Usted está aquí: viernes 22 de febrero de 2008 Espectáculos En la Cineteca, oportunidad única para ver la obra de Carl Theodor Dreyer

El Ficco proyectará la producción completa de este cineasta danés, incluidos cortos

En la Cineteca, oportunidad única para ver la obra de Carl Theodor Dreyer

Inicia con Ordet, la palabra, cinta que al parecer Reygadas le rinde homenaje con Luz silenciosa

Juan José Olivares

Ampliar la imagen Fotograma de la película Vampiro, de Carl Theodor Dreyer, que forma parte del ciclo presentado por el Ficco Fotograma de la película Vampiro, de Carl Theodor Dreyer, que forma parte del ciclo presentado por el Ficco Foto: Cortesía Cineteca Nacional

En un pueblo de Dinamarca en los años 20, las creencias religiosas dividen a sus habitantes: el patriarca Morten Borgen, sus tres hijos y la esposa de uno de éstos. Al morir la nuera del patriarca por un mal parto, la familia se envuelve en una crisis de fe, excepto la pequeña hija de la muerta y otro de los hermanos, quien cree ser Jesucristo.

Se trata de la historia de Ordet, la palabra, película realizada en 1955 por Carl Theodor Dreyer (cineasta danés, considerado uno de los más influyentes de Europa, al nivel de un Ingmar Bergman), que anoche en la Cineteca Nacional abrió el ciclo que el Festival de Cine Contemporáneo de la Ciudad de México (Ficco) dedicó a esta autor poco conocido en nuestro país, pero que ha influido en muchos realizadores actuales. Y mencionamos entre los influidos al mexicano Carlos Reygadas, al menos que haya sido una gran coincidencia el final de Luz silenciosa con los 30 minutos finales de Ordet, la palabra.

“Es una paráfrasis. Si pasan más de 20 años es homenaje, si es menos, es plagio”, comentó el director de la Cineteca, Leonardo García Tsao, respecto a las similitudes entre esta obra de Dreyer y la cinta de Reygadas. En Ordet… se habla de unos daneses de los años 20 y en Luz silenciosa de unos menonitas de Chihuahua en la época actual.

Pero lo importante es que el Ficco trae a la Cineteca la obra completa del danés. Cintas como El presidente (1919), Páginas del diario de Satán (1919); La pasión de Juana de Arco (1928); Vampiro, la extraña aventura de Allan Grey (1932); El puente de Storstrom (1950), Gertrud (1964)… toda la obra, incluso algunos cortometrajes, se exhibirá en este recinto.

Cabe señalar que la recopilación se hizo desde hace tres años en varios institutos como el de Dinamarca, la Filmoteca de Bolonia, el Instituto de Cine de Noruega, el de Suecia, el Instituto Murnau y la filmoteca de la UNAM.

“Dreyer nunca fue un caballito de batalla como otros autores como (Robert) Bresson o (Ingmar) Bergman. Incluso en la época dorada del cineclub”, aseguró García Tsao, quien abundó que este cineasta “siempre se mantuvo ajeno a nuestras pantallas, por lo que es una oportunidad única para recuperar una obra fundamental. Nos da gusto que el Ficco nos ofreciera este ciclo. Las mayoría de las cintas son estrenos. Es irrepetible para verlo de esta manera (en pantalla grande). Desde el año pasado que con el Ficco hicimos lo de Bresson, me comentaron sobre lo de este ciclo, que es magnífico”.

Dreyer nació en Copenhague en 1889. Su infancia, como narra José Antonio Valdés en su síntesis sobre este autor, transcurrió entre orfanatos y familias adoptivas. Fue empleado de telégrafos, periodista, hasta aviador. Sus influencias fueron Víctor Sjöstrom y David W. Griffith. Debutó con la narración de un conflicto moral de un magistrado en El presidente. “Dreyer siempre fue renuente a seguir la moda, unió su filmografía por la angustia de vivir, el miedo al paso del tiempo, el terror a lo desconocido y la pérdida de la fe”, como en Ordet, la palabra.

 
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