: martes 26 de febrero de 2008 Política Larrea prefiere pagar a esquiroles que cubrir indemnizaciones: Gómez Urrutia

Afirma que nunca pidió refugio en Canadá y que sólo espera una resolución para regresar

Larrea prefiere pagar a esquiroles que cubrir indemnizaciones: Gómez Urrutia

“Me fui porque querían no sólo meterme a la cárcel, sino acabar con la organización”

El gran negocio de los administradores de minas es crear pequeñas empresas para subcontratar, asegura

Patricia Muñoz Ríos/II y última (Enviada)

Ampliar la imagen Napoleón Gómez Urrutia asegura que transita libremente en Canadá Napoleón Gómez Urrutia asegura que transita libremente en Canadá Foto: Patricia Muñoz

Vancouver, Canadá. “Nos engañaron, nos ofrecieron 20 mil pesos por dos meses de trabajo y cuando llegamos nos dijeron que teníamos que agarrarnos a chingadazos con los mineros que quieren quitarle la empresa a su dueño”, es la voz de un hombre que fue reclutado en Tijuana y se lo llevaron –junto con muchos más– a Cananea para meterse a la mina en huelga con una promesa de empleo para “resguardar la seguridad”.

El hombre y otro acompañante que se negaron a dar su nombre fueron videograbados por los mineros de la sección de 65 de Mexicana de Cananea sin que se dieran cuenta. El video se lo enviaron desde Sonora hasta Vancouver al dirigente minero Napoleón Gómez Urrutia, quien al escucharlo no se aguanta y estalla: “¡Ahí tienen al empresario modelo, a Germán Larrea, que prefiere pagarle a esquiroles, que prefiere pagar publicidad y a 50 despachos de abogados, y se ampara para no pagarle a los familiares de los muertos en Pasta de Conchos! ¡No tiene madre!”

Mientras ve el video, el dirigente que nos citó por segunda ocasión en un hotel de la ciudad no puede quedarse sentado, lo ve de pie y no pierde detalle de la grabación en la que los hombres detallan cómo son reclutados con engaños, cómo viven en “galerones” improvisados dentro de las instalaciones de la empresa propiedad de Larrea. Señalan que pasan frío, hambre y que son instruidos por un encargado al que le dicen el coronel o el general; ahora les dicen que los 20 mil pesos se los van a entregar hasta que pasen los dos meses, por lo que mejor fueron al sindicato a pedir para su pasaje y regresarse a Tijuana, pues los “chingadazos” van a salir muy baratos.

“¿Cuántos como ustedes están adentro de la empresa?”, le pregunta uno de los mineros.

“Como 400, pero dicen que van a contratar 700”.

“Ah bueno –responde el minero–, nosotros somos más de mil, nos toca de a uno”.

Gómez Urrutia, quien sigue la grabación mientras se le pregunta si no se ha convertido en un “dirigente sindical virtual”, responde con un rotundo “¡no!”, o “¿crees que los incrementos salariales de 9 por ciento para los mineros se consiguen vía Internet? No, hay todo un trabajo de logística que nos ha permitido estar presentes en el sindicato; aquí llegan trabajadores a consultar y acordar”.

–¿No que era un misterio donde se encontraba?

–No, para nada. Viajo a varias ciudades de Canadá a todos los actos sindicales de la región; voy a todas las reuniones de la Federación Internacional de Trabajadores Metalúrgicos; incluso salgo, voy a correr a diario. Si salí de México fue porque querían no sólo meterme a la cárcel sino acabar con la organización para entregársela a sindicatos blancos y al Sope y los Sopecitos –sobrenombre con el que se conoce en el gremio al ex dirigente minero Elías Morales y sus correligionarios.

–¿Qué opina de que el secretario del Trabajo, Javier Lozano, lo acuse de irresponsable por señalar que sí se pueden rescatar los cuerpos de los mineros de Pasta de Conchos, y de por qué no se meten usted y su familia a las minas?

–Yo le diría con todo respeto a Lozano que visite alguna mina para que conozca una; es muy fácil hacer esas afirmaciones desde el poder. Yo más bien me preguntaría si el secretario opinaría igual si un padre, un hermano o un hijo suyo fuera de los que estuvieran dentro de la mina de Pasta de Conchos, si no apoyaría el rescate. Los mineros sabemos que es posible sacar los cuerpos y que es el empecinamiento de Germán Larrea lo que lo impide.

“Ojalá (Lozano) se entere más de la actividad, pero además le quiero corregir algo, porque yo desde el primer día de la explosión en Pasta de Conchos bajé a la mina. Dudo que exista alguien que haya estado en más minas que yo en el país, y no son visitas turísticas”.

–Lo han acusado de que no se ensucia los zapatos.

–Es una forma de descalificar, pregúntale a los trabajadores. ¿Por qué crees que tengo el apoyo de todos los mineros? Me los he ensuciado más que los que están cómodamente instalados en sus oficinas de la ciudad de México.

Gómez Urrutia, quien ya está escribiendo un libro, habla sobre el conflicto ampliamente, incluso nos revela en la entrevista que hay toda una red de corrupción alrededor de las empresas mineras, ya que muchas de ellas crean compañías paralelas para subcontratar trabajadores y evadir no sólo al sindicato, sino el pago de impuestos. Pero el gran negocio de muchos administradores de minas es abrir compañías pequeñas para contratar mineros por 80 pesos diarios, y cobrarles a las empresas 800 por cada uno de ellos.

El dirigente se mantiene muy reservado con su vida privada, revela pocos datos personales, platica que vive aquí con su esposa –la cual también quiere escribir un libro que podría titular Recetas en el exilio–, así como con uno de sus hijos.

De paseo por algunas de las calles de esta ciudad, considerada una de las que tienen más alto nivel de vida a escala mundial y también de las más caras, señala que no vive en una zona exclusiva, aunque según observa la reportera, toda ella lo parece. Y es ahí donde le preguntamos ¿cuándo va a regresar a México?, y suelta una risa corta: “Ya no quiero adelantar ninguna fecha, porque cada vez que lo hago inventan más cosas para retrasar mi retorno”.

Explica además que él nunca solicitó refugio en Canadá, que entró con visa de trabajo y que ya sólo espera una resolución para regresar a México.

–¿Sus abogados son más inteligentes que los de Grupo México, o por qué les ha ganado todas las demandas?

–Así parece –dice sonriente. Pero lo que pasa es que no pudieron encontrar nada, ninguna acusación tuvo sustento, esa es la verdad, todo se les ha caído y pronto voy a tomar el avión a México.

Sorprende cómo está enterado de todos los pasos de sus opositores, cómo supo de la campaña mediática que se le avecina, de los pagos que ya se hicieron para sustentarla, de todo lo que pasa en las secciones, de las reacciones diarias del secretario del Trabajo y Previsión Social, “¿cómo le hace?”, se le cuestiona, y pide que la reportera apague la grabadora.

 
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